No se dice la verdad.
| Luis Van de Velde
“Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque está comprado, esta amañado y no se dice la verdad.” (2 de abril de 1978)
De 1978 hasta 2025... ¿ha cambiado algo en cuanto a esta cita de monseñor Romero? Los medios de comunicación son empresas privadas o estatales. De las privadas, algunas son comunitarias (las radios de ARPAS, por ejemplo). En El Salvador todavía existe una ley, que, si no nos equivocamos, data de principios del siglo pasado, que exonera a los dueños de los periódicos de impuestos porque informar al pueblo se consideraba un servicio social. Hoy todos nos damos cuenta de que los periódicos, la radio y la televisión, e incluso Facebook y otras plataformas viven de la publicidad que publican y de los anuncios comerciales. Los medios estatales se financian con los impuestos de todos y todas. Y el segundo aspecto a recordar es que los medios solo publican lo que conviene a los intereses económicos, políticos y religiosos que están detrás. Su punto de vista de la realidad, la selección de lo que es noticia y lo que no, la manera de presentar las noticias con fotos o sin fotos, en primera página o al final, etc., todo esto está en función de los intereses de los propietarios de los medios. Los medios comunitarios tienen la tarea ser «voz de la comunidad», de sus luchas, demandas, esperanzas y decepciones.
Al escuchar o leer noticias, siempre hay que recordar qué medio las ha producido, quiénes son los dueños, cuáles son sus intereses y averiguar con quiénes están en conflicto por los mismos intereses. Lo triste y engañoso es que varios medios de comunicación se jactan de que ellos son «la verdad». Esto ocurre en las llamadas derechas e izquierdas, en medios de comunicación dirigidos por autoridades religiosas y en medios estatales.
Lamentablemente, gestionar un medio de comunicación requiere una gran inversión económica y no está al alcance de las organizaciones populares, a no ser que encuentren algún padrino, que, por supuesto, también tiene sus intereses y no duda en imponer sus directrices. En este sentido, la comunicación se ha convertido en uno de los grandes poderes en manos de élites, autoridades, gente con poder económico y político.
Ahí aparece la famosa frase del Evangelio que Pilato pone en boca de Jesús: «¿Qué es la verdad?». La verdad es un don de Dios que podemos recibir en vasos de barro. Decía monseñor que la gloria de Dios es que los pobres vivan, que tengan vida en abundancia, así que podemos completar: la verdad de Dios es la verdad de la vida de los pobres. La vida real y concreta de las familias pobres (víctimas) es el único lugar desde donde se puede percibir la verdad de la vida, la verdad de Dios.
Quizás lo más grave y lo más inhumano en estos tiempos es la verdad sobre el pueblo palestino viviendo en ruinas, totalmente destruido por el gobierno de Israel (en complicidad con los EE. UU. y gobiernos europeos): sin acceso a ayuda humanitaria, sin agua, sin energía eléctrica, con escuelas y hospitales destruidos, sin viviendas, siempre huyendo de un lado a otro. Pero también están las víctimas de guerras como las de Ucrania, Sudán, Yemen, el este de Congo, etc. Están las millones de familias que viven sin los ingresos mínimos para sobrevivir en zonas «marginales», cerca de ríos y quebradas. Es un escándalo que los medios de comunicación, también las redes sociales, hagan todo lo posible por callar la realidad de los millones de hambrientos, mientras se nos informa sobre el crecimiento de la fortuna de los más ricos del mundo. Noticias de accidentes viales, viajes al espacio, noticias sobre casos de criminalidad, etc., parecen más importantes que la verdad sobre la vida de las y los pobres en este mundo. Ellos y ellas son la mayoría.
“Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque está comprado, esta amañado y no se dice la verdad.”
Cita 6 del capítulo VII (La Verdad ) en el libro “El Evangelio de Mons. Romero”