¿Dónde está Dios? También en los que imprimen mascarillas.

¿Dónde está Dios? También en los que imprimen mascarillas
¿Dónde está Dios? También en los que imprimen mascarillas

En esta España nuestra, bien situada en el “ranking” de las naciones ricas, en estas circunstancias aparecen los muchos descosidos que año tras años los informes de muchas organizaciones nos recuerdan. Todavía existe pobreza severa, la que pasa hambre y muere de miseria. Así de claro. ¿Cómo estarán pasando estas familias este encierro? ¿Y, esos ancianos que viven solos en la España vaciada o que se sienten amenazados en las residencias? ¿O esas familias que conviven muy estrechamente en pocos metros cuadrados?

Por eso, en estas circunstancias, para los creyentes, Dios está en todas esas acciones - de creyentes o no creyentes- que cada día, miles de hombres y mujeres, directa o indirectamente están trabajando para que los más vulnerables no sucumban a la crisis y sus corolarios.

Por lo tanto, Dios, entremezclado con muchas otras cosas, está en la inteligencia de ese científico que busca la vacuna; en los que están imprimiendo mascarillas, en los que traen la compra a personas necesitadas, en el camionero mueve mercancías para que todo siga funcionando…en tantas y tantas situaciones.

En estos días tan tremendamente desesperantes para muchas familias, seguramente nos preguntamos: ¿Dónde está Dios? Es una pregunta legítima y necesaria.

En esta España nuestra, bien situada en el “ranking” de las naciones ricas, en estas circunstancias aparecen los muchos descosidos que año tras años los informes de muchas organizaciones nos recuerdan. Todavía existe pobreza severa, la que pasa hambre y muere de miseria. Así de claro. ¿Cómo estarán pasando estas familias este encierro? ¿Y, esos ancianos que viven solos en la España vaciada o que se sienten amenazados en las residencias? ¿O esas familias que conviven muy estrechamente en pocos metros cuadrados? Y tantas y tantas situaciones, que cada uno podríamos enumerar. El relato de la pobreza aflora en estos circunstancias de una manera brutal hasta el punto que se convierte en interminable. 

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¿Dónde está Dios? En todos esos hombres y mujeres que sufren de manera dura el golpe de una situación tan terrible, los más vulnerables. Así nos lo dice claramente el evangelio de Mateo 25, 31-46. El llamado texto del Juicio Final. No recuerdo que, en ese magnifico fresco digno de Miguel Angel, se le pregunte a nadie sobre sus creencias o sus prácticas religiosas. Me parece recordar que un poco antes del final hay un diálogo muy interesante. Algo así: “Señor,, ¿cuando te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?¿cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo y te vestimos? ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: “en verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Dos cosas están claras. Dios se identifica con todas esas situaciones personales, independientemente de que esas personas sientan de alguna manera esa identificación, es decir que su causa es la de Dios. Y que las personas que “hicisteis” “probablemente actúan únicamente pensando en la necesidad de ese hombre nada más…,pero resulta que desde la encarnación las causas de los hombres son las causas de Dios, independientemente de su raza, religión…El “quid” de la cuestión no está en que “hicisteis”, sino” “a mi me lo hicisteis”. Estos hombres y mujeres sabrían que habían hecho el bien en sus vidas, pero ignoraban que era al mismo Dios al que estaban dando de comer, de beber…Dios está en el que nos necesita, y en el que actúa. Esta encuentro es el amor de Dios químicamente puro. 

Por eso, en estas circunstancias, para los creyentes, Dios está en todas esas acciones - de creyentes o no creyentes- que cada día, miles de hombres y mujeres, directa o indirectamente están trabajando para que los más vulnerables no sucumban a la crisis y sus corolarios. Hacer una lista sería maravilloso, pero no quiero correr el riesgo de dejarme a nadie. Pero todos llevamos en el corazón a personas que se están dejando la vida cada día para que sigamos viviendo, y generando esperanza. Por eso, los aplausos se hacen cada vez mas extensivos. 

Por lo tanto, Dios, entremezclado con muchas otras cosas, está en la inteligencia de ese científico que busca la vacuna; en los que están imprimiendo mascarillas, en los que traen la compra a personas necesitadas, en el camionero mueve mercancías para que todo siga funcionando…en tantas y tantas situaciones.  

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Es la hora de lo mejor y de lo peor del hombre. Me quedo con lo primero. Pero Dios está ahí, sigue estando y lo estará, aunque nos cueste verlo muchas veces.

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