Creo que deberían multiplicarse los recuerdos para los que se han ido en estos meses terribles. ¡Terribles! Juan Lucena & Rafael Arenas: Homenaje iconográfico a nuestros abuelos: Ausencia y Fiesta

La imagen de un cuadro que homenajea a nuestros abuelos y dos cosas que escribí al hilo de las pérdidas de los últimos meses: Ausencia y Fiesta.

  1. LA DESPEDIDA QUE HUBIERAN MERECIDO

  2. Homenaje iconográfico a nuestros abuelos:

« LA DESPEDIDA QUE HUBIERAN MERECIDO: ¿QUÉ HAREMOS SIN ELLOS? »

Pintor: Juan Lucena
Título: ¿Qué haremos sin ellos?
Fecha: finales de marzo 2020
Dimensiones: 150x120 cm
Técnica: pintado sobre lino, manchado en acrílico y terminado en óleo.
Tema: El pintor jerezano Juan Lucena homenajea a los ancianos víctimas del covid-19
Descripción: « La composición muestra a un grupo de niños detrás de un cristal de metacrilato -tal y como debemos comunicarnos en la llamada nueva normalidad- que se despiden de sus abuelos. Los ancianos, a su vez, van caminando hacía un túnel iluminado y uno de ellos, una mujer, mira hacia los pequeños. » Fabiola Navas, JEREZ
Localización: Estudio de Juan Lucena en "La Barca de La Florida", Jerez de la Frontera (Cádiz)

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2. Ausencia

En la reunión que hemos celebrado
ha salido tu nombre.
Lo cierto es que no hablábamos de ti.
Tratábamos tu plaza.
La plaza que ocupabas.
Ahí oímos tu nombre.
Había que cambiar algunos planes,
algunas previsiones.
Han de modificarse
ciertas convocatorias.
Tareas burocráticas,
concursos y baremos,
tribunales y docencia asignada.
Otro debe dar mañana tus clases.
Los alumnos no cambian,
seguirán aprendiendo,
aunque sea ya con otro maestro.
Se hizo una referencia breve,
corto agitarse de ojos y manos.
Fue tan solo un momento.
Con la vista nublada
y el corazón latiendo
volvimos a las tablas y a las cifras.
Así pasa una vida,
Esta es la huella que deja,
Leve temblor en el aire,
sombra sobre la pantalla,
fulgor de palabras en nuestro pasado,
debates encendidos
como sol en la tarde.
Comidas y cafés,
mano amiga que descansa en mi brazo
- éste es mi recuerdo-
en morosos paseos.
Nada de eso es ya.
Un nombre que pronto se borrará,
que ya comienza a desaparecer.
Cuerpo que se acumula junto a miles
en salones oscuros y vacíos.
Ataúdes de pino
e interminables listas,
cifras, ecuaciones, curvas, tangentes.
Risas, caricias, deseos y juegos.
Solemne el funeral
que antecede a la nada.
Lloramos lo perdido,
pero los muertos,
los muertos...
¡qué solos estuvieron nuestros muertos!

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3. Fiesta

Sabes que lo mejor llega al final.
Todavía un momento
cuando las conversaciones decaigan
como velas sin aire.
Cuando ahí parezca que todo acabe,
se abrirán las ventanas
y saldrá el humo denso del tabaco,
el olor a sudor,
espesos deseos insatisfechos.
Volverás a ser joven,
modulable, voluble.
Las señales no tendrán importancia.
Serán borradas como
tatuajes infantiles.
Ese será el instante en que consigas
ver la luz triangular,
rozar con suavidad
los cálidos contornos
de pieles tersas.
Ese será el instante
de conocer
el temblor de la vida que termina,
que en su pulsión final
permite adivinar
cómo será
lo que nos seguirá.
Ansías ese fresco recoveco
de infantiles recuerdos,
amores desdichados,
tardes tranquilas,
caricias y miradas,
viajes de vacaciones,
perfiles atisbados en el metro,
tardes felices de nervios y lluvia.
Ansías que la vida no se acabe,
que aún te den un mes,
unas semanas y poder llegar
a la cita y a la mirada amiga,
a las primeras olas,
a eso que adivinas
que quieres conservar;
a eso que decides
guardar para evocar
en el segundo que acaba la cuenta,
ese último segundo que dura
toda la eternidad.
En el hombro te roza una mano.
La cabeza se vuelve a la señora.
Una sonrisa amable,
la indicación sutil,
la mirada hacia la puerta abierta.
La fiesta acaba ya.
Una disculpa y un beso furtivo.
Así ha sido el final.
Esa mirada fría, esa puerta.
Ya no hay más.
Se borran los infantiles recuerdos,
Se borran besos y abrazos antiguos.
No habrá ni mirada amiga,
ni ese instante especial.
No habrá esa oportunidad final.
No habrá una última Navidad
ni hojas ocres que en otoño caen.
No habrá calor en el postrer verano,
ni flores que en mayo abren.
La lluvia de abril hará de telón.
Un cadáver, un número y un año.
No quieren nada más;
el resto estorba, sobra.
Molestan las semanas que podrías
aún haber vivido.
Al cadáver conceden
lo que a tí te negaron.
Unas semanas más
que te permitirían
preguntarle a la vida
si esta te daría,
por cariño, por pena o simpatía
un último destello,
pleno, brillante,
intenso y penetrante,
pura felicidad.

El pintor es Juan Lucena. Tomo la imagen del muro de Salvador García Bardón

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Juan  Lucena es el pintor barqueño por antonomasia y Rafael  Arenas García es catedrático de Derecho internacional privado de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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