40 años de 'Arrels Cristianes de Catalunya'
El compromiso de los monjes, del episcopado de las actuales diez diócesis de Cataluña y de tota la Iglesia Catalana para anunciar el Evangelio y para mantenernos fieles a la lengua y al país, es tan urgente hoy como lo fue hace 40 años y como lo ha sido siempre
Éste era el título del documento que, el 27 de diciembre de 1985, hoy hace 40 años, firmaban los obispos de Cataluña. En este texto, todavía actual en nuestros días, los pastores de la Iglesia catalana defendían la identidad nacional del Principado de Cataluña.
Los obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense constataban, hace 40 años, un hecho histórico: “Ya hace mil años que Cataluña iniciaba su propio camino a través de la historia”. Por eso los obispos catalanes remarcabanque “el reconocimiento de una cultura específica catalana, expresada, especialmente, en la lengua, se une al reconocimiento de la propia nacionalidad y el derecho al autogobierno”.
Si bien los obispos reconocían que “nuestro amor no tiene fronteras y que no acaba, de ninguna de las maneras, en el propio país”, añadían que “es igualmente cierto que pasa por él, necesariamente, y se forja en él”.
Los obispos catalanes recordaban en este documento, un texto de unos años antes, concretamente de 1979, donde la Conferencia Episcopal Tarraconense reconocía “los derechos de nuestro pueblo a su identidad nacional, manifestada en su realidad cultural e histórica”.
Por eso los obispos catalanes, ahora hace 40 años, defendían “la realidad nacional de Cataluña, labrada a lo largo de mil años de historia” y reclamaban “para ella, los derechos y los valores culturales de las minorías étnicas dentro de un Estado”.
El documento “Arrels Cristianes de Catalunya” nos recuerda hoy que “la cultura catalana tiene, sobre todo, su expresión y la principal seña de identidad en la lengua que le es propia y que comparte con otras comunidades hermanas”.
El texto de los obispos catalanes recordaba los inicios de la Iglesia Catalana y por lo tanto, las raíces cristianas deesta tierra, con el obispo y mártir de Tarragona, SanFructuoso, el abad Oliba, obispo de Vic, fundador de Montserrat y abad de los monasterios de Ripoll y de Cuixà, y más tarde San Antonio Mª Claret, Santa Joaquina de Vedruna o mossèn Verdaguer.
Los obispos de Cataluña que aprobaron este texto (obra, en gran parte, de mossèn Joan Carrera), eran unos pastores enraizados en esta tierra y firmes defensores de nuestra lengua y de la realidad nacional del Principado, como el obispo de Barcelona, Narcís Jubany, el de Tarragona, Ramon Torrella, el de Urgell, Joan Martí o el de Girona, Jaume Camprodon, que mostraban que la Iglesia catalanadefendía la realidad nacional de Cataluña.
No sé si hoy sería posible un texto como aquel de hace 40 años, ya que el episcopado catalán ha cambiado mucho. Pero como decía (el mes de agosto pasado) el P. Bernabé Dalmau, monje de Montserrat, en una conferencia suya en la Universidad Catalana de Verano, en Prada, 40 años después de aquel documento, “la Iglesia ha de volver a comprometerse con la nación catalana’”, con un nuevo texto que responda a las necesidades de hoy y a los cambios que se han producido en Cataluña en cuatro décadas. El P. Bernabé defendía la necesidad “de una nueva respuesta magisterial de a Iglesia, que sea colectiva, pero de proximidad”.
El compromiso de los monjes, del episcopado de las actuales diez diócesis de Cataluña y de tota la Iglesia Catalana para anunciar el Evangelio y para mantenernos fieles a la lengua y al país, es tan urgente hoy como lo fue hace 40 años y como lo ha sido siempre. Por eso, como dijo el P. Bernabé Dalmau en Prada, “necesitamos un documento episcopal colectivo que nos haga salir de una cierta grisura con la que hemos vivido demasiado los cristianos de Cataluña”.
En contraposición a este valiente documento de ahora hace 40 años, los obispos valencianos, nunca en su vida no se han plantado aprobar un texto parecido a “Arrels Cristianes de Catalunya”, en defensa de la identidadnacional del País Valenciano. Y es que con los obisposvalencianos que tenemos, totalmente desarraigados a nuestra tierra y a nuestra lengua (a excepción del arzobispo Enrique), y con unos pastores que rechazan el valenciano en la liturgia, tratándonos a los cristianos que vivimos en esta tierra como una colonia de Castilla, no tendremos ahora por ahora un texto valiente en el cual la Iglesia valenciana reconozca los derechos nacionales del País Valenciano, ya que ni los obispos de Sogorb-Castelló y el de Oriola-Alacant, ni la mayoría de los sacerdotes, ni tan siquiera reconocen y utilizan la lengua de Sant Vicent Ferrer.
Desgraciadamente, la Iglesia o, mejor dicho, la jerarquía del País Valenciano, desde los siglos de los siglos, vive de espaldas a nuestra lengua, con un odio visceral al valenciano, un rasgo digno de ser psicoanalizado. Y es que el clero y la mayoría del episcopado valenciano, margina ydesprecia nuestra lengua materna en la Iglesia, aunque el mismo Estatuto de Autonomía, define el valenciano (o catalán), como la lengua “propia” del País Valenciano. Y por eso, como he dicho otras veces, los cristianos que queremos ser a la vez discípulos de Jesús sin dejar de ser valencianos y utilizar nuestra lengua en la Iglesia (sin que hayamos de renunciar a una cosa o a la otra), nos encontramos huérfanos en el seno de nuestra Iglesia, que más que madre, nos trata como madrastra. De hecho, en mi pueblo solo me siento extranjero en mi parroquia, queexcluye y margina el valenciano. Y es que en algunas parroquias que celebran alguna misa en valenciano, (de pascuas a ramos), a menudo utilizan unos textos secesionistas, macarrónicos y llenos de faltas de ortografía, cosa que no pasa cuando utilizan los textos en castellano, totalmente correctos y de acuerdo con las normas de la “Real Academia Española”.
No pasa eso, afortunadamente en Torrent, con la misa que retransmite cada domingo a las 10 de la mañana, À Punt(la televisión valenciana), des de la parroquia de la Asunción de la Virgen, que, en valenciano, es una celebración digna, que nos conforta a los cristianos valenciano-parlantes que sufrimos la persecución de una Iglesia (¿valenciana?) que arrincona nuestra lengua.
Como he dicho tantas veces, los cristianos valencianos todavía no tenemos aprobado el Misal Romano en nuestra lengua, cuando hace unas semanas supe que se había publicado el primer misal turco en lengua vernácula. Ymientras tanto, los cristianos valencianos no tenemos un texto oficial, a excepción del Llibre del Poble de Déu (una edición aprobada y autorizada hace 50 años por los obispos, pero agotada) y que, por otra parte, los sacerdotes que lo tienen, lo han arrinconado y no lo utilizan.
Otro ejemplo del autoodio a nuestra lengua: la “Delegación de Liturgia de la Diócesis de Valencia”, ha publicado el “Evangeli per a cada dia” y no lo ha anunciado en valenciano (utilizando la lengua en la cual se ha editado este librito), sino, paradójicamente, en castellano.
Las raíces cristianas del País Valenciano son muyantiguas, con Sant Vicent, diacono y mártir. Pero tenemos las hojas y el troco de la Iglesia valenciana (?) totalmente castellanizadas. Y para más “inri”, después los obispos y los sacerdotes valencianos hablan de una Iglesia encarnada en la sociedad valenciana. Pero la verdad es que la Iglesia valenciana, con sus celebraciones, no se distingue nada de nada de la Iglesia de Salamanca, de la de Sevilla o de la de Huelva (Iglesias que no marginan el castellano), mientras que en nuestras parroquias el valenciano está ausente del todo o como máximo, queda como algo folklórico y meramente residual. Por eso la Iglesia valenciana está perpetrando un auténtico genocidio lingüístico contra la lengua de Sant Vicent Ferrer.
