"Así era el “sabio de las montañas”, como lo llamaban en Barcelona; así era este maestro y amigo" Diez años sin la presencia cálida y lúcida de Panikkar

El filósofo y escritor Raimon Panikkar
El filósofo y escritor Raimon Panikkar

La aportación de su pensamiento es la de un genio, un “maestro para nuestro tiempo”, como proclama uno de los premios que recibió (Premio Nonino, Italia 2001) y como manifiestan las múltiples condecoraciones y reconocimientos que tuvo en diversos países

"Nos unía una fuerte amistad, más allá de su magisterio"

Hace ahora diez años, el 26 de Agosto de 2010, Raimon Panikkar acababa su periplo histórico en su casa de Can Feló en Tavertet (Catalunya), en cuyo cementerio parroquial están enterradas parte de sus cenizas (las otras fueron echadas al Ganges, por expreso deseo suyo). El agua de su gota pasaba a formar parte de ese mar incomensurable de la Realidad sin fin, donde Dios es todo en todo; entraba ya plenamente en laarmonía cosmoteándricaque siempre buscó. Para los que lo queríamos, cesaba la presencia cálida del maestro, su verbo vivo, su constante sonrisa, la expresiva mirada de sus ojos, sus manos siempre gesticulando… pero continuaba en la palabra, igualmente viva, que nos dejaba en sus numerosos escritos (he catalogado hasta la fecha 78 volúmenes en diferentes lenguas y cerca de 2000 artículos), y en las muchas grabaciones en video que nos había regalado, sobre todo en sus últimos años.//

10 años Panikkar

Con ocasión del centenario de su nacimiento (2008) se multiplicaron por todo el mundo congresos, eventos, evocaciones y celebraciones (ver en este blog). También se le recordará en estos días en lugares de Europa, Asia y América. Entre otras, el próximo día 29 en una Misa en la iglesia de Santa Maria de Cadaqués a las 8 de la tarde; y en un conversatorio por zoom, organizado por la Red Iberoamericana de Estudiosos del Pensamiento de Raimon Panikkar (RIAP), con la participación simultánea de algunos panikkarianos españoles (Javier Melloni y el que esto suscribe) y colombianos (Victor Ricardo Moreno y Camilo López).

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La existencia histórica de Raimon Panikkar Alemany fue larga (noventa y dos años, 1918-2010) y rica (ver en este blog “Una existencia caleidoscópica”-1 https://www.religiondigital.org/armonia_en_la_diversidad/Raimon-Panikkar-Alemany-existencia-caleidoscopica_7_1994270571.html  y “Una existencia caleidoscópica”-2 https://www.religiondigital.org/armonia_en_la_diversidad/Raimon-Panikkar-Alemany-existencia-caleidoscopica_7_1994270570.html), con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y  también con sus errores y contradicciones, como la de todos los seres humanos; así lo dejó reflejado honestamente en sus Diarios, sobre todo en El agua de la gota. Fragmentos de los diarios (Herder 2019). Pero la suya fue una existencia significativa y en muchos aspectos brillante.

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La aportación de su pensamiento es la de un genio, un “maestro para nuestro tiempo”, como proclama uno de los premios que recibió (Premio Nonino, Italia 2001) y como manifiestan las múltiples condecoraciones y reconocimientos que tuvo en diversos países. Como el humanista italiano Pico de la Mirándola, Panikkar desarrolló un interés y una apertura a “tutte le materie conoscibili”; y buscó “la posibilidad de entablar un juego limpio de verdad”, según sus propias palabras (Invitación a la sabiduría, 1998). Su obra está reconocida internacionalmente como una de las más innovadoras del siglo XX en el campo del pensamiento; así lo testimonian las múltiples ediciones y traducciones de sus ensayos, así como las numerosas monografias y tesis de doctorado que se han hecho sobre él en universidades de todo el mundo. Se esté o no de acuerdo con sus posturas y sus reflexiones, Raimon Panikkar es, sin duda, uno de los grandes pensadores de nuestra época; llegó a ser calificado como “uno de los pensadores paradigmáticos de la Segunda Era Axial”, por su interdisciplinaridad e interculturalidad (Ewert Cousins,  Christ of the 21st Century, 1992).  Un verdadero “hombre mutante” (“a mutational man”) por su realidad intercultural (“a cross-cultured man”) y por su realidad multidimensional (“multi-dimensional man”) que concilia armónicamente polaridades que parecen irreconciliables entre oriente y occidente, entre ciencia y mística, entre lo mítico y lo racional, filosofía y oración, por primera vez en la historia (“Raimundo Panikkar and the Christian Systematic Theology of the future”, en Panikkar at Santa Barbara, Cross Currents  2, 1979).

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Como he escrito en varias ocasiones, Raimon Panikkar fue un hombre excepcional; de un recorrido existencial e intelectual largo, rico y fuera de lo común. En él convergen su origen hindú-cristiano, su formación académica e intelectual interdisciplinar, pero también plurilingüística (publicó en más de media docena de lenguas y dominaba cerca de la docena), intercultural, interreligiosa... No fue un diletante de diversas culturas, sino una persona profundamente inmersa en el cristianismo y en la cultura occidental contemporánea secular, y al mismo tiempo en el hinduismo y en el buddhismo, con su mística y su voluntad de comunión con el todo. Vivió en cada una tan intensamente que llegó a declararse simultáneamente cristiano, hinduista, buddhista y secular. Vivió esta múltiple identidad teóricamente, adentrándose en sus distintas y diversas tradiciones, y existencialmente, profundizando hasta la médula en el devenir vital e intelectual de la vida europea, india y norteamericana (de mi Introducción al Diccionario panikkariano).

Diccionario

Como escribía también hace ahora diez años, nos unía una fuerte amistad, más allá de su magisterio. Así lo manifiestan las numerosas cartas suyas que recibí. El nuestro fue un encuentro no sólo en la amistad gratuita, sino también en la conexión de intereses e ideas comunes; unas ideas que no siempre tuvieron buena acogida en otros teólogos y pensadores, en lo que a él se refiere y en lo que a mí se refiere. Lo de Raimon Panikkar fue siempre todo o nada; nunca fue hombre de medias tintas. Su pensamiento siempre buscó la reflexión sobre el todo, la integración de toda la realidad “cosmo-te-andrica”, recogiendo hasta los más insignificantes elementos de la Realidad. Una de las frases que más repetía en sus escritos era un versículo del Evangelio: “Colligite quae superaverunt fragmenta, ne pereant” (Jn 6,12), la frase del Maestro que pone fin al relato joánico de la multiplicación de los panes y los peces.

Esa interconexión de todo con todo fue siempre lo que más me fascinó, de lo que más aprendí y que más condicionó mi teología y mi  pensamiento. Por eso, me hizo particular ilusión verla repetida en numerosas ocasiones en la encíclica Laudato si’, el mayor regalo intelectual del papa Francisco. Así era el “sabio de las montañas”, como lo llamaban en Barcelona; así era este maestro y amigo.

De nuevo, muchas gracias maestro, hermano y amigo Raimon.

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