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María, mujer de adviento: Palabra y Vida

María, acorde encarnado en la sinfonía del Magníficat

La noche ha sido sinfónica. En Montijo, respondo a una petición de Pablo Iglesias, para presentar el libro "Sinfonía divina, acordes encarnados". El contexto es mariano, organizado por la hermandad de Nuestra Señor de Barbaño. A luz de la figura de María en el adviento, mirándola desde su apertura a la Palabra que se hace carne y a la vivencia de un proyecto de lectura creyente presentamos el trabajo del ciclo A, con los comentarios a los evangelios dominicales y solemnidades. Un gozo estar con una comunidad tan sencilla como cercana y familiar, gracias a todos los que os habéis acercado y compartido este momento de oración, canto, Palabra y vida.

"Sinfonia divina, acordes encarnados" Un nuevo año litúrgico . Ciclo A | Jose Moreno Losada
María, Palabra y vida | Montijo

Cuando Pablo Iglesias me llamó para invitarme a presentar el libro “Sinfonía divina, acordes encarnados” en este contexto montijano y con el respaldo de la hermandad de la Virgen de Barbaño, inmediatamente se me vino a la cabeza la expresión que inequívocamente define a María: “mujer de la Palabra y la vida”. No hay duda de que ella ha interpretado como nadie el Magníficat de Dios en la vivencia encarnada de la misión para colaborar con él en el misterio de la encarnación.

Ella es mujer de la Palabra: “Hágase en mi tu Palabra”. Conocer la Sagrada Escritura, es adentrarse sencillamente en la historia de la salvación y descubrir el rostro de la misericordia de Dios que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. El que despide vacíos a los ricos y a los hambrientos colma de bienes.

Y se abre a dicha Palabra para que se haga carne y nos de la vida: “Dichosos los que la escuchan y la cumplen”, como dijo Jesús. Carne y vida es el pentagrama de su existencia para acoger las notas de la luz, el camino y la vida que es Cristo, Dios hecho hombre, el hombre según Dios.

Ella supo hacer lectura creyente, desde la Palabra y la historia de la salvación, del momento presente de su propia existencia y se dispuso a favor de la acción salvífica de Dios, apostando por los signos de salvación y colaborando con ellos.

Así la descubrimos atendiendo con mirada profunda a lo que le sucede a ella misma y su Hijo, junto a José: “Ella guardaba todas las cosas en su corazón”. Lo hacía desde el silencio creativo de la que se dispone para vivir según le va latiendo el sentir divino en su interior. Junto a José va disponiendo lo que se le revela como lo mejor para su hijo.

- Acogida en Belén.

- Huida a Egipto.

- Vuelta a Nazaret.

- Vida oculta: donde crecía en gracia y en sabiduría junto a ellos Jesús.

- Acompañamiento a Jesús: escuchando su palabra, en la cruz…

- Desde ahí los detalles de la vida:

o Su prima Isabel. Sabe leerlo en clave creyente y alegre.

o Las bodas de Caná. No es indiferente a la preocupación y angustia de los otros.

o La relación con las mujeres seguidores de Cristo. En la relación de la comunidad.

o La presencia en la cruz. La esperanza rota pero no perdida.

o La permanencia en la comunidad postpascual. En la espera del Resucitado, contra toda desesperanza.

La iglesia, hoy está llamada a la conversión, y dicho proceso pasa necesariamente por la Palabra y la vida. Hemos de volver a la fuente de la Palabra, del Evangelio y lo hemos de hacer desde el vivir diario, desde los acontecimientos en los que Dios se sigue manifestando para que lata nuestro corazón y vivamos en los acordes encarnados de lo que nos sugiere su misericordia y su bondad, especialmente con los más pobres y los más sencillos. La lectura creyente de la vida en la comunidad ha de ser el eje vital de nuestro pensar, sentir y actuar.

No será la fuerza, ni la dialéctica racional, la que evangelice en el mundo, sino la voz sencilla y callada de los que escuchan en el corazón la Palabra, la guardan la meditan, para saber entender e interpretar los signos de los tiempos del Dios que no abandona a su rebaño y que cada día sigue actuando con su Espíritu para que siga aconteciendo la presencia del resucitado encarnado en la humanidad de hoy.

La obra en la que he trabajado y de la que presento el ciclo A está hecha con este espíritu de Palabra y de Vida, del que hemos aprendido en el ser de la iglesia y de las comunidades cristianas, al estilo de María.

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Extraído de "Sinfonía divina, acordes encarnados" Edit. PPC

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