¡Feliz lunes! Empezamos semana con una oración puesta en música, que es, por otra parte, todo lo que escuchamos aquí cada día. Ya sea música religiosa o no, con texto o solo instrumental, la música siempre nos acerca a Dios de una forma especial.

De una forma muy bella lo hará hoy James MacMillan (1959), compositor escocés nacido en Kilwinning. Para ser un compositor de música actual llega a una gran audiencia y dice que seguro que le ayuda cómo las personas están fascinadas por la religión y muchos aspectos de la fe cristiana. Insiste mucho en que no se siente aislado por ser un compositor contemporáneo que muestra en sus obras un mensaje espiritual. «Messiaen, Stravinsky, Schoenberg, Tavener, Arvo Pärt y otros muchos compositores rusos de la generación de después de Shostakovich han escrito música que pensaban que era una ventana a lo divino. Incluso lo hizo John Cage quien, y muchos lo olvidan, pensó originalmente llamar a su 4' 33'' de silencio Oración Callada». Dice que no tiene mucho en común con ellos, pero que comparte de alguna forma su propósito más allá de la música.

Disfrutemos de su Padre Pio's Prayer. Es un encargo de la Fundación Génesis y la obra está escrita para coro a cuatro voces además de órgano. MacMillan escribe parte en un estilo homofónico y parte en el polifónico, pero nunca en un estilo complejo que impida seguir el texto de la oración. Está atento precisamente a todas las inflexiones que las palabras de san Pío de Pietrelcina usa en la oración. El clímax de la obra se alcanza en «Joy of my heart», donde se reconoce a Cristo en el momento de la comunión. El órgano también tiene una parte importante además del mero acompañamiento y dialoga con el coro hasta incluso en la parte final del mismo, con una larga coda llena de unos ritmos muy marcados y que en escocés maneja de una forma tan clara.

La interpretación es de Virginia Chorale.