Navidad y su luz... hemos visto su estrella "La nochebuena, la luz del día y nosotros"

Pequeñas píldoras para una solemnidad de lo humano y de lo divino, adentrarse en la noche, abrirse a la luz del día, y reconocer la referencia de lo comunitario y familiar como lugar de compasión y proceso hasta la LUZ de la VIDA y el AMOR.

“Jesús: Dios con nosotros”

La noche de lo sublime

pesebre

Acaba de nacer, no sabe hablar y es el grito de Dios, va de boca en boca de coros angelicales y le cantan los pastores de la tierra. Es el centro de la historia y está en silencio y en pobreza, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, no puede haber mayor grandeza en mayor pequeñez. Y así es Dios, esa es su señal, la salvación viene por la debilidad de la minoría que se hace significativa en un amor radical. Radicalidad que comienza en la mayor de las necesidades, el creador se hace dependiente y pequeña criatura, el misterio se desvela para que nada ni nadie se quede sin luz, sin estrella en esta noche. Aquí está el faro de la vida, la luz de la Palabra que trae la eternidad. Por favor que se alegren los pequeños de la tierra, que su Dios es el único Dios, y los quiere de un modo único en este niño que trae la salvación.

La alegría y la luz del cielo

Ellos

Hoy la tierra está llena de la alegría del cielo, los ángeles han provocado el gozo de los humanos y han señalado el centro de la historia, en la singularidad de lo último, en la piedra que desecharon los arquitectos y ahora es la piedra angular ¿Quiénes se alegran? La gente más sencilla del pueblo, los que no cuentan, los que perciben las señales más pequeñas e insignificantes de la historia. Hoy, ante un niño recién nacido, se les alegra el alma porque descubren cómo se renueva la confianza de Dios en los hombres cada vez que aparece un rostro nuevo ante la luz del mundo. Ojalá pudiéramos entender que la raíz de nuestra fe ha de estar en la gracia de nuestro propio nacimiento, es ahí donde se nos revela que el fundamento de nuestra vida está en la donación total de un vivir que es puro regalo, don de alguien que nos ama sobre todas las cosas. En el niño de Belén está la gran noticia de que el Todopoderoso, el Creador, antes que nada, es Padre, y eso nos lo revela en el Hijo. Me descubro amado como hijo único del Padre en el corazón sencillo del niño de Belén.

El nosotros de Dios y el Dios del nosotros

nosotros

Ya no hay marcha atrás. El Dios Padre que se nos revela en el hijo, por la fuerza del Espíritu nos muestra la vocación sagrada de lo humano en el ejercicio de la comunión en unas relaciones que son de puro amor. Nuestro Dios lo es de la comunidad que se engendra en la razón de la entrega gratuita, ahí está la clave de la familia. Allí donde hay afirmación del otro con la entrega de uno, allí está el amor de Dios, el sentido verdadero de la familia. La humanidad tiene vocación de familia, todos ansiamos entrar en la red de lo comunitario para poder ser de verdad quienes somos. No hay yo sin tu, el nosotros es la condición de la posibilidad para la realización de lo humano. La vocación es definitiva, como nuestro Dios, estamos llamados a la fraternidad, ahí está la verdadera misión. O somos familia o nos destruimos. No hay otra alternativa para la plenitud, o familia o condenada soledad. No hagamos de la familia conflicto que ella es imagen de Dios verdadero.

"Sin olvidar la noche"

José Moreno Losada

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