Acércate humilde a recibir la comunión. I Lunes de Adviento

I Lunes de Adviento
I Lunes de Adviento

1 de Diciembre, I Lunes de Adviento 

Texto bíblico 

Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe” (Mt 8, 5-10). 

Comentario 

Extraña, desde las relaciones sociales contemporáneas de Jesús, que un jefe suplique por un súbdito, un amo por un siervo; en este caso, un centurión por un criado suyo. Cabe traer aquí la enseñanza del Maestro: “El que quiera ser señor, que sea vuestro siervo”, como él mismo lo hará en la noche de la Cena. 

El evangelista hace referencia a un hecho que ensancha las fronteras de los destinatarios de la Buena Nueva, al tratarse de una acción en favor de un centurión romano, miembro del grupo de los invasores, aquellos que eran percibidos por los judíos como enemigos. Para Dios no hay diferencia de orígenes ni de culturas. 

La liturgia eucarística ha tomado las palabras del centurión, pues al acercarse la hora de comulgar, tanto el sacerdote como los fieles rezan: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Uno debe sentirse siempre indigno de recibir el sacramento de la Eucaristía. 

Propuesta 

Acércate humilde a recibir la comunión. 

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