Una Biblia, destinada a la Universidad Sede Sapientiae, de Lima El arzobispo Benavent firma el libro un millón enviado por la Biblioteca Solidaria

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, a las pocas horas de cumplir su primer año como titular de la Seo Valentina, acudió a las naves que en el polígono industrial El Bovalar de Alaquàs tiene la Biblioteca Solidaria Juan Schenk, el sacerdote que dejó toda su fortuna para una fundación para luchar contra la pobreza mediante la cultura hace 22 años

Falleció el sacerdote santo y recogió su testigo otro sacerdote, Antonio Benlloch, doctor ab utroque iure, en ambos Derechos, un friki de los libros que prosiguió la magna obra de Schenk

Benavent vio la proeza de Benlloch quien ayer era feliz, porque logró que el nuevo arzobispo de Valencia viera con sus ojos la gran cantidad de libros que tiene almacenados, en espera de obtener dinero para embarcarlos en contenedores

El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, a las pocas horas de cumplir su primer año como titular de la Seo Valentina, acudió a las naves que en el polígono industrial El Bovalar de Alaquàs tiene la Biblioteca Solidaria Juan Schenk, un sacerdote que dejó toda su fortuna para una fundación para luchar contra la pobreza mediante la cultura hace 22 años.

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Falleció el sacerdote santo y recogió su testigo otro sacerdote, Antonio Benlloch, doctor ab utroque iure, en ambos Derechos, un friki de los libros, quien cuando de joven ampliaba estudios en Roma, montó una librería religiosa cerca del Vaticano y vendía libros al tiempo que se paseó toda Roma en alpargatas para no gastar zapatos. A su vuelta a España montó una editorial, que publicaba libros y revistas.

Benavent y Benlloch
Benavent y Benlloch

Benlloch alternaba su pasión por los libros con su manera de ser cura, a lo Juan XXIII o a lo Luciani, y prosiguió la magna obra de Schenk, ahora en forma de acumular libros y enviarlos donde los necesiten, de momento a gente de 29 países del mundo, principalmente Hispanoamérica, aunque ha ampliado sus gestiones a África.

Benlloch es cura de los que tengo en mi listado de los que creen en Dios y se nota. Ha estado a lo largo de su vida en varias ternas episcopales, pero como no es trepa ni tiene maldad política, a lo máximo que ha llegado es a Fiscal General del Arzobispado y con lo buena persona que es, al final, se lo tuvo que dejar porque ello no lo suyo. Nunca hubiera metido a un cura en prisión de buena persona que es, tan siquiera en una Diócesis donde ya san Juan de Ribera enchiqueraba a los clérigos díscolos en el castillo de Chulilla. Eso sí, fue catedrático, un gran profesor, de Derecho Canónico de la Facultad de Teología, tarea que hacía compatible con los muertos de Parroquias que le daban.

Benavent y Benlloch en el centro
Benavent y Benlloch en el centro

Antonio Benlloch ayer era feliz, porque logró que el nuevo arzobispo de Valencia viera con sus ojos la gran cantidad de libros que tiene almacenados, en espera de obtener dinero para embarcarlos en contenedores. Cuenta con la colaboración de una treintena de voluntarios y chalanea con consignatarios y navieros cuando no tiene un duro para que le embarquen gratis los contenedores. O les paga cuando puede, es decir, cuando la Providencia se deja caer unos cuantos euros. Cuentan con el patrocinio honorífico de la Santa Sede.

Benavent vio la proeza de Benlloch quien a la chita callando como las hormigas va haciendo pared. Ha abierto destinos. Ahora quiere enviar libros a los lugares de procedencia de los sacerdotes extranjeros del tercer mundo que vienen a estudiar a Valencia gratis a cambio de que hagan de pastores en las parroquias vacantes. Le enseñó una pila de cajas y se fotografió con un sacerdote rwandés aquí desplazado. Para países africanos envía libros en francés o en inglés dependiendo de qué país los colonizó. O en español si lo piden. Los principales solicitantes son los seminarios para sus bibliotecas.

Firma del arzobispo
Firma del arzobispo

Benlloch vive de prestado. Las naves industriales se las han cedido gratis los Hermanos de La Salle, sus propietarios. Los voluntarios son jubilados gratis et amore. Y a diario le llegan coches, furgonetas y camiones cargados de libros. Muchos libros son de bibliotecas particulares de sacerdotes, o de colegios e institutos, que también les envían mobiliario escolar sobrante u obsoleto. El lo mete todo en contenedores y lo expide.

Benavent ayer firmó el libro un millón. Una Biblia, encuadernada en piel, con una cariñosa dedicatoria. Iba destinada a la Universidad Católica de Lima (Perú), la Sede Sapientiae, donde está un sacerdote valenciano, César Buendía, además amigo del prelado. Se felicitaba y felicitaba el arzobispo por esta obra que tiene por lema luchar contra la pobreza mediante la cultura. Animaba a proseguir en el proyecto y la bendecía.

Impresionante ver los miles de ejemplares ordenados, clasificados, en orden de salida, a la espera de peticiones y de dinero para enviarlos, pues los envíos son gratuitos, se paga en Valencia hasta la llegada a destino, y, a veces, también los derechos de aduanas que algunos países incomprensiblemente hacen pagar a los destinatarios como si de una expedición comercial se tratara.

Almacén
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