"Su cercanía es un gran consuelo para la Iglesia de nuestro país", dice el obispo represaliado por Daniel Ortega Silvio José Báez, sobre León XIV: “Me impresionó su preocupación por Nicaragua”

Monseñor Báez, en la audiencia con León XIV
Monseñor Báez, en la audiencia con León XIV @Vatican Media

En 2019, el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, fue el primer obispo obligado a abandonar su país al determinarse que su vida corría peligro real

Habló con el Servizio Informazione Religiosa (SIR) pocos días después de ser recibido en audiencia por el Papa, unos tres años después de su última entrevista pública

(SIR).-“Es la primera entrevista que concedo en casi tres años”. Monseñor Silvio José Báez, auxiliar de Managua, es el primer obispo que se vio obligado a abandonar su país, a petición del papa Francisco, en 2019, cuando se comprobó que su vida corría peligro real por haber caminado con determinación al lado de su pueblo, desde las protestas populares de 2018, pronto sofocadas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que desde ese momento comenzó a perseguir a la Iglesia católica a todos los niveles. Después de él, se vieron obligados a abandonar su país monseñor Rolando José Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, tras una prolongada detención; monseñor Isidoro Mora, obispo de Siuna; monseñor Carlos Herrera, obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal.

Biblista de notable profundidad, monseñor Báez ha estudiado, entre otras cosas, el tema del silencio en la Biblia. Pero también conoce bien el valor de la denuncia profética. En estos años, la dramática situación de su país le ha obligado a alternar el silencio y la denuncia. Y es «de corazón» que, pocos días después de haber sido recibido en audiencia por el papa León XIV, junto con los obispos Mora y Herrera, ha aceptado responder a las preguntas de la Agencia SIR, de la Conferencia Episcopal Italiana, a la que agradece, junto con la Iglesia italiana, su constante cercanía al pueblo y a la Iglesia nicaragüenses.

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Tuvo la posibilidad de encontrar el papa León. ¿Cuál fue su impresión, a nivel personal, y sobre la importancia que da él a la situación de su país?

Fue un encuentro profundamente esperanzador. El papa León XIV es una persona de gran calidez, bondad y sabiduría. Me impresionó su preocupación por Nicaragua y particularmente por la situación pastoral que vive la gente. Su cercanía y su sensibilidad son un gran consuelo y una luz de esperanza para la Iglesia de nuestro país en este tiempo tan difícil que está viviendo. 

El Papa la confirmó obispo auxiliar de Managua. ¿Qué significa por usted ejercer este servicio, podemos decir, a distancia?

Ser confirmado como obispo auxiliar de Managua es para mí un signo de confianza hacia mi persona y mi ministerio, que le agradezco de corazón al Santo Padre. Esta confirmación de mi ministerio episcopal lo asumo con gran responsabilidad y humildad para acompañar como pastor a los nicaragüenses que se encuentran en el exilio como a quienes están en Nicaragua. La distancia física con mi país representa un reto a la creatividad pastoral, pero no un impedimento para acompañar a mi pueblo desde el Evangelio. Estar lejos no significa necesariamente estar ausente y estoy convencido de que uno está no donde tiene los pies, sino donde tiene el corazón.

Silvio Báez, con Carlos Herrera e Isidoro del Carmen Mora, obispos exiliados nicaragüenses
Silvio Báez, con Carlos Herrera e Isidoro del Carmen Mora, obispos exiliados nicaragüenses Cedida

¿Cómo vive en este momento la entrega a su Iglesia y a su pueblo?

Vivo la entrega a mi Iglesia y a mi pueblo con gran dedicación y amor. En primer lugar, a través de la oración, en donde cada día tengo presente a Nicaragua ante Dios. En mis años de exilio el Señor me ha ido mostrando diferentes caminos pastorales para realizar mi ministerio episcopal: acompañamiento espiritual a muchos sacerdotes y laicos en el exilio, visitas a varias diócesis de Estados Unidos para encontrarme con los nicaragüenses, reuniones periódicas virtuales con sacerdotes nicaragüenses exiliados y la celebración de la misa dominical en la parroquia Santa Agatha de Miami que se transmite en las redes sociales.

¿Qué significa, en este Año Jubilar, ser testigos de esperanza para ustedes, los nicaragüenses?

En este Año Jubilar ser testigos de esperanza es proclamar que Dios camina con nosotros incluso en la noche más oscura. La esperanza cristiana no es optimismo vacío. En primer lugar, para nosotros ser testigos de esperanza es vivir los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, sin dudar de su cuidado y de su misericordia (cf. Carta del Papa Francisco a Nicaragua, 2.12.2024). Tener esperanza para los nicaragüenses es también esforzarnos con la gracia de Dios en construir caminos y estructuras de diálogo, libertad y fraternidad entre nosotros mismos, que vayan anticipando la sociedad que todos soñamos y lograremos construir un día.

Silvio Báez, en una imagen con el papa Francisco
Silvio Báez, en una imagen con el papa Francisco

¿Cuánto es importante el respaldo internacional? Y en particular, aquel que llega a través de la Iglesia italiana y sus medios, como la misma Agencia SIR.

Cada gesto de solidaridad internacional, cada oración por nuestro pueblo y cada abrazo recibido desde lejos, fortalece nuestra esperanza de que los nicaragüenses podremos cambiar la realidad actual del país y construir otro diferente. Soñamos con un país en el que, renunciando a posiciones sociales egoístas, podamos compartir nuestros bienes e intereses en paz y justicia, sin que nadie se sienta excluido o maltratado por su modo de pensar. Para lograrlo, el respaldo internacional es crucial.

La solidaridad de la Iglesia italiana, país tan amado para mí en el que viví por veinte años, y de medios como SIR, nos anima sabiendo que no estamos solos en nuestra lucha por construir un país distinto. Es un testimonio del Cuerpo de Cristo que abre caminos al Reino de Dios. Os ruego a la Iglesia italiana y a medios solidarios como Agencia SIR, no os olvidéis de este pequeño país, Nicaragua. Necesitamos que oréis por nosotros, acojáis a exiliados nicaragüenses que huyen del país y que hagáis visibles ante el mundo el atropello que sufre nuestro pueblo y la persecución que padece nuestra Iglesia.

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