Sonata rechazada

Sonata a Kreutzer, Beethoven

¡Feliz lunes! Otra semana que comienza pero en este caso es muy especial porque tras estos dos días, comenzará la Cuaresma este miércoles, por lo que llega un momento de especial reflexión y oración. Pero antes tenemos que echar estas dos jornadas con música y hoy nos llega de la mano de Beethoven en este año en el que consideramos el aniversario de su nacimiento.

Ludwig van Beethoven

En efecto, vamos a estar en compañía de Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. Hay una curiosa historia (verdadera) en la que se cuenta que desde pequeño, el joven Ludwig tenía un héroe en su vida, que era a la vez modelo e inspiración, aliento y motor. No era nadie conocido ni tenía capa sino que era otro Ludwig, que también se apellidaba van Beethoven: su abuelo. Este se hizo pintar, al final de sus días, un cuadro para dejarlo a la posteridad. Era un retrato en el se muestra una persona confiada y próspera, un líder de la comunidad, pero también una persona llena de angustia y resiliencia. Lo curioso es que su nieto, a quien prácticamente no conoció porque el abuelo murió cuando el pequeño tenía tres años, guardó ese cuadro durante toda su vida. Nuestro Beethoven veía a la obra casi como un talismás, casi de la misma forma que consideraba a su abuelo. Le gustaba contar a sus amigos historias sobre este, quizá inventadas, pero que directamente ponían en vínculo pleno a nieto y abuelo. El compositor consideraba a ese otro Ludwig van Beethoven como quien directamente había inspirado y casi inyectado en sus genes la música que luego compondría, puenteando y casi ninguneando a su padre. En una vida llena de penurias, el nieto, como el abuelo, venía en la música un elemento de salvación. A la izquierda tienes el retrato.

Disfrutemos, y mucho, de su Sonata para violín y piano n.º 9 en mi menor, op. 47. Se subtitula popularmente sonata a Kreutzer por una historia bastante curiosa. Está dedicada al violinista Rodolphe Kreutzer aunque originalmente lo fue a George P. Bridgetower pero este no la llegó a estrenar y Beethoven le retiró la dedicatoria. El caso es que Kreutzer parece que nunca supo nada de esa dedicatoria y nunca llegó a interpretar la obra. Simrock la publicó en 1805 y el propio compositor dijo de ella que está compuesta como un concierto. Eso se aprecia en el primer movimiento, que comienza con una introducción lenta para luego desembocar en un presto en forma sonata. Menos denso es el andante central, escrito en forma de variaciones. Beethoven va deformando cada vez más el tema de esas variaciones pero mantiene la progresión armónica entre todas. El final tiene forma de tarantella, por lo que de nuevo asistimos a un gran festival rítmico. Este final dista algo de tiempo de composición de los dos primeros puesto que Beethoven lo concibió para otra sonata. Tólstoi escribió una novela cuyo título es precisamente el nombre de esta sonata.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de David Oistrakh (violín) y Lev Oborin (piano).

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