Un concierto único

Concierto para violín, Röntgen-Maier

¡Feliz miércoles! La obra de hoy es particular como te contaré más adelante. La compositora creo que no ha aparecido por aquí antes. Imagínate cuánto nos queda todavía por escuchar, y cuántas mujeres compositoras no han aparecido por aquí. Intentaré poco a poco traértelas por aquí conforme las vaya descubriendo y conociendo. En cualquier caso, el viaje es apasionante.

Amanda Röntgen-Maier

Te presento a Amanda Röntgen-Maier (1853-1894), compositora sueca nacida en Landskrona. Estaba casada con el pianista y también compositor Julius Röntgen y llegó a dirigir la Academia de Música de Estocolmo, siendo la primera mujer en hacerlo. Antes de estudiar en ella su padre le dio lecciones de música y a la vez que estudiaba también daba conciertos. Luego marchó a estudiar a Leipzig y se hizo muy amiga de Edvard Grieg. Su carrera, tanto como compositora como de violinista, floreció en la década de 1870, que fue cuando compuso más profusamente. Fueron tocadas por algunas de las grandes orquestas europeas, entre las que estaban la Gewandhaus de Leipzig. En 1878 se embarcó en una gira de conciertos con la pianista Augusta Kjellander, llegando a Noruega, Finlandia y San Petersburgo. Solía tener bastante éxito y era generalmente alabada tanto por el público como por la crítica, dando habitualmente propinas y repeticiones de obra. Parece ser que le fue ofrecida una por Estados Unidos pero la rechazó.

Escuchemos su Concierto para violín y orquesta en re menor. La particularidad de la obra es que está escrita en un único movimiento porque los otros dos se han perdido. Hallamos en la obra una gran influencia de Beethoven y Mendelssohn, e incluso a veces da la sensación de que la compositora cita explícitamente sus obras. Quien lo ha tocado dice que tiene dificultades técnicas similares a las del hamburgués pero siempre manteniendo un lirismo muy especial, por lo que la obra se aleja de la de un Paganini o un Tchaikovsky. Se nota la mano maestra de Amanda y se aprecia notablemente que ella misma era violinista, por lo que sabe cómo escribir para el instrumento. A pesar de ser una obra de juventud (compuesta cuando la compositora tenía veintidós años), la madurez está presente desde el primer compás hasta el último. Un bello descubrimiento.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Claudia Bonfiglioli (violín) y la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo dirigida por Sakari Oramo.

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