La negrura de la deseperación

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¡Feliz viernes! La música es especialmente profunda en los momentos en los que el ser humano se encuentra en estados de más desesperación, algo que quizá suene a obviedad. Vamos a ver cómo el maestro de hoy profundiza en este precioso tema.

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La obra de hoy fue compuesta por Henry Purcell (1659-1695), compositor inglés nacido en Londres. Fue organista de la Abadía de Westminster, y con tal función, tocó el órgano (empezó a hacerlo con veinte años) en la coronación de María II y Guillermo de Orange. Quienes se habían congregado allí le regalaron dinero en efectivo gracias a su calidad, cosa que creó tensiones con el deán de la abadía. Es conocida la anécdota de cuando salió a tomar unas cervezas en una fría noche. Al ver que no regresaba, su mujer se enfadó por ello y le cerró la puerta con llave, por lo que no pudo entrar y se pasó toda la noche pegado al pomo de la puerta. La cosa fue tan seria que pilló una grave pulmonía a resultas de la cual terminaría muriendo al poco tiempo. Esa es una de las teorías. Otra dice que murió de tuberculosis. El caso es que fue a una temprana edad con solamente treinta y seis años.

Vamos a escuchar su himno In the black dismal dungeon of despair que aparece en el libro 1 de su Harmonia Sacra: or, Divine Hymns and Dialogues, que fue publicado en 1688. El texto está tomado de William Fuller (que fue obispo de Lincoln) y nos describe cómo se le pide a Dios su perdón a la vez que se le da gracias por habernos redimido. Purcell se las arregla para hacer un intenso uso de las sutiles palabras y alusiones del texto, siempre acompañado de una música muy rica y llena de contenido y sentimiento de ocaso.

La interpretación es de los Gabrieli Consort & Players dirigidos por Paul McCreesh.

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