Nacer es empezar a morir. Morir hacia la Vida es renacer . Cero cumpleaños de Todos los Santos
"Nuestro poeta Unamuno, ante el Cristo de Velázquez acuñó el lema que resume el sentido de morir hacia la Vida: Morir es des-nacer"
"Al nacer empezamos a morir. Al acercarnos al morir se anuncia el alba de la Vida Morir hacia la Vida es rebobinar la película de vida mortal y retornar al Génesis, Origen de la Vida. Morir es volver a casa..."
"Morir es ser abrazado por el misterio infinitamente más que personal que me envolvía y habitaba desde que nací para vivir muriendo y morir finalmente hacia la Vida"
"Morir es ser abrazado por el misterio infinitamente más que personal que me envolvía y habitaba desde que nací para vivir muriendo y morir finalmente hacia la Vida"
(Prosigue la serie “Pensar la vida y cantar la fe ante el Cristo de Velázquez”, Post 3)
Todos los Santos es el nombre significativo del Cero cumpleaños de los Difuntos. Desde antiguo la liturgia de mártires designó como nacimiento la fecha del martirio. La liturgia de Todos los Santos y Conmemoración de Difuntos es celebrativa. Nuestro poeta Unamuno, ante el Cristo de Velázquez acuñó el lema que resume el sentido de morir hacia la Vida: Morir es des-nacer.
Lástima que las truculentas ilusiones cadavéricas de festivales extrañamente otoñales seduzcan con miedos mortales al pueblo anestesiado. Burlas grotescas disimulan el enigma, disfrazan el misterio y hacen olvidar el auténtico sentido de renacer de nuevo desde lo profundo (Jn 3,3).
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El poeta cantor de la fe nos legó un pensamiento poético y poesía mistérica, más teopoética que teológica, versos generados por el Cuerpo blanco del Muerto Vivo, cuyo brillo ilumina el fondo oscuro y la melena negra del Nazareno.
Las siete perlas siguientes resumen la teopoética del vivir muriendo y morir viviendo:
1 Morir es des-nacer y renacer a la Vida Verdadera.
Al nacer empezamos a morir. Al acercarnos al morir se anuncia el alba de la Vida Morir hacia la Vida es rebobinar la película de vida mortal y retornar al Génesis, Origen de la Vida. Morir es volver a casa...
¡Sin Tí, Jesús, nacemos solamente
para morir: contigo nos morimos
para nacer y así nos engendraste!
3 Morir es reconocer que ya estabas en el presente eterno
Creía estar despierto y dormía. Al morir me despierto y me percato de que ya estaba desde siempre en la Vida verdadera.
Que eres, Cristo, el único
Hombre que sucumbió de pleno grado,
Triunfador de la muerte, que a la vida
Por Tí quedó encumbrada. Desde entonces
por Tí nos vivifica esa tu muerte,
por Tí la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Tí la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida.
Por Tí, el Hombre muerto que no muere,
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo la vida, y es la muerte vela
4 Morir es retornar a la Fuente de la Vida
...abrazando el templo de la muerte
Con tus dos brazos a la cruz clavados
Vida al darnos la muerte nos darán (CV III, V)
5 Morir es sumergirse en el seno de Abba
Si el Espíritu del que levantó a Jesús de la muerte mora en vosotros, el mismo que hizo resurgir de la muerte al Salvador dará vida a vuestro ser mortal por medio de ese Espíritu que habita en vosotros (Rom 8, 11)
¿En qué piensas Tú, muerte, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Tí, donde está el reino
de Dios, dentro de Tí, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas(CV IV, 1)
6 Morir es arraigar definitivamente en el Centro absoluto de la Esfera Infinita
La Vida eterna no está delante o en un futuro tras la muerte, sino dentro de la misma muerte, que es retornar al Centro desde cualquier punto de la circunferencia.
Eres Tú de los muertos primogénito,
Tú el fruto, por la muerte ya maduro,
Del árbol de la vida que no acaba...
¡Tú, Cristo, con tu muerte has dado
Finalidad humana al Universo
Y fuiste muerte de la Muerte al fin!
7 Morir es ser abrazado por el misterio infinitamente más que personal que me envolvía y habitaba desde que nací para vivir muriendo y morir finalmente hacia la Vida
......¡Dame,
Señor, que cuando al fin vaya rendido
a salir de esta noche tenebrosa
en que soñando el corazón se acorcha,
me entre en el claro día que no acaba,
fijos mis ojos de tu blanco cuerpo,
en la increada luz que nunca muere,
mis ojos fijos en tus ojos, Cristo,
mi mirada anegada en Tí, Señor!
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