¡Feliz viernes! Hoy vamos a escuchar la música procedente de uno de nuestros compositores más insignes, por lo menos en cuanto a la música de órgano se refiere. Quizá nuestro maestro no fueron tan conocidos como otros del barroco europeo (con alguna excepción) y por ello tenemos que paliar eso escuchando su música.

Me refiero a Pablo Bruna (1611-1679), compositor español nacido en la localidad zaragozana de Daroca. Fue organista y maestro de capilla de la colegiata de Santa María la Mayor de su ciudad natal. Parece ser que con cinco o seis años sufrió viruela y quedó ciego. Nada menos que el rey Felipe IV lo apodó «el Ciego de Daroca». Según el musicólogo Higinio Anglés «algunas de sus piezas son tan geniales y ofrecen tanta dificultad para un ciego, que hubiera debido dictarlas a sus discípulos, a fin de que las escribieran sobre el papel, lo que consideramos muy difícil, por no decir imposible. Es verdad que Antonio de Cabezón fue ciego desde su niñez; pero su música no ofrece ni con mucho la dificultad que ofrecen algunos de los tientos de Bruna». Su música se enclava en el renacimiento pero casi llevado al extremo.

Escuchemos su Tiento de falsas de segundo tono. Es una obra que tiene diversos temas y que más o menos puede dividirse en secciones. Bruna va alterando ese tema de diversas formas, ya sea en cuando a los intervalos o con alteraciones, lo que produce unas falsas relaciones entre las notas, de ahí el título de la obra. La estructura polifónica es a cuatro voces en las dos secciones externas. En la intermedia una de las voces está siempre en silencio, lo que hace que la textura se reduzca. Las disonancias, debido al tipo de tiento, aparecen frecuentemente, entre ellas las cuartas y quintas, aumentadas y disminuidas, al igual que las segundas y las séptimas.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La interpretación es de José Luis González Urio al órgano.