Ninguneando al Rey, jefe del. estado, Sánchez ningunea a España, comportándose como su dictador y no como simple presidente temporal de su gobierno, también temporal :: Exclusiva:  Los datos del ninguneo de Sánchez al Rey: no le informó del Sáhara y ha reducido el número de despachos

El presidente del Gobierno no informó al Rey de su giro histórico sobre el Sáhara

El presidente del Gobierno no informó al Rey de su giro histórico sobre el SáharaEl Debate

El desplante en el AVE a Murcia no es casual: tampoco le trasladó en tiempo y forma de su extraño volantazo con Marruecos tras ser espiado su teléfono móvil personal

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Pedro Sánchez no es capaz de decir en qué fecha exacta, si la hubo, informó al Rey en un despacho oficial de un asunto clave cuyo conocimiento le corresponde, según la Constitución, al Jefe del Estado: el volantazo personal que el presidente del Gobierno dio, sin conocimiento ni participación de nadie, para cambiar 50 años de posición española en el Sáhara y subordinarse a los intereses de Marruecos.
Tras meses de resistencia de la Moncloa a dar cuentas de la participación de Felipe VI en una decisión que, según el artículo 56.1 de la Carta Magna, le corresponde en su condición de ostentar «la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales», El Debate publica el documento que demuestra la incapacidad de Sánchez para señalar qué día exacto lo despachó con el Monarca y, aún más, el escaso trato que mantiene con él, prácticamente nulo.
En el mismo, la Directora del Departamento de Coordinación Técnica y Jurídica de la Presidencia del Gobierno, Judit Alexandra González Pedraz, se muestra incapaz de documentar la existencia de despacho oficial alguno de Sánchez con el Rey para tratar, de manera específica, «el plan de autonomía del Sáhara», tal y como le exigía una resolución del Consejo de Transparencia que le obligaba a revelar la «fecha de celebración» de haberse celebrado.
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Sánchez, forzado por este periódico tras meses de investigación respaldada siempre por dictámenes favorables del Consejo de Transparencia, reconoce que nunca informó al Rey de manera concreta, pese a que otro artículo de la Constitución, el 62.g, le da derecho a ser «informado de los asuntos de Estado».

Sánchez no reconoce ningún despacho de “Estado” por el Sáhara y limita todo a 5 encuentros genéricos con el Rey, una cifra baja para lo habitual

Sánchez no reconoce ningún despacho de «Estado» por el Sáhara y limita todo a cinco encuentros genéricos con el Rey, una cifra baja para lo habitualEl Debate

Pese a las atribuciones constitucionales de Don Felipe, Sánchez se lo saltó, como también lo hiciera con el Congreso, cuya negativa a respaldar el volantazo en el Sáhara no le impidió ceder a las pretensiones de Mohamed VI, de manera unilateral, y reconocer por escrito las aspiraciones marroquíes sobre la antigua colonia española.
El extraño cambio de Sánchez se evidencia en el inexplicado salto dado en apenas un año: pasó de acoger clandestinamente en España al líder del Frente PolisarioBrahim Ghali, declarado enemigo de Rabat; a «entregarle» el Sáhara a Marruecos por decisión personal, con un siniestro episodio entre medias cuya relación con el viraje podría ser decisiva.
Y es que el presidente fue espiado en suteléfono móvil personal, del que extrajeron 2,6 gigas de información, con la sospecha alimentada por Europa de que detrás estuvieron los servicios secretos de Mohamed, también citados en la «trama catarí» que corrompió a la vicepresidenta del Parlamento Europeo, la socialista griega Eva Kaili, sorprendida con un maletín con cientos de miles de euros en metálico.

Desprecios al Rey

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El arrinconamiento del Monarca en un asunto tan delicado y decisivo para la posición internacional de España parece sostenido, a tenor de la documentación que obra en poder de este periódico.
Así, se puede confirmar ya que a punto de agotarse ya 2022, Pedro Sánchez solo mantuvo cinco despachos formales con el Rey en el primer trimestre del año, una cifra ínfima al lado de la habitual en otros presidentes que, como Mariano Rajoy, mantenía citas oficiales con el Jefe del Estado con carácter semanal.
Fuentes cercanas al expresidente del Gobierno confirman a este periódico que el dirigente popular se agendaba una cita semanal fija, cada lunes en concreto, y que siempre se trasladaba físicamente a la Zarzuela a cumplimentar el rito institucional con un encuentro cara a cara.
Sánchez ha preferido comunicarse con el Monarca incluso por teléfono, espaciando los encuentros personales como ninguno de sus predecesores y protagonizando reiteradas escenas de, cuando menos, falta de tacto institucional: desde ponerse a la altura en una recepción real hasta adelantarle en los saludos en el reciente estreno del AVE murciano, los gestos de Sánchez han elevado la controversia, agravada por la continuidad en el Gobierno de un partido, Podemos, que defiende abiertamente la caída de la Monarquía.
De esa actitud da cuenta el informe formal de la Moncloa en el que, además de no poder señalar el día exacto en el que Sánchez informó a don Felipe del cambio en el Sáhara y de darle a las atribuciones del Rey un carácter genérico, se insiste en los poderes del presidente:
«El artículo 97 de la Carta Magna encomienda al Gobierno dirigir la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado, así como ejercer la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes», reza el documento.
Para el Rey, sin embargo, solo reserva haber tratado «temas de actualidad internacional»nunca «asuntos de Estado» que son de su incumbencia y que no figuran en el escueto listado de atenciones a Don Felipe glosadas en el documento oficial.

Marruecos se siente fuerte

Además de minimizar al Jefe del Estado español, Sánchez ha reforzado como nadie a su homólogo alauí, en un caso que guarda llamativas coincidencias con la reacción de los independentistas catalanas o vascos: cada vez que el Gobierno atiende una de sus exigencias, éstas se redoblan.
En el caso de Mohamed VI, ha elevado como nunca su retórica sobre las pretensiones marroquíes en Ceuta y Melilla, con la puesta en marcha de la Tercera Zona Militar, con sede en Alhucemas, a menos de 90 kilómetros de Ceuta; y el anuncio de un nuevo enclave a apenas 40 kilómetros de Melilla que desarrollaría de la mano de Israel, uno de los grandes aliados de Marruecos.
A todo ello se le añade la denuncia, formulada en noviembre por Coalición Canaria, sobre otros pactos «por la puerta de atrás» entre Sánchez y Mohamed VI con las aguas isleñas como supuesto objeto de un «trueque» donde no se aprecia beneficio alguno para España y sí para Marruecos, muy interesada históricamente en controlar esa zona estratégica.
Hace poco más de un mes, el Rey celebró con especial entusiasmo el aniversario de la «Marcha verde», que desalojó a España de su colonia africana, con un discurso televisado a todo el país, acompañado por el príncipe heredero, Hasán, en el que dio por hecha la integración de la antigua colonia y anunció un plan de inversiones de 7.000 millones de euros «en un momento crucial para el proceso de consolidación de la marroquinidad del Sáhara».
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