Bach, concierto BWV 975

Bach, concierto BWV 975

¡Feliz domingo! Otra semana que termina y otro broche de oro que lo ponemos con la música de Bach, que siempre nos toca en nuestro interior incluso con las transcripciones que estamos escuchando en estos días. Ello se debe a que tras cada nota apreciamos sabiduría y buen hacer, de forma que la audición se convierte en inolvidable.

J. S. Bach

Como siempre, vamos con la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach y muerto en Leipzig. Tenemos al maestro en Weimar desarrollando su «pensamiento musical», para lo que la composición de conciertos fue toda una excelente herramienta. Bach, en realidad, lo que quería era racionalizar su arte de forma meticulosa. La a la vez simplicidad y complejidad que Vivaldi la proporcionó también vino como anillo al dedo del proceso creativo de Bach, que se dirigió más bien hacia lo complejo siguiendo estos patrones que podemos llamar «modulares» que nos legó el veneciano. En Weimar su forma de componer se hizo más abstracta y el proceso de escribir música se desplazó del teclado a la mesa con el papel pautado.

Vamos con el Concierto n.º 4 en sol menor, BWV 975. Los dos primeros movimientos son casi una transcripción literal de un concierto del opus 4 de Vivaldi pero el último es totalmente distinto. Por cierto, que el concierto original del veneciano no se conserva, por lo que solo nos queda Bach. Bach recurre al habitual contraste entre tutti y solos, algunos algo típicos pero que casi muestran cierta influencia de la forma alemana de tocar el violín. Es evidente que Bach tiene que ampliar la paleta del teclado para alcanza un sonido orquestal pero que es perfectamente adecuado para el lirismo del movimiento lento y las rápidas notas del movimiento final.

La partitura de la composición se puede descargar aquí.

La interpretación es de Cor de Jong al órgano Schonat-Duyschot-Mitterrreither de la iglesia de San Luis de Leiden.

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