En el santuario porteño de Villa Pueyrredón La Virgen Desatanudos, a quien el Papa guarda especial devoción, ha sido coronada en Buenos Aires

Coronación en Argentina de la Virgen Desatanudos
Coronación en Argentina de la Virgen Desatanudos

El cuadro de Nuestra Señora que desata los Nudos fue coronado en una ceremonia presidida por el cardenal Mario Poli, en la que se leyó una carta de Francisco en la que destaca la devoción popular que despertó esta advocación desde que su llegada en 1996

Fue coronada este domingo durante una celebración eucarística en la parroquia San José del Talar, del barrio porteño de Villa Pueyrredón, en cuyo interior se encuentra el santuario dedicado a esta advocación mariana

Venerada desde 1706 en Ausburgo, según la creencia efectúa una mediación maternal para resolver la maraña de dificultades y desatar los nudos que entorpecen la vida de los hombres y les impide unirse con Dios

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli

El cuadro de Nuestra Señoraque desata los Nudos fue coronado en una ceremonia presidida por el cardenal Mario Poli, en la que se leyó una carta de Francisco en la que destaca la devoción popular que despertó esta advocación desde que su llegada en 1996.

La imagen de Nuestra Señora que desata los Nudos, advocación mariana a la que el Papa Francisco tiene una especial devoción, fue coronada este domingo durante una celebración eucarística en la parroquia San José del Talar, del barrio porteño de Villa Pueyrredón, en cuyo interior se encuentra el santuario dedicado a esta advocación mariana.

Francisco ante la Virgen Desatanudos
Francisco ante la Virgen Desatanudos

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, y concelebrada por el obispo auxiliar, Juan Carlos Ares, y el párroco del santuario, Ricardo Aloé, junto con diez sacerdotes, entre ellos Rodolfo Arroyo, quien recibió la imagen de la Virgen en 1996.

La ceremonia comenzó cuando el cuadro fue retirado de su lugar habitual de veneración y trasladado por dos feligreses hasta el altar. Luego se leyó la carta que envió para esta ocasión el papa Francisco: “Hace 25 años, el 8 de diciembre de 1996, llegaba a esta Casa de San José del Talar, la imagen de Nuestra Señora que desata los nudos. Y llegaba como es Ella: humilde y silenciosa, a esta parroquia que la recibió, como algún día San José también la recibió en su casa”, expresa el Santo Padre en su mensaje.

Desde ese día, y cada vez más, miles de peregrinos se acercaron a conocer su imagen, a confiarle sus intenciones, a dejar en sus manos tiernas de Madre los nudos de sus vidas. Con una oración, con un gesto, o simplemente con una mirada de amor hacia Ella, tantos hijos suyos han recibido la paz, el consuelo y la fortaleza, han renovado la fe y la esperanza, y se han reencontrado con la Misericordia, la ternura y la cercanía de Dios”, valora.

“En este Año Jubilar dedicado a San José, también le confiamos al Castísimo Esposo, nuestras vidas, para que nos regale la gracia de su fidelidad, de su humildad, y de su silenciosa perseverancia en la fe y en el abandono en la Voluntad del Padre”.

“En ella pongamos nuestra esperanza, para ser testigos fieles y humildes del Evangelio de la misericordia y la ternura de Dios”, anima.

En su homilía, el cardenal Poli reconoció que “es un día de fiesta para nuestra Iglesia porteña en el santuario de Nuestra Señora que desata los nudos”, y afirmó: “En la ciudad te necesitamos”.

“La imagen de Nuestra Señora que desata los nudos representa a la Virgen Madre, atenta a los padecimientos de sus hijos. La Virgen, solícita, ayuda a sus hijos, misión que Jesús le encomendó desde la cruz ante el discípulo amado”, destacó.

“Cuando nos colocamos ante el ícono de Nuestra Señora que desata los nudos, Ella dice en el cielo: ‘Hijo, escucha a tus hijos y a tus hijas’”, añadió.

Finalmente, el cardenal Poli consideró que “este regalo de María nos convoca a que Ella reine en nuestros corazones. Cada vez que venimos al santuario pedimos gracias materiales y espirituales, en circunstancias muy diversas. La Virgen no pregunta, solo mira y escucha. Y aprendió como su hijo a mirar y escuchar con el corazón. No con los sentidos”.

“Que en este acto de amor que le hacemos a la Virgen quede también en nuestro corazón su regalo”, concluyó.

Luego de la coronación, sonaron las campanas y se cantó el “Bendita sea tu pureza” con mucha alegría. Se repartieron estampas con la imagen coronada de la Virgen y se rezó la nueva oración donde se la proclama Reina.

Con la solemne coronación de la imagen mariana llegada desde Alemania el 8 de diciembre de 1996, por iniciativa del entonces obispo auxiliar de Buenos Aires Jorge Bergoglio, se inició el Mes de María.

Durante todo el mes y hasta el 8 de diciembre se agradecerá la presencia de la Madre que desata los nudos, a través del rezo del Rosario y considerando las intenciones de los fieles en las ,isas diarias.

Los sacerdotes del templo prefieren hablar de Nuestra Señora la que Desata los Nudos y no de Virgen Desatanudos, como se la conoce popularmente, para que, según sostienen, "Satán no aparezca junto a la Virgen".

La imagen de Nuestra Señora de Knotenloserin, conocida como la Virgen Desatanudos, se venera desde 1706 en Ausburgo, y según la creencia efectúa una mediación maternal para resolver la maraña de dificultades y desatar los nudos que entorpecen la vida de los hombres y les impide unirse con Dios.

El ícono, de estilo barroco, muestra a un ángel que le alcanza una cinta con nudos, el pecado original con todas sus consecuencias, grandes y pequeñas, separadas y agrupadas.

Así la cinta resbala, reflejando la luz de la misericordia y de la sanación, hacia otro ángel, el cual expresivamente la muestra a quien reza confiadamente y se siente escuchado.

El cuadro fue pintado alrededor de 1700 por un autor anónimo e instalado en la antigua iglesia Saint Peter Am Perlach, de Alemania, donde comenzó a extenderse la devoción a otros lugares.

La réplica local fue entronizada el 8 de diciembre de 1996 y desde entonces despertó la fe popular en el barrio porteño de Villa Pueyrredón.

Virgen desatanudos

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