La hermosa historia de monseñor Bienvenido.

El fantástico libro de Víctor Hugo de “Los miserables”, comienza con la historia de un obispo llamado Carlos Francisco Muriel, más conocido como Monseñor Bienvenido. Se trata de un personaje único, un personaje que vive la Fe sobre todo en la transformación del prójimo. Este personaje, fugaz, es el responsable de comenzar el cambio del protagonista del libro Jean Valjean.

Lo fabuloso del obispo, que pena no tengamos casi hoy obispos así, es que al llegar a su diócesis se encontró conque el ocuparía un amplio y ventilado palacio mientras que el hospital de los enfermos era un lugar pequeño y donde vivían hacinados los enfermos. Consciente de aquello, se encontró el señor obispo con que vivía en el sitio equivocado, por ello, citó en su palacio al director del hospital y le dijo:

“Mirad, señor director, aquí evidentemente hay un error. En el hospital sois veintiséis personas repartidas en cinco o seis pequeños cuartos. Nosotros somos aquí tres y tenemos sitio para sesenta. Hay un error, os digo; vos tenéis mi casa y yo la vuestra. Devolvedme la mía, pues aquí estoy en vuestra casa.”

Pero el personaje no queda solamente en este gesto, del dinero que cobra como obispo, monseñor bienvenido reparte exactamente la mitad en los pobres y en causas sociales, además de una parte en la iglesia quedándose para si mismo la quinceava parte de su salario. Pero celebres son algunas de sus citas que Víctor Hugo atribuye a su breve pero intenso personaje, por ejemplo hablando sobre Dios:

"Oh, Vos, ¿quién sois? El Eclesiástico os llama Todopoderoso; los Macabeos os nombran Creador; la Epístola a los Efesios os llama Libertad; Baruch os nombra Inmensidad; los Salmos os llaman Sabiduría y Verdad; Juan os llama Luz; los reyes os nombran Señor; el Éxodo os apellida Providencia; el Levítico, Santidad; Esdras, Justicia; la creación os llama Dios; el hombre os llama Padre; pero Salomón os llama Misericordia, y éste es el más bello de vuestros nombres"


Pero sobre todo, Monseñor Bienvenido dice sobre los pobres pecadores:

"A los ignorantes enseñadles lo más que podáis; la sociedad es culpable por no dar instrucción gratis; es responsable de la oscuridad que con esto produce. Si un alma sumida en las tinieblas comete un pecado, el culpable no es en realidad el que peca, sino el que no disipa las tinieblas".


También sobre el nombre de los necesitados:

"No preguntéis su nombre a quien os pide asilo. Precisamente quien más necesidad tiene de asilo es el que tiene más dificultad en decir su nombre"

Y es justo esta frase la que lo movió a ayudar a un completo desconocido como Jean Valjean, dándole hospedaje y salvándolo una vez más de ir a presidio. El resto, es mejor asomarse al libro y conocer la figura de monseñor Bienvenido, y como este operó creando la conciencia, con su ejemplo, sobre el protagonista Jean Valjean.
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