Mi peregrinación pascual a Tierra Santa (I)

Primer día: el viaje y el encuentro.

Después de un largo día que ha comenzado a las 4 de la mañana, llegamos a Nazaret, nuestra primera etapa en Tierra Santa. Cansados, pero felices, ya que mañana mismo empezamos nuestra peregrinación en Galilea.
Un grupo de 40 personas, de distintos lugares: Alcoy, Paterna, Valencia, Alfondeguilla y Burriana. Han resistido muy bien, con humor y paciencia, la larga tirada en autobús desde Alcoy y Paterna a Madrid, los unos; y los otros, desde Valencia a Barcelona. Los sendos aviones, y el tramo final desde el aeropuerto de Ben Gurión a Nazaret. En el aeropuerto nos hemos encontrado los dos grupos, que haremos juntos la peregrinación.
Trabajaremos con ilusión para que se produzca el primer milagro en Tierra Santa el encuentro entre nosotros y con Jesús en su tierra. Sería bastante absurdo buscar al Hijo de Dios entre las piedras, y olvidarnos de los hermanos, con los que el Señor nos ha concedido visitar su tierra.
Intuyo, como siempre, muchas ganas e ilusiones. Estoy convencido que Jesús en esta su tierra saldrá al encuentro de cada uno. La venida a Tierra Santa nunca es en vano. El Señor nos da esta posibilidad por algo...A cada uno, en estos días de averiguarlo.

No podemos dejar de lado, el dolor y el sufrimiento de los últimos acontecimientos. Aunque nos queda lejos físicamente el lugar de los hechos, pero no humanamente. Nuestra oración y nuestra solidaridad con las víctimas. Dos pueblos que no encuentran el camino de La Paz desde hace décadas...

Un saludo y os llevo a todos en mi corazón y en mis oraciones.

Segundo día: Caná, Nazareth y Haifa: María en Caná, Maria en Nazareth y María en Haifa.

La primera etapa, aunque era muy temprano, ha sido Caná. Un total de cinco matrimonios en una celebración muy emotiva ha renovado sus promesas en este lugar tradicional. Uno de ellos celebraba las bodas de oro. Una persona del grupo ha leído una carta escrita por sus hijos y nietos que ha sido una magnífica sorpresa para ellos y para todos. Las lágrimas han brotado de los ojos de muchos presentes en esta celebración.
Una vez terminada, hemos visitado las ruinas de este santuario que con toda probabilidad sería la Caná evangélica, aunque haya otros lugares con el mismo nombre que se disputan la autenticidad. Las excavaciones arqueológicas realizadas por Loffredda y Alliata no han dicho todavía la última palabra.
La presencia de María, la madre de Jesús en esta boda, y sus solicitud por los novios nos muestran su preocupación por la situación de esa joven pareja, probablemente familiares de ella. Jesús se siente empujado a actuar…a realizar ese primer signo, que puede ser interpretado como una catequesis eucarística. María en Caná.
La segunda etapa: se ha desarrollado en su totalidad en Nazareth. Primero la explicación de la fachada de la Basílica de la Anunciación, con todos sus elemento arquitectónicos y decorativos inspirados por la literatura judeocristiana. A continuación visita pormenorizada del museo franciscano con el fin de poder situarse en el complejo arqueológico de la Basílica de la Anunciación. A continuación celebración de la eucaristía en la Iglesia de San José o de la Nutrición y visita del santuario: las grutas y el baptisterio, junto con los repertorios arqueológicos. 

Y, finalmente la Basílica superior y la cripta de la Basílica de la Anunciación, para terminar en el pórtico, y la visita a la “Mare de Deu del Desamparats”. María en NazaretH
Atravesando el zoco hemos llegado a la Iglesia Griego ortodoxa de San Gabriel, en donde situamos la fuente de Nazareth, es decir la fuente de Maria, en donde el Protoevangelio de Santiago sitúa un primer momento de la Anunciación.
Después de la comida tercera etapa, la ciudad de Haifa y el monte Carmelo. La evocación de la Virgen del Carmen y la tradición carmelita ha sido el eje fundamental, así como la magnífica vista de la ciudad de Haifa desde lo alto del Monte Carmelo. María en Haifa.
Un día completo, y mucha felicidad y cansancio en las caras de los peregrinos. Mañana, si Dios quiere más…

Y seguimos…Día tercero: el lago Tiberíades.

De buena mañana, como siempre en Tierra Santa, hemos salido en dirección, en este caso, a la Bienaventuranzas. Allí, en medio de la naturaleza, y con el lago al fondo, hemos celebrado la eucaristía. La proclamación de las bienaventuranzas es siempre un momento de reflexión profunda para los peregrinos. Una visita al santuario, y un momento de meditación han concluido esta visita, siempre espiritualmente estupenda.
A continuación la gran aventura, el descubrimiento de Cafarnahúm, la ciudad de Jesús. Primero la Casa de Pedro. La larga y apasionante historia de ese yacimiento arqueológico, mimado por mis profesores Corbo y Loffredda. Primero la basílica octogonal del siglo V, destruida y abandonada hasta prácticamente nuestros días, debajo de la cual se encontraba un lugar de oración de los judeocristianos. Y todo ello sobre la casa de Pedro, en ella se ha encontrado abundante material de cerámica, monedas y grafitos. Y allí hemos recordado numerosos acontecimientos evangélicos, particularmente la curación del paralítico. A pesar de que he explicado la historia y la arqueología del lugar infinidad de veces todavía me emociona contar lo que mis profesores me enseñaron de primera mano y transmitirlo a los peregrinos. Y contemplar también las casa de los vecinos de Pedro, y pensar que aquellos primeros cristianos nos quisieron conservar los recuerdos de Pedro y de Jesús en aquella casa, convertida en lugar de oración.
Después la sinagoga blanca. Impresionante, con sus elementos decorativos y su belleza. Gran parte de las piedras que le daban esa belleza están esparcidas, de manera ordenada, en el campo arqueológico. Y una almazara de aceite del siglo primero completa. Destacan, un arca de alianza y los elementos propios de la vegetación Palestina entre esos elementos de decoración. Debajo de esta sinagoga el empeño de Corbo y Loffredda, hizo posible la localización de la sinagoga de la época de Jesús. La lectura del Discurso del pan de la vida (Jn,6), proclamado a pocos metros de ella, ha sido un momento fuerte del día.
Después de la comida, una visita muy entrañable. Magdala, la patria de María Magdalena. “Rema mar adentro” es el lema de la Iglesia, presidida por un altar, que es un barca como las de la época de Jesús. Un edificio moderno muy cuidado en todos los detalles, precedido por un atrio, con cuatro capillas, que hacen referencia a episodios evangélicos, en los que María Magdalena es la protagonista. A continuación, las ruinas del antiguo puerto de Magdala (Tarichea), cuyos salazones eran muy apreciados en las mejores mesas de Roma; la factoría de elaboración, las casa de los habitantes y el palacio probablemente del intendente. Y, finalmente la sinagoga, en la que se ha encontrado una piedra con una magnífica menorah
Algunos piensan que en ella está representado un modelo del segundo templo de Jerusalén.
Magdala está todavía en proceso de excavación e investigación. Esperemos que el futuro nos siga dando sorpresas agradables en este yacimiento arqueológico.
Al final de la tarde, la multiplicación de los panes y de los peces, cerrada por los Benedictinos, que al parecer, han marchado de visita a Jerusalén. Les he explicado las ruinas y lo que se puede ver. han quedado satisfechos, y ahí queda para la próxima vez. El primado de Pedro ha sido nuestra última etapa. Las palabras de Jesús a Pedro: ¿me amas…? han resonado en los oídos de cada uno. y la “mensa Christi” en el corazón de la pequeña Iglesia es siempre una delicia, pensando en la presencia del mismo Jesús. La escalera y los corazones, de los que nos habla Egeria, nos transportan a esa época bizantina. El pequeño contacto en vivo y en directo con el lago ha culminado este magnífico día en torno al lago. Y mañana a Jerusalén…empieza otra etapa y un salto cualitativo en la peregrinación.

Día cuarto: De Galilea a Jerusalén, (Vía Valle del Jordán).

De buena mañana hemos dejado Nazareth, en dirección al monte Thabor. Allí, después de la siempre emocionante subida al monte en las furgonetas, contemplando la preciosa llanura de Esdralón, ha aparecido ante nosotros una de las iglesias más bonitas de Tierra Santa. La Iglesia del Thabor, inspirada constructivamente en las iglesias del norte de Siria, nos ha encantado a todos. El arquitecto ha sabido simbolizar el sentido de trascendencia.
La celebración de la eucaristía en la cripta ha sido un momento de oración muy importante. Los peregrinos han podido saborear espiritualmente la experiencia de la “Trasfiguración de Jesús”. Como siempre ha sabido a poco.
El Monte de la Cuarentena en Jericó ha sido la siguiente etapa. Allí, el recuerdo de las tentaciones de Jesús, nos ha situado en el desierto de Judea, y esa dimensión de nuestra vida. Zaqueo, subido al sicómoro, nos ha recordado que ante Jesús todos tiene una oportunidad.
Las cremas y las cremas…el baño en el Mar Muerto. Y camino a Jerusalén. Parada en el desierto, y en la Posada del Buen Samaritano, para evocar esa parábola, enraizada en acontecimientos que sucedían en ese camino.
Y llegada a Jerusalén….Un día de transición para prepararnos a todos lo acontecimientos que vamos a vivir en estos días.

Quinto Día: Jerusalén.

Un día muy tenso, pero redondo. Muy cansados, pero contentos y satisfechos. Jerusalén esta mañana ha aparecido blindada. Las puertas de Jerusalén estaban prácticamente controladas de manera absoluta por la policía y el ejército. La oración en la Mezquitas; la Pascua de medio mundo: etíopes y coptos, y el otro medio que intentaba visitarla.
Hemos comenzado por la piscina Probática y la Iglesia de Santa Ana. La lectura del evangelio de San Juan 5 nos ha ayudado a comprender ese texto tan cargado de profundidad. La visita arqueológica de la Gran Iglesia bizantina y los restos de la pequeña iglesia de los cruzados nos han llevado a valorar la importancia de este acontecimiento en cada una de las épocas. Estamos hablando de la curación del paralítico, que aguardaba 38 años a que alguien le ayudara cuando las aguas se removieran. Jesús desmitologiza al dios griego de la medicina, Asclepios.
La magnífica Iglesia de Santa Ana, en donde recordamos la tradición jerosolimitana del nacimiento de María en Jerusalén, han completado la visita. Entrañable, imaginarse a María en el Templo de Jerusalén tejiendo el velo del Templo. y un canto a María aprovechando de la magnífica sonoridad de la Iglesia.
Y se inicia el éxodo por las callejuelas de Jerusalén, ya que los soldados nos han impedido continuar por el itinerario habitual para iniciar el “Via Crucis”. Por la puerta de Herodes al final nos acercamos a la zona de la Fortaleza Antonia, de nuevo bloqueo, hasta que por fin por unas callejuelas los soldados que controlaban nos han dejado pasar. Un respiro. Con la cruz a cuestas camino del Calvario. En la quinta estación después de discutir con los militares, y enfrentarse entre ellos, nos han dejado pasar a la pequeña capilla. Allí hemos completada hasta la octava estación, pensando que nos harían retroceder. Finalmente nos han dejado recorrer hasta el Calvario y Santo Sepulcro. Un milagro. Miles y miles de peregrinos bloqueados por todas partes.

La llegada al Sepulcro ha sido absolutamente providencial. Una cola tensa, como siempre, pero el buen hacer y los contactos de las personas responsables de la peregrinación, nos han llevado a que todo el mundo pudiera entrar con paz y tranquilidad.
Y, ahora, el Gólgota. Empieza todo de nuevo. La Providencia nos ha abierto el camino para poder subir, pero no nos ha evitado una larga espera para pasar por delante de la Cruz. Cientos de rusos ortodoxos se agolpaban de manera desordenada. Al final, todos han pasado. Una visita al Calvario y al Santo Sepulcro de vía crucis real. Una experiencia única, en una Jerusalén pascual.
Una reconfortante comida en la Casa Nova de los Franciscanos ha sido un bálsamo para todos, después de una mañana, nunca mejor dicho muy crucificada, pero con los objetivos cumplidos, a pesar de todo. Satisfacción general.
A pesar del cansancio…¡No hemos parado!. Las piernas y los pies parecía que iban solos. Y los más ancianos, ni una queja. La tarde he empezado con la “Dormición de la Virgen”. El recuerdo de ese acontecimiento en relación con la tumba de la Virgen en el torrente Cedrón. La Comunidad cristiana, reunida en la colina de Sión en torno a María. María nos deja, para permanecer siempre con nosotros.
Luego, visita al “Cenáculo”, en donde hemos hecho una ceremonia muy emotiva para los sacerdotes y peregrinos. La última cena, Pentecostes…
La tarde ha finalizado con la visita al “Cenacolino” de los Franciscanos, entre otras cosas para admirar el maravilloso sagrario, hecho por el Padre Martini, un artista franciscano..
Y al final de la tarde la misa en Getsemani, en torno a la roca de la agonía. Una buena experiencia de cercanía al dolor y al sufrimiento; y a la solidaridad. El huerto de los olivos, y unas ramitas de recuerdo que nos han ofrecido los hermanos franciscanos. Y mañana cerramos Jerusalén, y nos vamos a dormir a Belén. Nos espera el paso del muro…
Volver arriba