¿Vaticano III: Misión imposible? Camino sinodal atascado (por el momento?)
Conversión sinodal, anhelada por Francisco
| Juan Masiá SJ
Era previsible que un comité post-sinodal no lograse un consenso por mayoría acerca de la ordenación de la mujer para el diaconado. Lamentablemente, pero previsiblemente, ocurrirá lo mismo con otros temas como el de la revisión del Catecismo y del Derecho canónico. Esto no es pesimismo, sino recuerdo de la historia del inmovilismo vaticano.
Bien sabía el Papa Francisco que las reformas que tienen que ver con “evolución de la tradición y doctrina vivas” quedarían aplazadas hasta por lo menos otro papado siguiente (quizás no el siguiengte, sino con mucho optimismo, el siguiente del siguiente... Quienes nacimos en el siglo XX, ya no lo veremos...?¿Lo verán quienes nacieron en el siglo XXI? )
Si el Sínodo sobre la Sinodalidad no logró dar esos pasos audaces, no lo van a lograr tampoco unas comisiones postsinodales. Para dar esos pasos se ha de presuponer una auténtica conversión sinodal: no una mera discusión de especialistas que busquen argumentos a favor o en contra de que algo es tradicional y a la vez modificable, sino una escucha del Espíritu que nos hace optar por el cambio, la evolución y la creatiividad. Como decía atinadamente el joven teólogo Ratzinger (en sus días jóvenes, no en sus días de restauracionismo) lo único que no cambia es el Espíritu, que nos hace cambiar hoy y mañana...
Pero para escucharnos mutuamente en medio del pluralismo, a la vez que escuchamos al Espíritu se presuponen las cuatro conversiones sinodales que propugnaba el Papa Francisco.
Recordemos cuáles eran esas cuatro conversiones:
1 Conversión a nivel de las comunidades (locales, parroquiales, diocesanas...) para pasar de la exclusión a la inclusión en todos los niveles de la vida eclesial"
2 "Conversión del magisterio (empezando por el mismo magisterio pontificio), para que haya cambio y evolución en todas las estructuras eclesiásticas (canónicas, administrativas, litúrgicas, doctrinales) y pueda darse el giro de la exclusión a la inclusión"
3 "Conversión de las teologías para que no se anquilosen estancadas en los paradigmas de pensamiento medievales, precríticos y preconciliares (pre-Vaticano II) y puedan apoyar así el cambio de paradigma en la práctica de estas conversiones mencionadas"
4 Conversión de la Iglesia reunida sinodalmente para practicar conciliarmente la puesta en práctica de ese discernimiento (Reconocía Francisco que todavía no estamos con madurez para un Concilio Vaticano III. ¿Llegará a fines de siglo o llegará tarde?).
A lo largo de diez años de pontificado, las afirmaciones del Papa Francisco, en situaciones informales de respuesta espontánea a preguntas sobre exclusión y discriminación, aumentó su insistencia en este cambio radical de actitud hacia una “conversión sinodal”. Por eso escandalizó como Jesús (Mt 11, 6) y se pusieron de acuerdo fariseos y herodianos para decir: Tenemos que eliminar a este...” (Mc 3, 6)
Recordemos cuatro de sus famosas declaraciones
1 ¿Quién soy yo para juzgar a esa persona?
2 Nadie puede ni debe ser excluido, en la iglesia cabe todo el mundo
3 La vida eclesial discurre por cauces diversos, no solo por el de las normativas canónicas.
4 Las doctrinas de la iglesia no son un cuerpo monolítico, sino un poliedro de muchas caras.
Estas cuatro interpelaciones constituyen una llamada al discernimiento pastoral ( 1 y 2) y una llamada a discernir la evolución y cambio en las doctrinas (3 y 4).
Son, en resumen, una cuádruple llamada a la conversión sinodal en los cuatro niveles citados.
Merece la pena releerse despacio el documento Ad theologiam promovendam (2023.11.01) para comprender bien la apuesta de Francisco por el discernimiento pastoral y la evolución de las doctrinas. Pero si esas conversiones no se inician en todos los niveles, no se podrá salir del atasco en el camino sinodal.