Periodistas y poetas para crear paz Poesía sublevada de paz en guerra
¿Se salva por la poesía el animal contradictorio?
| Juan Masiá SJ
En mi post anterior comenté con el público del blog la trayectoria de mi curso de filosofía de lo humano. Comenzó siendo “animal de preguntas”, se convirtió en “animal vulnerable”, y se ve obligado hoy día a rebautizarse como “animal contradictorio”, perplejo ante la situación mundial amenazada por los tres Hitlers contemporáneos: P. el zar agresor , T., el veleta antidemócrata y N. el genocida sionista.
Estoy releyendo ahora un par de novelas (pura poesía en prosa) de mi hermano, el poeta y novelista murciano, Emilio Masiá Clavel: La violinista (2024, en marco de Ukrania) y Las vías azules (2025, en marco de busca de paz en postguerras). Ambas en la misma edtorial murciana de Diego Marín
El autor invita al Hipotético Lector a descubrir, más bien inventar por sí mismo vías alternativas de creatividad poética, que no de trama detectivesca, no nos engañen las apariencias, ya se avisa que esta
“Ante el fantasma de la guerra, nada más osado que colocar a esta frente al espejo mágico que la revela, a caballo entre novela y poesía”, tal era el reto de La violinista.
En el túnel del refugio la “chica del violín sigue tocando sin alterarse... Su cuello se acuna amorosamente a la curva ondulada que el violín le ofrece, cual pluma de ave que basculara con levedad en torno a su vertical figura...”
El protagonista de Las vías azules se siente mirado por "la niña afgana con una muñeca rota en el regazo,... o por los ojos de aquella otra niña “nacida del cuerpo ya muerto de su madre cuya vida cegó el relámpago de la infamia...” , esas miradas inocentes y sufridas suscitan paz en medio de la guerra.
El mundo necesita con urgencia poesía, “el arma necesaria y definitiva, el último cartucho imprescindible para cercenar tanta confusión y falta de auténtica humanidad”, dice el novelista que vive la poesía como “el espacio victorioso en el que se diluirán los aceros fratricidas, las malditas ideologías, los gobernantes psicópatas, los revólveres fundidos, justo donde se derretirá el odio, por fin, vencido en las calderas infernales del verso revolucionario disparado a bocajarro. Aunque será menester coraza firme para prevenir esa, siempre, eterna bala de francotirador, imprevista, perdida y asesina...”