Encuentro Continental de la Iglesia de los pobres en Guayaquil Pedro Pierre: "Las CEBs, una Iglesia llamada 'Esperanza'"

Apertura del Encuentro Continental en Guayaquil
Apertura del Encuentro Continental en Guayaquil

El encuentro en Guayaquil de las CEBs fue una experiencia de fe y de compartir de experiencias a partir de la realidad exageradamente violenta y deshumanizadora de nuestro continente…

Durante 10 díias, más de 250 participantes de 16 países, incluyendo latinos de Estados Unidos, expresamos nuestros clamores y esperanzas, nuestras denuncias y protestas, nuestra espiritualidad y compromiso social

A las CEBs se las define como “primer y fundamental núcleo de Iglesia en la base de la sociedad”: somos ‘Iglesia completa’, hermana de la parroquia que ha perdido mucho dinamismo con el pasar de los siglos

Las CEBs no están para ayudar a las parroquias: están al servicio de la construcción del Reino, por el que vino Jesús

La espiritualidad de las CEBs consiste en reconocer a Dios en la vida cotidiana. Con las CEBs, pasamos de ser una Iglesia dependiente de Europa y colonialista, a ser una Iglesia fuente y camino para la Iglesia universal

En ese Encuentro sentimos que se cumplía lo que decía Jesús: "¡No temas, pequeño rebaño! A tu Padre le pareció bien revelarte los secretos del Reino"

“Iglesia sencilla, semilla del Reino. Iglesia bonita, corazón del Pueblo”: así nos define una de nuestras canciones en las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs).

Terminó en Guayaquil la semana pasada un Encuentro Continental de 10 días de la Iglesia de los pobres de América Latina. Éramos Comunidades Eclesiales de Base, más de 250 participantes de 16 países, incluyendo latinos de Estados Unidos. Expresamos nuestros clamores y esperanzas, nuestras denuncias y protestas, nuestra espiritualidad y compromiso social. Fue una experiencia de fe y de compartir de experiencias a partir de la realidad exageradamente violenta y deshumanizadora de nuestro continente… La pandemia del coronavirus nos muestra cuánto estamos desamparados frente a dicha enfermedad, por un sistema que sólo cuida el 1% de la población mundial a costa del 99%.

El lema del Encuentro era: “Escuchando los clamores de la Tierra y de los pobres, defendemos la vida y promovemos el Reino”. De hecho este Encuentro reunía 3 grupos diferentes: unas CEBs juveniles, unas CEBs adultas y unos Asesores de las CEBs. Cuatro obispos latinoamericanos nos acompañaron a lo largo de estos días.

Estos Encuentros continentales se dan cada 4 años. El primero tuvo lugar en Volta Redonda, Brasil, en 1980. El segundo tuvo lugar en Cuenca en 1984. Recordemos que las CEBs nacieron en Brasil en los años ’50 del siglo pasado, unos 10 años antes del Concilio y se expandieron por toda América Latina, como también por África y Asia. Las distintas reuniones episcopales latinoamericanas siempre confirmaron las CEBs, no así la mayoría de los obispos. Se las define como “primer y fundamental núcleo de Iglesia en la base de la sociedad”: somos ‘Iglesia completa’, hermana de la parroquia que ha perdido mucho dinamismo con el pasar de los siglos.

En ese Encuentro latinoamericano se reunieron primero unos 40 jóvenes que conforman CEBs juveniles en 11 países del continente. Luego fue el turno de unas 200 personas de las CEBs adultas de unos 16 países latinoamericanos. ¿Qué dijeron? He aquí sus propias palabras.

Primero las de los jóvenes: “Los jóvenes pobres nos sentimos marginados por todas partes: Queremos ya una transformación social y eclesial.

Soy esta Tierra, soy esta gente, soy mi memoria y soy esta historia. Somos artesanos del Reino en comunidad. La Amazonía nos dice que todo y todos estamos interconectados: Somos tierra, aire, agua y fuego, en la unidad de todo el cosmos.

Vamos a hacer realidad los sueños que Dios nos regala, los sueños del papa Francisco. Mi mano para mi hermano: tu mano con la mía para la vida. Pon la semilla en la tierra sin preocuparte por la cosecha.
Los adultos dijeron: “Increíble violencia, increíble tenacidad, increíble resurrección. ¡Benditas diferencias étnicas que nos enriquecen y que son un don de Dios! Somos el despertar de la Iglesia desde los pobres a la manera de Jesús.

Los clamores son innumerables por todos los países: Son nuevos salmos que gritan a Dios a la vez desesperanza y confianza. Son la voz de Dios que dice: ¡Basta ya! Las CEBs no están para ayudar a las parroquias: están al servicio de la construcción del Reino, por el que vino Jesús. Los sacerdotes y los obispos no saben trabajar con las CEBs porque nos aprendieron a trabajar en comunidad ni con los pobres. La espiritualidad de las CEBs consiste en reconocer a Dios en la vida cotidiana. Con las CEBs, pasamos de ser una Iglesia dependiente de Europa y colonialista, a ser una Iglesia fuente y camino para la Iglesia universal. El papa Francisco nos confirma en el camino de una Iglesia sinodal, o sea, igualitaria, participativa y solidaria.

No se trata de convertir a nadie, sino de vivir los valores de Jesús con todos los varones y mujeres de buena voluntad. Es indispensable la participación en la vida social y política. Hay que acompañar el cambio de sistema con una conversión personal porque nosotros mismos apoyamos el sistema que nos empobrece. Hay que responder a 2 desafíos: el dolor humano y la pérdida del sentido de la vida. Seguiremos cuidando de la Casa Común, la economía popular, la salud alternativa, la participación socio-política y la formación…

En ese Encuentro sentimos que se cumplía lo que decía Jesús: “¡No temas, pequeño rebaño! A tu Padre le pareció bien revelarte los secretos del Reino.”

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