Ten piedad de mí, Señor

¡Feliz jueves! Hoy es 11 de septiembre y es tradicional que en este día aquí escuchemos la música de un gran maestro contemporáneo que hoy cumple años. Su música nos sigue sobrecogiendo por su profundidad y su misticismo. ¡Felicidades, maestro!

No es otro que Arvo Pärt (1935), compositor estonio nacido en Paide. Siempre ha confesado que para él componer es lo mismo que inspirar y espirar. Por tanto, es como estar vivo. Cuando un niño pequeño juega canta a la vez, y lo hace porque está feliz, algo que parece natural. Los adultos hacen algo más complejo, pero para él la música es su lenguaje habitual y se dirige hacia instancias humanas más altas. Con siete u ocho años empezó a tomar lecciones de piano, en un instrumento roto y desvahído, por lo que solo tocaba en los registros graves y agudos. Dice que compone en su cabeza, con un oído interior atento a todo. Lo que escucha cuando toca no es lo mismo que lo que escuchan los miembros de su familia. Tras componer música serial tuvo un gran periodo de silencio, estudió la música medieval y le llevó a crear el estilo del tininnabuli, que todavía usa actualmente.
Vamos a maravillarnos con su Miserere. Fue completado en 1989 y es una de sus piezas con unas secciones más contrastantes con ese tintinnabuli tan característico. Está dedicado a Paul Hillier y The Hilliard Ensemble. El texto es una mezcla del salmo 50 (el miserere en sí) con versos del Dies irae correspondiente a la misa de réquiem. Dice el propio Pärt de la obra: «Esta obra se estructura de tal forma que hay un aliento para cada palabra, como si después de pronunciar cada una se tuviese que recobrar fuerzas para la siguiente. Imagínese un criminal de pie ante el tribunal esperando para el veredicto final y que tiene una última oportunidad para hablar. No hay demasiado tiempo para últimas explicaciones. Debe elegir sus palabras con sumo cuidado porque su destino depende de ellas. Cada palabra es como un peso pequeño intentando recuperar el equilibrio de estas escalas». El texto del salmo 50 es cantado por el solista y el coro interpreta el del Dies Irae, mezclándose sabiamente todo en la coda.
La interpretación es de The Hillard Ensemble dirigido por Paul Hillier.