Participa en el banquete eucarístico con limpio corazón. I Miércoles de Adviento
3 de Diciembre, I Miércoles de Adviento
San Francisco Javier
Texto bíblico
“Preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones” (Isa 25, 6-7).
“Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños. Despidió a la multitud, montó en la barca y se dirigió a la región de Magadán” (Mt 25, 29-33).
Comentario
En los primeros días de este tiempo de esperanza aparece la referencia al monte, y resuena el salmo: “¿Quién subirá al monte del Señor? El hombre de puro corazón y de manos limpias” (Sal 23, 4). Al mismo tiempo, se nos invita a la gran peregrinación interior que canta el salmista: “Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor” (Sal 121, 3-4). Se nos invita, pues, a ascender, a subir al encuentro con Dios.
En Adviento, la Liturgia de la Palabra propone una relación entre los distintos textos bíblicos. Hoy observamos la coincidencia del tema del banquete sobre el monte. La profecía de Isaías encuentra su concreción en el signo que realiza Jesús, sentado sobre el monte, al multiplicar el pan, acción cumbre de toda evangelización.
Resulta llamativo que la referencia a la multiplicación de los panes aparezca recogida en los cuatro evangelios, lo que demuestra hasta qué punto impactó en las diferentes comunidades el relato del signo-milagro realizado por Jesús. A diferencia de la noche de Pascua, en la que debían comer de pie y deprisa, ahora se invita a la multitud a sentarse, como pueblo libre.
Propuesta
Participa en el banquete eucarístico con limpio corazón.