Un Plan que puede abrir horizontes de esperanza, pero será necesario animar sobre todo a un clero envejecido y desencantado El arzobispo Benavent quiere dinamizar la Diócesis de Valencia

Benavent, durante la presentación del plan
Benavent, durante la presentación del plan

Hace unos días, Enrique Benavent, Arzobispo de Valencia, presentaba a las Vicarías I y II de la ciudad de Valencia, unas propuestas para la redacción de unas orientaciones pastorales para los próximos años. En una catedral repleta de curas y laicos de las parroquias, Benavent, intentaba convencer a los muchos desanimados y desencantados, que se trata de vivir un momento de gracia desde la sinodalidad y la esperanza

Y Benavent hace una llamada de conversión a la comunión. Denuncia que el necesario y enriquecedor pluralismo eclesial fomenta excesivamente el sentido de pertenencia al grupo, disminuyendo el sentido de pertenencia a la Iglesia y provoca enfrentamientos entre las distintas sensibilidades.

Sin duda alguna, un Plan que puede abrir horizontes de esperanza, pero será necesario animar sobre todo a un clero envejecido y desencantado; y a unos laicos que probablemente pensarán “más trabajo para los mismos”.

Hace unos días, Enrique Benavent, Arzobispo de Valencia, presentaba a las Vicarías I y II de la ciudad de Valencia, unas propuestas para la redacción de unas orientaciones pastorales para los próximos años. En una catedral repleta de curas y laicos de las parroquias, Benavent, intentaba convencer a los muchos desanimados y desencantados, que se trata de vivir un momento de gracia desde la sinodalidad y la esperanza. Dice muy claramente : “No se trata de nuestro plan, ni de mi plan, sino de algo que el Espíritu nos está pidiendo…”. Y añade: “debe concretarse en pasos concretos y evaluables, que sean realistas y posibles..”. Por eso el punto de partida es un análisis exhaustivo de la realidad eclesial en la Archidiócesis Valentina. Una auténtica radiografía en la que se destacan las fortalezas, las debilidades, las oportunidades y las amenazas. 

Creemos. Crecemos. Contigo

Entre las fortalezas se destacan “la participación de muchos laicos en la vida eclesial  y un sentido de mayor corresponsabilidad en la misión…una acción pastoral y social perceptible (Cáritas, grupos de renovación espiritual..)” y finalmente:”arraigo de la Iglesia en la sociedad valenciana”. 

En el capítulo de debilidades se entona un mea culpa muy lúcido: “envejecimiento del clero con la sobrecarga de trabajo…; escasa participación juvenil en la vida ordinaria de las parroquias…; rigidez en la estructura diocesana y resistencias a los cambios…; rivalidad entre distintos grupos eclesiales…; estancamiento en modelos tradicionales…; la pastoral de mantenimiento dificulta una pastoral más misionera”. 

Las oportunidades vienen marcadas por el magisterio del Papa Francisco y las esperanzas suscitadas por León XIV, y se resumen en “la puesta en práctica de la sinodalidad como estilo de vida eclesial“. Finalmente las amenazas: “la secularización acelerada con la indiferencia religiosa…; los cambios en valores que afectan a la familia…; la crisis socioeconómica que afecta a tantas personas y familias…; los desafíos externos hacia la Iglesia (legislaciones hostiles y desconfianza hacia ella)…”. 

Enrique Benavent. Te Deum en la catedral de Valencia.
Enrique Benavent. Te Deum en la catedral de Valencia.

Una conclusión muy significativa de este análisis: “Sería una ingenuidad pensar que las amenazas y debilidades tiene su origen y sus causas únicamente en el exterior de la Iglesia. También es bueno un examen de conciencia para ver hasta qué punto las fragilidades de nuestro mundo nos afectan a nosotros”. 

Y Benavent hace una llamada de conversión a la comunión. Denuncia que el necesario y enriquecedor pluralismo eclesial fomenta excesivamente el sentido de pertenencia al grupo, disminuyendo el sentido de pertenencia a la Iglesia y provoca enfrentamientos entre las distintas sensibilidades.

El Arzobispo de Valencia aspira en este Plan a “una mayor coordinación pastoral y una mejor distribución del trabajo que exige una apertura a un trabajo en equipo y a una coordinación entre nosotros”. Y apunta: “Allí donde sea necesario, habría que ir introduciendo la transformación de algunas zonas de nuestra diócesis en entidades pastorales”.

Sin duda alguna, un Plan que puede abrir horizontes de esperanza, pero será necesario animar sobre todo a un clero envejecido y desencantado; y a unos laicos que probablemente pensarán “más trabajo para los mismos”. Habrá que poner mucha carne en el asador para convencer a la gente. Todavía hay muchos que recuerdan el Sínodo de la época del Arzobispo Miguel Roca. Despertó mucha ilusión y compromiso, aunque luego las Constituciones Sinodales se arrinconaron.

El deseo es que el dinamismo que Benavent quiere imprimir a la diócesis no fracase, sino que sirva para despertar a nuevas realidades eclesiales y más compromiso evangelizador. 

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