1. La justicia social como única arma capaz de vencer a los enemigos de la democracia.

Hoy 24 de marzo de 2024 conmemoramos el asesinato de Monseñor Romero (el día 24 de marzo de 1980), hoy hace 44 años. 

Hoy, en 2024, celebramos domingo de Ramos.  Hace 44 años era en San Salvador la celebración de la Pascua de Monseñor frente a catedral con una inmensa cantidad de personas presentes.  Una celebración intervenida violentamente con muchos heridos y muertos.

Nota[1] sobre la enumeración de las reflexiones semanales.   

“Da una esperanza oír la palabra del ministro de Justicia, que declaró allá mismo que “la justicia social es la única arma capaz de vencer a los enemigos de la democracia y de los supremos valores de la humanidad”. ¿qué otra cosa ha gritado la Iglesia de Jesús ante estas realidades espantosas de nuestro pueblo? Es el pueblo que ahora pide al Señor: “Señor inspira unas estructuras más humanas, más fraternales, en que haya verdaderamente un deseo de la liberación de nuestro pueblo”.

Las elecciones recién pasadas han resultado en una nueva configuración política en El Salvador, a pesar de las irregularidades (legales y prácticas).   Algunos seguirán con mensajes apocalípticos sobre lo que según ellos va a suceder.  Otros tiran la pelota en la cancha del gobierno que cuenta con mayoría absoluta en el órgano legislativo.  Otros se esconden fuera de la cancha para poder criticar.  Otros gritan victoria y aun se emborrachan del triunfo electoral.  Sin embargo la realidad histórica exigirá cambios radicales – conversión, en términos de fe – para poder responder a las esperanzas y expectativas de muchas generaciones en nuestro pueblo en cuanto a la calidad de vida[2] en lo económico y social. 

En su homilía del domingo de Ramos en el año 1979 Monseñor Romero nos recuerda y nos repite algo fundamental. A pesar de ser una cita de un miembro de un gobierno opresor, Monseñor nos dice a todos y todas: “la justicia social es la única arma capaz de vencer a los enemigos de la democracia y de los supremos valores de la humanidad”.

Se ha escrito mucho sobre la democracia en El Salvador, los riesgos de perder los avances democráticos, sobre los valores democráticos, etc.  Cada uno/a y cada organización desde su punto de visto y desde sus intereses particulares está en la trinchera.   Monseñor Romero nos llama con toda claridad.  No son discursos, no son gritos por radio  y TV, o insultos por las redes sociales que van a aportar en la construcción de una verdadera democracia.  La lucha por la justicia social es el fundamento de la lucha por la democracia.  De nada sirve contar con partidocracia o con democracias formales pero no reales.  La democracia auténtica es como la paz, fruto de la justicia social. Un amigo me decía hace unos años: “los pobres no comen democracia”.  Solamente cuando se empieza a transformar las estructuras de la sociedad, arrancando de raíz las injusticias económicas, sociales, políticas y culturales, se aportará para que aparezca la verdadera democracia. 

Nos parece que después de las recientes elecciones es importante escuchar a Monseñor Romero: solo la justicia (en todas sus dimensiones) será “capaz de vencer a los enemigos de la democracia y de los supremos valores de la humanidad.”   Urge que el pueblo y sus auténticas organizaciones tomen las riendas de esa lucha por la justicia.  Miembros de las CEBs deberían ser sal y fermento en las ADESCOS, cooperativas y federaciones, sindicatos, organizaciones de gremios,….  No es solamente una tarea para el gobierno, o la asamblea legislativa, sino en primer lugar es responsabilidad de todos y todas.   Urge tomar conciencia de las estructuras injustas que nos han impuesto y que dominan nuestras vidas. Urge que sembremos las inquietudes a partir de las preguntas sobre el porqué de la situación de las cosas. ¿Por qué salarios bajos, por qué pensiones de miseria,  por qué se destruye el medio ambiente, por qué no tenemos calidad de educación y de salud,…? Urge motivarnos para los procesos organizativos. Urge sumar esfuerzos con quienes están dispuestos a luchar[3] por la justicia social y la transformación radical de la sociedad.  No podemos caer en las trampas ideológicas, ni en los intereses de partidos políticos (ni de los ganadores, ni de los perdedores de estas últimas elecciones).

Las y los miembros de CEBs tienen la responsabilidad histórica de ser promotores/as de la justicia social, iniciando en sus propios entornos donde se vive, se estudia, se trabaja.  Defender la democracia exige en primer lugar luchar por la justicia social.  Un pueblo que tiene hambre y sed no satisface sus necesidades con parches de formalismos democráticos.  Esa lucha exige asumir las consecuencias de ser militante por la justicia. 

Este domingo de Ramos iniciamos la memoria del camino de Jesús hacia el fin dramático de su vida.  Los seguidores/as no lo tendremos mejor.   ¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús también en su camino hacia el calvario, también en la lucha por la justicia social, también en la concreción de los valores fundamentales de la humanidad, que son los del Reino de Dios?    

Reflexión para  el domingo 24 de marzo de 2024.   (originalmente escrito como reflexión para el domingo 28 de marzo de 2021)     Homilía del domingo de Ramos, 8 de abril de 1979.   Homilías de Mons. Romero. Tomo IV. UCA editores.   P.354

[1] Finales de marzo de 2021 – recién regresado de El Salvador a Bélgica – inicié la relectura de las homilías de Monseñor Romero y de escribir una reflexión a partir de un párrafo que me pareciera una llamada para hoy.  Asumimos el compromiso de hacer eso durante los tres años litúrgicos de su arzobispado.   Hoy, finales de marzo de 2024, cumplimos los tres años.  En vista de que en septiembre de 2021 iniciamos también con reflexiones a partir del comentario de Monseñor Romero sobre el evangelio del domingo, y varias personas aun no recibieron las primeras reflexiones las retomamos.  Conservamos la enumeración a partir de #1 en adelante.    Revisaré los escritos desde marzo 2021 y trataré de conservar al máximo el texto original.

[2] Todos los gobiernos anteriores (incluido el período que finaliza en junio de 2024) han prometido mucho sobre estas dimensiones fundamentales de la vida, pero no han cumplido y los problemas solo han aumentado para la mayoría de la población.

[3] “O trabajamos juntos por el desarrollo y el bienestar del país, incluso desde la diferencia de opiniones, o no tendremos el futuro placentero del que a todos nos gusta hablar.  Queda pendiente escucharnos unos a otros, debatir con transparencia los problemas y prestar atención a los más débiles y olvidados de un Estado que, generalmente, olvida que por Constitución debe ser socialmente responsable.”  Escribe Padre José M. Tojeira  en El Diariocolatino unos días después de las elecciones del 4-2-24.

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