¡Feliz martes! Hoy es el día en que tenemos que dar la bienvenida al otoño. Atrás dejamos el tiempo caluroso y vemos cómo los días se acortan y las temperaturas se van haciendo más frías. En otoño, los jardines y los bosques tienen una tonalidad especial, llena de colores que ningún artista es capaz de reproducir... Sin embargo, nuestro maestro de hoy lo intentó y su resultado es bastante sorprendente.

Hoy nos visita Einojuhani Rautavaara (1928-2016), compositor finlandés nacido en Helsinki. Estudió en la Academia Sibelius pero su carrera como compositor no empezó hasta 1954. Ese año captó la atención del mismísimo Sibelius y de Merikanto. Marchó a Estados Unidos por recomendación de Sibelius y estudió con Copland y Sessions. Su música se enclavó en el modernismo con fuerte influencia de Bartók; de ahí pasó a serialismo. Su estilo se amplió más con otras influencias (como el jazz) e incluyó en sus composiciones cuestiones políticas, medioambientales o espirituales. Fue un compositor extraordinariamente prolífico, llegando a componer diez óperas, ocho sinfonías y muchos conciertos. Aunque parezca una figura menor, al final de sus días era uno de los compositores vivos más importantes.

Sus mágicos sonidos suenan en Syksyn Puutarhat, es decir, Jardines de Otoño, obra para orquesta de 1999. Se divide en tres movimientos y el título está tomado del libreto de una de sus óperas. Describe la obra en términos místicos y platónicos. En las notas de la composición el propio compositor escribió: «A menudo he comparado la composición con la jardinería. En ambos procesos, se observa y se controla el crecimiento orgánico en vez de construir los elementos existentes. Me gustaría pensar que mis composiciones son como "jardines ingleses", que crecen libremente, en oposición a aquellos que lo hacen con una precisión geométrica». Escuchamos sonidos oscuros y nostálgicos pero también asistimos a ese despliegue de colores típico de la estación que acabamos de inaugurar. Sus movimientos son: Poetico, Tranquillo y Giocoso e leggiero.

La interpretación es de la Orquesta Filarmónica de Helsinki dirigida por Vladimir Ashkenazy.