La aparición. Un icono de María traspasado por una bala en cada ojo
Las películas de apariciones suelen estar destinadas a un público convencido. “L’apparition” aporta una mirada diferente, apta para ateos, agnósticos y creyentes. Siempre hay sorpresas y muchas veces las apariencias engañan. Hay que atreverse a mirar a fondo, al corazón de las personas, y en esos pliegues Alguien sobrenatural habita. La Presencia en medio de los traumas y de las búsquedas no sigue los planes del espectáculo, sino de la música callada, del icono traspasado.
El género del suspense nos lleva a una investigación. Jacques es un corresponsal de guerra en plena crisis. Acaba de perder a su mejor amigo en una explosión que le ha dejado sordo. Abatido recibe una extraña llamada. El Vaticano le encarga que participe de una investigación sobre una supuesta aparición de la Virgen María a una joven vidente en un pueblo de los Alpes franceses. Sin nada mejor que hacer para afrontar su dolor decide participar aunque es escéptico al fenómeno. ¿Un nuevo Código da Vinci? ¿O quizás suena a Ángeles y demonios? Queda descartado Dan Brown como inspiración. Aquí la intriga son las personas.
En la investigación forma parte de una comisión que refleja las distintas tendencias eclesiales. El testimonio de la aparición es interpretado desde los posicionamientos previos. Solo el periodista, con un Vincent Lindon que trasparenta su constante lucha interior, busca los hechos y sus protagonistas. Con él conoceremos a Anna, la joven vidente interpretada con dosis de inocencia y cierto misterio por Galatéa Bellugi. La mirada Jacques funciona como un alter ego del director del film, Xavier Giannoli. Un tipo preocupado por los estrechos márgenes entre la verdad y la mentira como nos mostró en “Crónica de una mentira” (2009) y “Madame Marguerite” (2015). El protagonista no oye bien pero busca mirar a fondo y así entra en la vida del santuario y va conociendo el submundo de protege a la muchacha a la vez que sobreexplota el fenómeno. Probablemente se trate de una superchería más. Tranquilos no estoy destripando es final. Nada es lo que aparece.
El escepticismo distante a la vez que respetuoso con la vivencia espiritual de las personas permite contemplar el fenómeno de las apariciones con matices nuevos y más ricos que los efectos especiales. No estamos en Garabandal. ¿Dónde está Dios? Hay un lado invisible en lo real, donde escondido en el fondo del corazón reside el Inesperado. “iDescubre tu presencia y máteme tu vista y hermosura, mira que la dolencia de amor que no se cura sino con la presencia y la figura!”, proclamará Juan de la Cruz. Pues eso, que la aparición es otra cosa, más allá de la cosa. Un icono traspasado por una bala en cada ojo.