Se aprovechó como una escalera y después le da la patada.

“Pero, los que se profesan cristianos y como tales se organizan tienen la obligación de confesar su fe en Cristo de usar, en su actividad social y política, aquellos métodos que estén de acuerdo con dicha fe.  Y sigo explicando como el fanatismo político, la euforia de las reivindicaciones puede hacer olvidar las exigencias de la fe cristiana, puede hacer olvidar que la política no es la única dimensión del hombre y que para un cristiano la fe es lo primero.  Y por eso, yo reclamo que si algunos cristianos, habiendo sido motivados en un principio por su fe cristiana para tomar un compromiso en favor de los pobres, lamentablemente perdieron aquella fe y la consideran ahora sin valor; como decimos vulgarmente:” se aprovechó como una escalera y después le da la patada”, y esto puede suceder con la Iglesia quienes la utilizaron y cuando ya no les sirve, la Iglesia les sale sobrando. ¡No nos extrañe! Solamente les pediré esto: los exhortamos a la sinceridad y a no utilizar una fe que ya no tienen para conseguir sus objetivos políticos, por más justos que fueren.”

Monseñor hace dos llamadas muy claras. Una es para aquellos cristianos/as que desde su fe se comprometen en la dimensión política de la vida, y otra es para aquellos que han abandonado el interés en la fe cristiana y que por intereses políticos siguen utilizándola para conseguir sus objetivos.  Miremos ahora al primer grupo.

En diversas oportunidades Monseñor Romero ha hecho llamadas muy claras a las y los creyentes a organizarse y a asumir su responsabilidad política para lograr juntos/as arrancar de raíz el sistema injusto y para lograr los objetivos de justicia, solidaridad, libertad, verdad,…  No hay duda: Monseñor estaba convencido que no se puede vivir cristianamente sin asumir el compromiso político.  Sin embargo miraba también como no pocos cristianos/as han subordinado su fe, los valores fundamentales de la fe en Jesús y el Reino de Dios, a la misión política.  Hizo referencia a quienes absolutizaron la dimensión política de la vida, sacrificando todas las otras dimensiones de la vida humana, a quienes se pusieron de rodillos ante los ídolos del poder, de la ideología y de la organización (popular, partidaria,..).  Monseñor vio que los métodos de lucha fueron construidos y aplicados sin la inspiración y sin el fundamento cristiano. 

Hubo un tiempo que algunos autores lanzaron conceptos de desarrollo personal como por ejemplo “primero lo primero”, desafiando a las personas a definir por si mismas qué es realmente lo primero en la vida y a actuar según su opción “primera”.  Monseñor Romero nos dice en esta cita que para los cristianos/as “la fe es lo primero”. Es decir que para quienes están de verdad convencidos que el camino de Jesús es fundamento de su vida, verán todas las dimensiones de su vida a la luz del Evangelio: la relación de pareja, la familia, la vecindad, la comunidad, la colonia donde vivimos, el entorno de  trabajo o de estudio, la organización local, gremial y política, también la vida personal.  ¿Cómo estamos las y los cristianos/as con “primero lo primero”?

El segundo grupo que monseñor Romero enfoca son los que utilizan la fe y la iglesia “como una escalera y después le dan la patada”. Es una expresión fuerte.  Dice que  no le extraña que haya personas que han considerado la iglesia como algo útil para logra otros objetivos y luego la abandonan como inútil para la lucha (política, ideológica).  Sin embargo Monseñor les hace una llamada crítica y les exhorta firmemente “a la sinceridad y a no utilizar una fe que ya no tienen.”  Es algo muy común en los espacios de poder cuando terminan los discursos con frases como “que Dios bendiga…”.  Esto es claramente utilizar un lenguaje de fe con fines políticos.  Ningún político/a debe presentarse como instrumento de bendición de Dios, ni utilizar espacios o tradiciones religiosas para sus objetivos políticos.  En países cuyo gobierno se jacta de ser “cristiano” el discurso oficial utiliza y abusa constantemente del lenguaje cristiano, se hace profeta de la Divina Providencia y repite que las acciones del gobierno son expresión de su amor a Dios.  Mientras tanto de diversas maneras se silencia la voz de la Iglesia.

Terminamos comentando que en el lenguaje popular, también en algunas redes sociales sobresalen “las bendiciones”. ¿No sería urgente preguntarnos si nuestra manera de vivir y de actuar y de hablar es realmente una bendición (un bien, un aporte a la vida) para quienes viven con y alrededor de nosotros/as?  Dejemos de hablar de las bendiciones que queremos que Dios derrame y seamos bendición unos/as para otros/as.  No tengamos miedo.

Reflexión revisada para el 12 de mayo de 2024.  Reflexión escrita originalmente (16 de mayo de 2021) a partir de la homilía de Mons. Romero en la fiesta de la Ascensión del Señor, celebrada el domingo 27 de mayo de 1979.  Homilías de Monseñor Oscar A Romero. Tomo IV. Ciclo B, UCA editores, San Salvador, p. 487

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