El misionero burgalés, obispo de Puyo, en plena amazonía ecuatoriana Rafael Cob: “Escuchemos el sufrimiento de la Amazonía, que es maltratada, excluida y explotada, junto con los pueblos”

(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- Monseñor Rafael Cob es obispo del Vicariato Apostólico de Puyo, circunscripción eclesiástica que camina en plena selva amazónica ecuatoriana. Este burgalés acompaña la vida de los pueblos indígenas de la región desde 1990, primero como sacerdote y después como obispo. Se trata de una región de difícil acceso, donde el aislamiento dificulta que muchos crímenes que allí se cometen contra la naturaleza y los pueblos que habitan la región sean conocidos y, en consecuencia, denunciados.

Como muchos obispos de la Pan Amazonia, Monseñor Cob forma parte de la REPAM, la Red Eclesial Pan Amazónica que, con el impulso del Papa Francisco, quiere ayudar a que todos tomemos conciencia de la necesidad de cuidar de la región donde se encuentran los órganos vitales de nuestra Casa Común.

En esta entrevista nos cuenta cómo se está articulando la REPAM a nivel internacional y los pasos que deben ser dados para que esta región, fundamental para la sobrevivencia del Planeta Tierra, pueda ser mejor cuidada.

¿Qué es la REPAM?

Es la Red de Comunicación Eclesial de la Iglesia de la Amazonía, en defensa de la vida y de los pueblos que allí viven.

¿Cuál es el trabajo que ha realizado hasta ahora la REPAM?

Hay un programa. Nosotros, a nivel de Ecuador, desde Caritas, la Conferencia Episcopal ha trabajado con los vicariatos que pertenecen a la Amazonía en un proceso de formación para concientizar a las comunidades sobre los derechos humanos. Igualmente sobre los efectos de las amenazas a las que se ve sometida la Amazonía y de las consecuencias de la explotación petrolera y minera de las transnacionales que amenazan con destruir la selva con la deforestación. Creo que es preocupante la formación de nuestras comunidades en ese sentido. Así mismo, que conozcan las leyes que amparan a las comunidades frente a los gobiernos para que no se dejen manipular o, peor todavía, que entre la corrupción y se dejen comprar su conciencia, que eso sería lo más grave.

¿Cuáles son los países que forman parte de esta red?

Todos los países que forman parte de la Amazonía, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, que es el que tiene una mayor extensión, el 63%, más las Guayanas. Es un buen número de países amazónicos que, gracias a Dios, hemos tenido esa visión de que la unión hace la fuerza y que juntos podemos alcanzar metas y objetivos que por separado nunca alcanzaríamos.

Parece que el Papa Francisco está bastante enterado de todo lo que está sucediendo en esta red.

Así es, pues ya desde su inicio, dado que su origen es a partir del departamento de Justicia y Paz del CELAM, donde Monseñor Pedro Barreto es el que lo toma con fuerza y comienza a apoyar las iniciativas que vienen en este sentido para defender a los pueblos de una explotación salvaje, y es por ello que Caritas del Ecuador empieza a unir fuerzas con todos los vicariatos de la Amazonía y se lanza un mensaje, no sólo a nivel nacional sino también internacional. En Puyo, en 2013, se llegó a tener un encuentro amazónico de red en el que ya no sólo los vicariatos del Ecuador se juntan para tratar, sino que se invita a medios de comunicación internacionales e invitados de otros países, todos con el objetivo de defender la Amazonía, pues sabemos que es un referente esencial para todo lo que supone la preservación del medio ambiente y el clima del planeta Tierra.

Desde ahí ya comienza y se llega al año siguiente en Brasilia a lo que sería la fundación oficial, cuando se envía al Papa el documento por el cual las jurisdicciones eclesiásticas representadas en esa reunión, pues no estaban todavía todos los países amazónicos, aunque sí la gran mayoría, elaboran la carta fundacional, con el lema "La Amazonía es el corazón de este planeta Tierra". El Papa aprueba y anima, sobre todo con la influencia del Cardenal Hummes, que desde Brasil hace tiempo anima esta temática tan importante de la defensa de la vida en la Amazonía y de sus pobladores. El Cardenal siempre ha sido una piedra base para que esto pueda salir adelante.

Con esto se llega en 2015 a la reunión en Bogotá, donde hemos estado presentes la representación de todos los países amazónicos. El CELAM lo ha asumido como una parte todavía más importante, dentro del departamento de Justicia y Paz, cuyo trabajo va a ser coordinarlo desde esta área. Va a haber también otras fuerzas importantes que han entrado, como Caritas Internacional, la CLAR (Conferencia Latinoamericana de religiosos), que van a ayudar a que esta toma de conciencia se extienda y, a la vez, también se profundice.

Y los pobladores de la Amazonía, ¿cómo son vistos desde esta red?

Ellos ven en la Iglesia un respaldo muy grande. Precisamente en Bogotá hubo representantes de algunas etnias indígenas de Venezuela y del Ecuador, donde manifestaron sus puntos de vista frente a estos procesos que la Amazonía está sufriendo, mostrando un mensaje de escuchar los llantos y el sufrimiento de la Amazonía, que es maltratada, excluida y explotada, junto con los pueblos. Creo que vieron en la Iglesia a una gran aliada para juntos defender los derechos de la vida en la Amazonía. Nos toca ahora seguir extendiendo este mensaje a todas las comunidades.

En Ecuador se está trabajando desde la REPAM con estas jurisdicciones eclesiásticas que pertenecen a la Amazonía. Hay un programa de formación en el que se van tomando ciertos compromisos.

¿Es posible todavía salvar la Amazonía?

Creo que sí, a pesar de que ya ha tenido heridas profundas que son difíciles de sanar, pero lógicamente en esta tierra que sufre, nosotros debemos ser los primeros que defendamos la vida. Aún estamos a tiempo de poder hacer que esa Amazonía, que es pulmón de nuestra Casa Común, como dice el Papa, sea habitable y que los moradores que ahí viven puedan no sólo ser respetados en sus derechos para vivir en ese ambiente donde han nacido y trabajan, sino también las consecuencias a nivel global. En una sociedad globalizada como la nuestra, tenemos que verlo desde esta actitud integral de la que, en la Laudato Si, el Papa Francisco nos habla de una forma tan clara, lo que pudimos profundizar en el encuentro de Bogotá.

Es la ecología integral, que nos lleva a ver más allá de nuestras propias narices, de nuestro metro cuadrado, para ver que todo repercute en todos y que tenemos que ver no sólo desde el aspecto climático, sino desde este ambiente integral del desenvolvimiento de las personas, de los pueblos que allí trabajan y viven, de las consecuencias de la contaminación de los ríos, por la sobreexplotación, por no tener en cuenta la forma en que se explotan las riquezas del subsuelo y de aquello que perjudica a la tierra y a la naturaleza, olvidándonos de sus derechos. Incluso hay algunas constituciones que defienden los derechos de la naturaleza, como la que se hizo en Ecuador, pero a veces parece que hay una contradicción entre lo que se escribe y lo que luego se hace o se permite.

Que es un poco recuperar la espiritualidad del Bien Vivir, que es un aspecto muy presente en la vida de los pueblos indígenas.

Así es. Esta filosofía del Sumak Kawsay, que dicen ellos, o Bien Vivir, forma parte de su cosmología, de su forma de pensar y está muy de acuerdo con lo que nosotros proponemos sobre la defensa de la vida, no solamente de la naturaleza, sino también de la gente que allí vive, que en consecuencia del poco cuidado del hábitat se ven también perjudicados.

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