La maldad del Papa Francisco

En la tradicional rueda de prensa, a bordo del avión de vuelta, se le ha preguntado al Papa Francisco sobre las apariciones de la Virgen María en Medjugorie. En cierto modo esta pregunta era natural, ya que la comparación entre Fátima y Medjugorje, podía surgir en cualquier momento, como así ha sido. En cualquier caso, el Papa ha dejado varias perlas importantes sobre este asunto, que son muy clarificadoras de la situación actual.

Hace un par de años, tuve ocasión de visitar el santuario de Medjugorie. Evidentemente, pude constatar varias cosas. La primera, el alto nivel organizativo del pueblo y del Santuario, incluida una viñeta de pago, para poder acceder en autobús a la zona más cercana al Santuario. La segunda, la típica calle de tiendas de objetos religiosos. Pero sobre todo, el relato de los acontecimientos por parte del guía local, que me dejó muy perplejo. Sobre todo en lo que se refería a las apariciones recientes y diarias. Una narración absolutamente, y a todas luces, inverosímil.

Sin duda, la gran afluencia de peregrinos a las celebraciones y a los distintos lugares no me sorprendió, dada la fama que este lugar ha ido adquiriendo en Occidente. Y por el apoyo que está recibiendo, por parte de muchos obispos, sacerdotes y movimientos eclesiales.

El Papa Francisco, en su respuesta al periodista, resuelve una de las perplejidades de muchos de los que visitan, con buena voluntad, este sitio. Una cosa son las primeras apariciones, de las cuales la Iglesia se pronunciará en su momento, y otra las posteriores, de las cuales se da cuenta diaria en carteles hasta en el “hall” de los hoteles. Por eso es perfectamente comprensible que en la Comisión presidida por el Cardenal Ruini y en la Congregación para la Doctrina de la Fe hubiera como dice el Papa “pareceres contrarios a la relación Ruini”. Sin embargo, la relación Ruini precisa, la distinción de apariciones mencionada y “Sobre las presuntas apariciones actuales, la relación presenta sus dudas”, nos dice el Papa. Y aquí es donde el Papa Francisco se moja a fondo: “Yo, personalmente, soy más malo, prefiero a la Virgen Madre que a la Virgen que se vuelve encargada de una oficina de telégrafos y envía un mensaje cada día. Y estas presuntas apariciones no tienen tanto valor: esto lo sigo como opinión personal. Hay quienes piensan que la Virgen dice: "Vengan, ese día tal, a tal hora, le voy a dar un mensaje a ese vidente”. La maldad de Francisco es compartida por muchos, a los que nos cuesta entender esa presunta forma de proceder de la Virgen María. Por eso nos preguntamos sobre el sentido de esas apariciones, que luego se plasman cada tarde en los hoteles y lugares públicos. Y, después de analizarlas, uno se pregunta, porque se orientan siempre en una misma dirección, la de una espiritualidad altamente moralista y caduca. De ahí que agradezcamos la “opinión” del Papa Francisco, con la cual convergemos muchos.

Y, por supuesto, lo innegable: “está el hecho espiritual y pastoral, el nudo de la relación: gente que se convierte, que encuentra a Dios, que cambia de vida. Y esto no gracias a una varita mágica. Este hecho no se puede negar. Ahora, para ver esto, nombré a un buen obispo (monseñor Hoser, ndr.), que tiene experiencia para ocuparse de la parte pastoral. Al final se dirá algo”. Así lo dice espontáneamente el Papa. Y eso llama la atención, en este Santuario y en tantos lugares marianos, a lo largo y ancho del mundo, que no tienen detrás una historia de apariciones. Quedamos a la espera de este informe.

Una pastoral seria y profunda, en Medjugorie, probablemente no debería poner el acento en las apariciones actuales, y esperar a que la Iglesia se pronuncie, de manera clara, sobre las primeras apariciones. La convocatoria de María es ya motivo suficiente. La figura de Maria, madre y mediadora de la gracia, es lo importante. Lourdes y Fátima, al margen de las apariciones, en su momento, se han convertido en el lugar del dolor y de la esperanza, para muchos hombres y mujeres, que peregrinan al encuentro de María.
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