"Tenemos otro diario". Así se fraguó la investigación de El País sobre los abusos de Luis Roma en Bolivia
Crónica de un año de investigación: del 'caso Pedrajas' al 'caso Roma'
"Me dejé llevar, en algunas situaciones, por actos libidinosos, impropios de un religioso, con niñas de ocho a 11 años”, acabó confesando Roma antes de morir. La investigación de la Compañía de Jesús fue silenciada hasta 2023
Susana (nombre ficticio de la víctima): "Me sentó en su falda y me empezó a agarrar por mis piernas y mis partes. Yo me asusté y me puse a llorar. Y me fui"
"'Tenemos otro diario'". Julio Núñez se encontraba en Bolivia, cubriendo el tema del 'diario del cura pederasta'. Del primero, Alfonso Pedrajas, cuando recibió una llamada, y tuvo unas reuniones, conociendo que existía otro. Ahora, un año después de aquello, El País publica el segundo diario, el de Luis Roma, un pederasta que durante décadas se dedicó a tomar fotos de manera compulsiva a menores indígenas, y a consignarlos en un diario. Con todo lujo de detalles.
Luis María Roma Pedrosa, conocido como 'Lucho' Roma, abusó durante décadas de cientos de niñas durante su etapa como misionero en Charagua, al sureste del país, entre 1994 y 2005. Hasta 2019, cuando la cúpula de los jesuitas arrancó una investigación, que jamás se hizo pública. Roma murió en agosto de ese año en Cochabamba, en loor de multitudes. La Compañía de Jesús no informó de sus pesquisas a las autoridades bolivianas, ni se planteó la indemnización a las víctimas.
Con todo, las evidencias eran tan claras que Roma acabó firmando ante notario su confesión: "Me dejé llevar, en algunas situaciones, por actos libidinosos, impropios de un religioso, con niñas de ocho a 11 años”.
"Yo no me lo creía", relata Julio Núñez a RD. A partir de ahí se produjo un año de investigación para reconstruir la vida de Roma y sus abusos, buscar a las víctimas, transcribir el diario, encontrar fotografías, cartas internas.... "Una de las claves es que la investigación comenzó en 2019, pero no entregaron nada hasta 2023", apunta. Todo el mundo lo sabía y lo tapó.
En sus escritos, el abusador describe cómo reunía a las chicas en grupos, se duchaba con ellas en sus cuartos y les hacía fotos, que después utilizaba para masturbarse. Unas prácticas en las que, al parecer, también estaría implicado su hermano Francesc.
Una de las víctimas, Susana (nombre ficticio), relata cómo Roma "me sentó en su falda y me empezó a agarrar por mis piernas y mis partes. Yo me asusté y me puse a llorar. Y me fui". Y todo quedó en nada. Hasta que surgió el primer diario de Pedrajas, que convulsionó la vida política y religiosa de Bolivia, y obligó a todos a comenzar a actuar. Como siempre, obligado por la presión de la prensa.