Elecciones presidenciales y parlamentarias se celebrarán el próximo domingo 16 de noviembre. Chile: “A Dios rogando y con el mazo dando”
En un país donde la fe y la política se cruzan con frecuencia, el cardenal Fernando Chomali convocó a los candidatos presidenciales a una oración a 10 días de las elecciones.
La campaña electoral estuvo marcada por ofensas, clasismo y discursos vacíos. “Jamás olvidemos nuestra común humanidad. Ese olvido es fuente de violencia, odio, fracturas y polarizaciones. Somos seres humanos, y ello basta para que nos tratemos bien. Siempre”, dijo mons. Fernando Chomali, el arzobispo de Santiago de Chile.
El cardenal Fernando Chomali invitó a los candidatos presidenciales a participar en una oración. Era el jueves 6 de noviembre, día en que concluía oficialmente la campaña electoral, según lo determinado por ley. El encuentro tuvo lugar en Santiago y no fue ni un acto político ni una misa, sino un gesto simple: detenerse a mirar el país desde otro lugar, con silencio y con palabra, de cara al domingo 16 de noviembre.
Ese día, chilenas y chilenos, junto con los migrantes con al menos cinco años de residencia, tendrán derecho a voto y deberán acudir a las urnas para elegir al próximo presidente o presidenta de la República por los próximos cuatro años. Un dato singular: Chile es el único país de América Latina que permite a los extranjeros residentes votar en elecciones presidenciales, un rasgo excepcional en la región que logró la derecha en el Parlamento.
Ocho son los candidatos que compiten en esta primera vuelta presidencial. A la cita con el cardenal Chomali asistieron Jeannette Jara, representante de la centroizquierda y la izquierda; Evelyn Matthei, de la derecha tradicional; Marco Enríquez-Ominami, independiente de izquierda, con trayectoria mediática y candidato por quinta vez; Harold Mayne-Nicholls, independiente de centro; y Johannes Kaiser, de la extrema derecha chilena. En cambio, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y figura emblemática de la extrema derecha; Franco Parisi, populista de centro y referente digital del Partido de la Gente; y Eduardo Artés, marxista-leninista y candidato reincidente del Partido Comunista (Acción Proletaria), no participaron en el encuentro.
“Chile es un país laico, pero religioso; el 70% se declara creyente”, comenzó diciendo Chomali, en un tono que no buscaba dividir, sino recordar. Pero mientras el arzobispo hablaba de fe y convivencia, afuera el clima político seguía muy enrarecido, como se evidenció en las últimas semanas de campaña.
Durante este período, el debate público se redujo a golpes de efecto y frases hirientes. Desde la ultraderecha se lanzó una batería de calificativos que retratan una forma de mirar al país que la muestra clasista y excluyente: “patipelados”, “parásitos del Estado”, “atorrantes”. Ese desprecio social no fue un exabrupto, sino una expresión ideológica sintonizada con las derechas radicales de moda en el mundo entero. Al final es una manera simple y barata de decir quiénes merecen y quiénes sobran.
Como en otras oportunidades, el uso oportunista de la fe también se hizo presente. En distintos discursos reapareció el “dios de los candidatos”, ese dios de campaña, maleable, útil para la foto o la consigna que se evoca ante partidarios. No es el Dios del Evangelio, sino un símbolo rentable. Y mientras algunos se presentan como defensores de los “valores cristianos”, su discurso real contradice cualquier ética mínima: humillan, mienten y polarizan, actitudes aún más incomprensibles en quienes asisten a misa y se golpean el pecho.
Chomali, sin embargo, habló desde otro lugar. “La religión genera cultura. Nosotros promovemos la cultura de la dignidad del ser humano, de todo ser humano, por ser imagen y semejanza de Dios”. Había en sus palabras una advertencia y una invitación: en medio de la crispación política, había que volver a lo esencial. “Yace en Chile una antropología que dibuja la cultura imperante y que parte por el respeto mutuo. Por favor, den ejemplo, lo necesitamos. Los jóvenes lo necesitan”, dijo.
El arzobispo señaló que los creyentes “promovemos un Estado de derecho que permita que las personas se desarrollen sin temores. Creemos en la democracia, en la familia, en la solidaridad y en el respeto a las leyes”. Así, la defensa de la democracia del cardenal le hace inerpelar: “Lograr aquello es tarea de ustedes —dijo mirando a los candidatos y candidatas—, y es lo que la inmensa mayoría de los habitantes de este planeta quiere”.
Chomali insistió en que la raíz de la convivencia no está en la ideología, sino en la humanidad compartida: “Jamás olvidemos nuestra común humanidad. Ese olvido es fuente de violencia, odio, fracturas y polarizaciones. Somos seres humanos, y ello basta para que nos tratemos bien. Siempre”.
Luego, al concluir y evocar el amparo de María, madre de Jesús y “la reina de Chile”, el arzobispo recordó la carta apostólica del Papa León XIV titulada Diseñar nuevos mapas de esperanza, promulgada recién en octubre de este año, en el marco del 60º aniversario de Gravissimum Educationis. Dijo que el Papa, en esta carta, invita a promover tres cosas que —a su juicio— se aplican también a la vida política. “Se las entrego como regalo y como tarea en estos días que quedan de contienda electoral”, les dijo.
Estas son: a) “Profundidad espiritual y vida interior para discernir y dialogar”; b) “Usar con sabiduría las nuevas tecnologías de tal manera que estén al servicio de la persona en todas sus dimensiones y del bien común, y no al revés”. Y c) “seamos promotores de paz que desarma, lo que implica educarnos para tener un lenguaje no violento, reconciliado, para ser puente y no muro”.
Por un momento, y entre tantas agresiones, al lado de la Catedral de Santiago, la acción política se volvió plegaria.