Una sonata francesa

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¡Feliz lunes! Empezamos la semana con un maestro que era un extraordinario mago de los sonidos, como puede corresponder a un compositor francés. Vamos a disfrutar una vez más de su música maravillosa y profunda.

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Nuestro maestro es Gabriel Fauré (1845-1924), compositor francés nacido en Pamiers. Era el hijo menor de un director de escuela y en su juventud pasó mucho tiempo tocando el armonio que estaba en una capilla próxima a la escuela de su padre. Con nueve años fue matriculado en la École Niedermeyer de París y durante once estuvo estudiando. En 1861 Saint-Saëns se unió a la escuela y presentó a Fauré y otros obras de compositores como Schumann, Liszt y Wagner. Empezó a ocupar diversos puestos como organista y formó, junto a d'Indy, Lalo, Duparc y Chabrier, la Société Nationale de Music. Por esta época compuso sus principales obras de cámara. En esas y otras empezaron a mostrar una importante complejidad técnica y una armonía que era principalmente modal, con escalas alteradas.

Escuchemos su Sonata para Violín n.º 1 op. 13. Fue estrenada en 1877 y fue recibida con gran entusiasmo, recibiendo una crítica muy positiva de Saint-Saëns. Sus cuatro movimientos están escritos de forma tradicional, pero la música es muy profunda y con un sabor característico, siendo siempre muy original. Otra característica de la obra es su armonía, que está llena de un gran sabor, como es habitual en la música del maestro. Escuchamos ecos de Mendelssohn, pero si caer en la imitación, sino siempre aportando ese aire individual. La composición está llena de brillantez de inicio a fin y es una verdadera delicia.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Stephen Waarts (violín) y Gabriele Carcano (piano).

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