Relato de la abadesa del Monasterio de la Trinidad, Sor Isabel de Villena, s. XV “Lo passament de la Mare de Deu al palau celestial”

“Lo passament de la Mare de Deu al palau celestial”
“Lo passament de la Mare de Deu al palau celestial”

La cristiandad ribereña del Mediterráeo conserva la denominación ortodoxa de Madre de Dios frente a la occidentalizada de Virgen María.

Antes de su tránsito, María fue coronada por su Hijo con triple corona en medio de un solemne acto con multitude de ángeles y santos.

La tradición valenciana de advocar lel misterio de la Asunción de la Virgen de María, especialmente en los pueblos de las comarcas de La Marina, con el nombre de la  Mare de Déu Dormida, es, además de entrañablemente mediterránea, a la manera griega, pura y primitiva teología de la Iglesia Ortodoxa oriental.

 Popularmente se le conoce como la Virgen de Agosto por ser el centro del gran mes vacacional en el que numerosos pueblos celebran sus fiestas mayores, patronales, o populares y culturales, éstas como se les llama ahora para descafeinarlas intencionadamente de la carga religiosa que tienen.

En otras regiones españolas, como las norteñas, esta fiesta litúrgica es denominada  como la Virgen del Tránsito o el Tránsito de María, intentando explicar que la Virgen María por el poder divinal de su hijo subió a los cielos en cuerpo y alma sin separarse el uno de la otra, como defiende la fe católica al hecho de la muerte a la espera de que se reúnn de nuevo a la hora del Juicio Final.

Dormición de María
Dormición de María

Desde antiguo, los cristianos ortodoxos, mediterráneos, orientales, defendieron “la santísima dormición”  de María, al ser “la que dio luz a Dios”. Como Madre de Dios fue considerada en los tiempos primitivos de la Patrística y fue objeto de sentencia afirmativa en el Concilio de Efeso (a.431.

Curiosamente, el título de  Madre de Dios ha sido conservado desde antiguo en la fe ortodoxa mediterránea y y de manera especial en el caso valenciano donde en su lengua nativa se le sigue denominando Mare de Déu, términos preferidos a la occidentalizada y más tarde castellanizada expresión Virgen María, que se utiliza en el dogma proclamado por el Papa Pío XII en 1950 al establecer que “la Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.

 En los pueblos de habla valenciana, de manera singular en La Marina, el lejano poso griego, ortodoxo, teológico mediterráneo, se advierte cuando a esta advocación y fiesta no se le llama fiesta de la Asunción de la Virgen María, que sí utiliza la Iglesia latina oficial, sino la de la Mare de Déu Dormida, que significa explica que María no muere, sino que se duerme y dormida es llevada, transportada, asunta (en el complicado lenguaje del clero) al cielo.

Dormición de María
Dormición de María

De cómo debió ocurrir aquel misterio de fe hay un relato tradicional valenciano en el Misteri d Elx muy interesante. También en la deliciosa “Vita Christi” de la abadesa del Monasterio de la Trinidad, sor Isabel de Villena, hecho al que dedica los últimos capítulos de su libro.

Triple coronación de María

La ilustre escritora religiosa habla de  “lo passament de la Mare de Deu” en el delicado relato redactado en la bella y dulce Lengua Valenciana del siglo XV, a la que habría que acudir más como fuente documental de la revitalización de la lengua patria.

En su curiosa interpretación de este acontecimiento explica que ángeles y santos bajaron del cielo con su Hijo acompañado de una multitud de ángeles para llevarse a la Senyora al “palau celestial”, pero antes de partir “lo Senyor corona la sua Sacratissima Mare de tres Excellentissimes  corones per la sanctisissima Trinitat a Ella donades com a digna Emperadriu”. A su término, “tots de hu en hu vingueren a besar la ma a la sanctissima mare de Deu”, relata.

Dormición de María
Dormición de María

Concluida la ceremonia, san Miguel pidió permiso al Señor para iniciar el camino a “tot lo imperi del paradys”. Éste dirigiéndose a su madre le dijo “veniu , mare mia, exiu de aquesta gran montanya de Liban, qui es lo mon present hon vos sou  venguda a cercar la gracia e justicia original qu el vostre pare Adam havia perduda,…  sou lo gran e excellentissim çedre plantat entre les spines de aquesta muntanya, axi ferm e dret que james vent ni tempesta de peccat original, venial ni mortal vos han pogut apartar per sols un moment de la gracia e amor divina per vos trobada,… del cel me haveu fet devallar per confermar a Adam e als seus fills la gracia per vos trobada”.

Isabel de Villena cierra aquí en seco la narración y el libro, no detalla más, lo deja todo en el misterio, a la libre imaginación de los lectores,  cómo debió ser aquella dormición y asunción, elevación, ascensión, de María a los cielos. 

Sor Isabel de Villena

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