El que tiene el Espiritu de Cristo le pertenece Adán o Cristo: Si me das a elegir

Adán o  Cristo: Si me das a elegir
Adán o Cristo: Si me das a elegir

Desde la Feria de San Juan y ante la lectura de Pablo sobre Adán y Cristo. La muerte y la vida, el pecado y la gracia a pie de calle, de ciudad, de manos y de salud y salvación. Discernir y elegir...diariamente. Tomar partido por Cristo, él no nos negará. No tengáis miedo.

Los espíritus y la feria de San Juan (La pelea y el trasplante)

La feria ya ha pasado. El día del santo –San Juan- la nueva corporación, vestidos de fiesta, asistían a la misa solemne de la catedral, alegres algunos por su reciente nombramiento, imagino que también por sus emolumentos –es broma-. Allí participaron y la concejala de Juventud, con propiedad y belleza, proclamó una de las lecturas bíblicas, imagino que pudo ser la del pensamiento paulino que habla de que, por un hombre, adán, entró el pecado –el mal- en el mundo y por otro – Cristo- entró la gracia y la vida.

Ahora cada uno de nosotros ha de apuntarse al espíritu que desea y lo hace crecer dentro de él. Deseamos que en la joven concejala y en toda la corporación habite y actúe el buen Espíritu y que aquellos que son cristianos, independientemente del partido al que pertenecen, lo hagan según los principios de la doctrina social que emana del Evangelio, porque si lo hacen así miel sobre hojuelas para toda la comunidad y especialmente para los que más sufren y necesitan su apoyo.  

Pensaba yo en ese doble espíritu, de lo malo y lo bueno, recordando que en San Juan - así lo sentía al contemplar los fuegos en la noche- se quema lo viejo, lo inútil, lo maligno, para quedarnos con lo nuevo, lo útil, lo bondadoso.  Pero ¿cómo distinguirlos?, no es tarea fácil ese discernimiento. Hace falta formación, buen criterio y fundamento en las distintas dimensiones de lo personal y lo comunitario, así como en lo económico, lo social, lo político, lo cultural, etc. Esta formación ha de ser fundamental en los nuevos y viejos ediles.

Para aterrizar me servían hechos de vida que se estaban produciendo en ese mismo día y en el siguiente. Leía que en las atenciones que había tenido que prestar la cruz roja, como puesto médico, en la feria, habían socorrido esa noche a un joven que presentaba dolencias- no habían llegado a mayores- por una agresión en una pelea en la zona de las casetas. Nada extraño y fuera de lo normal decimos, porque cosas peores han ocurrido otras veces. Pero si nos detenemos es un signo de lo viejo, lo malo, lo inservible. Jóvenes que desean celebrar la vida acaban propiciándose dolor, a veces muerte, sin contar el río de cocaína que corre por esos lares y de lo que los oía hablar en lo que era desayuno mío y final de la jornada festiva suya, ahí desinhibidos mostraban su vulnerabilidad más crasa volviendo rendidos a su hogar.

En ese momento recibía wasap en un grupo de paisanos, nos informaban de que a una amiga que había sido operada de un tumor de hígado, se le había reproducido, y que estaba esperando la solución de un trasplante, ayer la habían llamado para ser trasplantada, porque habían donado un órgano que podía ser compatible con ella. Ya estaban en quirófano realizando la intervención. Mi corazón sentía la novedad del espíritu bueno que está de fondo de la humanidad y a la que pertenecen los que hacen su discernimiento con seriedad y apuestan por la vida con sentido, cuidándose a sí mismos y queriendo cuidar a los demás. La familia donante, los profesionales dedicados, el sistema sanitario, y los expertos en dicho servicio vital tan cualificado.

Vino a mi memoria uno de los pioneros del equipo de trasplante hepático en nuestro hospital universitario. Lo recordé en sus años de estudiante en la residencia universitaria de la RUCAB. Allí nos reuníamos como grupo de estudiantes con visión cristiana y planteábamos cuestiones fundamentales del por qué estudiaban, para qué, para quién, cómo queríamos que fuera el estudio y qué estilo de personas y estudiantes querían ser. Yo los conocía de ir allí como capellán y celebrar con ellos la eucaristía. Compartían entre ellos criterios de servicio, poner el estudio al servicio de los demás, cualificarse lo mejor posible para transformar la realidad y ayudar a los que más lo puedan necesitar. En el caso de la medicina el bien interno era el servicio a los enfermos para recuperar su salud o aliviar su enfermedad. Los objetivos que se marcaban eran de esfuerzo, el mayor bien, ganado con un trabajo serio en el estudio para ponerlo al servicio del mayor número con la mayor igualdad y justicia.

Después cada uno siguió su itinerario, su formación profesional. Conocí el camino de este joven médico y su apuesta por formarse aquí y en el extranjero en aquello que hiciera falta en la medicina extremeña. Y desde ahí, pionero en la cuestión hepática y en los trasplantes. No es solo él, sino todo un equipo que hoy es de primer orden en grandeza de acción y en sencillez de servicio. No se les puede pedir más. Esta es la dinámica del espíritu del bien en las personas y en la sociedad. Somos afortunados con este equipo de profesionales que hoy estaban intentando salvar la vida de esta persona.

Los creyentes vemos en ello los signos del Reino, donde el hombre es el centro y el amor es quien lo rige de un modo estructural. Un sistema sanitario que puede no ser perfecto, pero que funciona porque el espíritu del bien es mucho más fuerte que el espíritu del mal. Los ciudadanos que no tienen esta fe, no dudo que su reflexión les llevará a saber valorar lo que construye y edifica frente a lo que destruye y envilece, aunque aparentemente se revista de éxito mundano. La ética del bien común.

Qué lejos los jóvenes dirigidos por el consumo, la violencia, la adicción, o la competencia y el egoísmo de un éxito sin vertiente humana y generosa, de aquellos que trabajan su espíritu y buscan con su hacer y ser el mayor bien al mayor número, en la experiencia de que la generosidad bien construida es la que hace al ser humano verdaderamente feliz. En breve estaré con medio centenar de jóvenes estudiantes de Badajoz en un encuentro de estudiantes cristianos en Málaga, tratarán cuestiones de su ser jóvenes, estudiantes y creyentes: “Somos templo. Cuidemos y cuidémonos”. Seguimos teniendo razones para la esperanza, hay muchos trasplantes de bondad por hacer en nuestro querido mundo.

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