Coloquios Zen entre Murcia y Tokyo Mística Zen y Ejercicios espirituales

Zen laico en la clausura del año ignaciano

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  Coloquios entre el Centro Sincronía (Murcia) y el Grupo de espiritualidad Kadowaki (Tokyo)

Ya informamos en este blog acerca de los coloquios de “Mística Zen y Ejercicios espirituales”, realizados (2021, 12, ) por Zoom entre Murcia y Japón en el año ignaciano. Hoy celebramos la clausura del aniversario entrevistando al Maestro Pedro Vidal como homenaje del Zen laico a san Ignacio.

Juan Masiá:¿Qué Kôan o Luz del Camino elegirías para el clímax de los Ejercicios?

Pedro Vidal: La segunda estrofa del Tesoro del espejo (Maestro Tôzan, 807-869):

La nieve blanca se acumula sobre el cuenco de plata.

La luz de la luna envuelve a la garza blanca.

Del mismo color, sin ser lo mismo.

Compenetradas sin fundirse,

Mantiene cada una su identidad interdependiente.

Juan: “Callad, florecillas, ya se lo que sugerís”, diría Ignacio, desde su vivencia contemplativa “para alcanzar amor”.

Pedro: El Maestro Zen laico, Koyama Shikei, veía esa experiencia como “dejarse alcanzar” y recomendaba el camino entre el Zen y san Juan de la Cruz o santa Teresa; se alegró de que yo prosiguiera mi aprendizaje guiado por el P. Kadowaki en la práctica de los Ejercicios para hallar en todas las cosas al Camino con su Aliento de Vida.

Juan: Para mí el Tesoro del espejo evoca la vivencia teresiana de Dios entre los pucheros y el estribillo ignaciano “en todo amar y setrvir”.

Pedro: Este poema es un canto de esperanza para aumentar la fe y confianza en la Vida y en el Camino, es una “Buena Noticia” para todas las personas. Cuando vamos a nuestro Centro allí recibimos gratuitamente alegría y gratitud a la Vida y al Camino. Tôzan desarrolla la vivencia unificada de la realidad: Tal cual es, se dice en japonés: sono mama! “Atención a lo interior”, darse cuenta de la Fuente Original, dejar fluir su corriente, dejarse en sus manos, dejarse llevar...

Juan: Esa era la receptividad radical del despertar al misterio de la Vida, el descubrimiento de la actividad en nuestro interior del Aliento de Vida que nos hace decir: ¡Abba, gracias por todo!   Tal era el leit motiv del P. Kadowaki en sus Ejercicios y en su estudio sobre la mística de Dôgen. Él insistía en la tercera estrofa del poema: ni pretender explicarlo, ni renunciar a expresarlo: recurrir al lenguaje poético. ¿Es lo que sugieren garza, nieve y luna en el poema de Tôzan?

Pedro: Las formas son distintas, pero la Realidad que sostiene todo es una. Tienen algo en común la nieve, la luna y la garza: la blancura de la Fuente Original, que inunda y sustenta todo. Blancura, nieve, luna y garza no son cuatro entidades; nieve, luna y garza, atravesadas por la blancura; ni blancura abstracta sin nieve, garza o luna. Pero tampoco subsisten nieve, garza y luna sin la blancura que las hace ser.

Juan: Buena expresión poética del misterio que responde al enigma de la Vida

Pedro; El misterio de la Vida y el Camino, me envuelve en un abrazo y al mismo tiempo me habita; parecemos iguales, pero no lo somos. Aunque el ego es polvo, la persona es inmensa. Como el abrazo del padre bueno al hijo pródigo...

Juan: Garza y luna, luna y nieve, ola y mar... Metáforas con las que nos introduce el Maestro Tôzan en el mundo del Sutra del Corazón, pero mucho más vítalmente que el lenguaje del Vacío y las Formas. Sobre todo, a la hora de insistir en que la interrelación de todas las cosas y de todas con el Todo no es la de una fusión monista ni una separación dualista: ni dos ni uno, sino dos en uno, como repetía el P. Kadowaki.

Pedro: Cada realidad finita mantiene su independencia, No me disuelvo en la Totalidad, ni soy como un dios. Soy polvo, pero vivificado por el Aliento de Vida del Camino, envuelto por su Totalidad y habitado por la Presencia del Maestro interior.

Juan: Tu insistencia en el Maestro interior ha caracterizado los coloquios del Año ignaciano sobre Ejercicios y Zen. Como decía el Maestro Zen P. Kadowaki, a los Ejercicios se les llama  espirituales porque se hacen guiados por el Espíritu.

Pedro: Él es el único Maestro que nos dirige para caminar escuchando lo que el Espíritu hace y dice en nuestro espíritu, para vivir dejándonos guiar por su Aliento de Vida.También el Maestro Koyama y el Maestro Ito, mis referentes, nos dirían que su Zen es el Zen del Maestro interior.

Juan: En los retiros con ejercitantes que por primera vez entran en contacto con el Zen o con los Ejercicios ayudará mucho señalar estas coincidencias,

Pedro: No es la única coincidencia. Como insistía el P. Kadowaki las coincidencias afectan a puntos centrales de los Ejercicios: el despertar de la criatura  (“polvo con soplo de vida”) a la gratitud ante el Origen y Raíz, Principio y fundamento de toda vida (Ejercicios 23), la indiferencia como apertura a la totalidad, vaciarse para llenarse y desapegarse de lo limitado para abrirse a lo ilimitado (Ejercicios  23), salir de sí mismo, salir de la burbuja del egocentrismo de la mente para descubrir la apertura del espíritu al Espíritu, salir del “propio amor, querer, e interés (Ejercicios 189),  el discernimiento de los engaños y el caer en la cuenta de los extravíos para dejar que el Espíritu nos conduzca a “volver al Centro, salir del engaño y recuperar el camino del Camino” (toda la segunda semana de los Ejercicios), morir al ego para que renazca el yo profundo relacionado en todo con todo, la gran muerte, la Pascua de muerte y resurrección (tercera y cuarta Semana de los Ejercicios) y, sobre todo no olvidar el Amor que lo es todo en todo (Contemplación para alcanzar –ser alcanzado por- el Amor (Ejercicios 23-237)...

Juan: Y todo esto estaba en el "Todo en todo” de la contemplación para dejarse alcanzar por lo infinitamente personal del mismo modo que cada gota de agua refleja la luna entera.

Pedro. El Maestro Koyama insistía muchísimo en la importancia del salir de sí y en el encuentro personal con el Camino.

Juan. Justamente por eso no es extraño que el Maestro Koyama remita al maestro Kadowaki y viceversa, que al Maestro Kadowaki le interese la manera cómo el Maestro Koyama y el Maestro Ito comprenden la importancia de la experiencia da san Pablo: ya no vivo yo, vive Cristo en mí. Curiosamente, algunas personas practicantes del Zen sospechaban del método de Koyama y Kadowaki por parecerles que el énfasis en el encuentro personal con el Camino y Aliento de Vida les sonaba a “dualismos, antropomorfismos y personalismos, más propios de Occidente que de Oriente”. En cambio, otras personas practicantes cristianas abrigaban cierto miedo a los Ejercicios del Zen laico precisamente por la razón contraria: temían contaminarse con lo que algunos llaman “confusos monismos y panteísmos orientales”. ·

Pedro: Esas dos clases de críticas o sospechas las escuchamos a veces tanto en Oriente como en Occidente. Algunos puristas de un Zen monástico rígido no comprenden el Zen de la ternura del Maestro Koyama, ni su coloquio personal con el Camino, que vive en mí y yo en él. Tambiés algunos occidentales escrupulosos temen que en el Zen se pierda el encuentro personal con el Camino hacia la Verdad de la Vida que tan bien expresaba el P. Kadowaki.

Juan: Efectivamente, el P. Kadowaki, con su referencia continua a la metáfora de la esfera infinita, vivía la integración de lo relativo en lo Absoluto, infinitamente personal. Coincide con el Tesoro del espejo: garaza luna, nieve y luna, no dos, ni uno, sino dos en uno. Ni Kadowaki ni Koyama aceptarían monismos o dualismos. Para ambos el encuentro personal con el Camino y la vivencia del Aliento de Vida no eran negociables en el debate sobre el Infinito Personal.

Pedro. El maestro Koyama caminaba y quería que su discípulo también caminara hacia un encuentro personal con el Camino, con el Aliento de Vida, con la Vida de toda vida. Y el P.Kadowaki repetía la palabra de Kûkai: Juntos por el camino. Ni dos separados, ni fundidos en uno, sino dos en uno. Caminando con el Camino por el camino. Y añadía con san Palo: Para mí vivir es Cristo. También el Maestro Koyama lo veía así. Un día me dijo: Quizás podríamos hablar de este Kôan con profundidad, ya casi está totalmente implantado en tu Centro. Es que el maestro Koyama tenía los pilares esenciales muy claros: el Aliento de Vida que nos hace caminar guiadoss por Él Camino; la ternura y el encuentro personal con el Camino.

Juan: En el libro póstumo del P. Kadowaki que editamos en español, resaltan estos temas: Los Kôan del Espíritu; la Gracia del Aliento de Vida que actúa en mí, me hace hacer, me hace reconocer al Camino; el Camino que lo hace todo en mí y me hace vivir en libertad; el discernimiento de los extravíos para estar continuamente retornando al Centro; el amor discreto y la discreción amorosa... ¿Qué mejor conclusión para celebrar desde el Zen laico la clausura derl año ignaciano?

 Nota: El discipulado hispano-japonés del Maestro Kadowaki tiene acceso a su obra en español en: Aliento de Vida y Luz del Camino. El Espíritu, intérprete de la Palabra, San Pablo, Madrid, 2020. (Ver también la página web  Zen laico. Escuela Zen Sincronía:   https://sincroniazen.com/    https://sincroniazen.com/author/pedrovidal/ )

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