Los tiempos 'primados' y de las 'primacías' jerárquicas no pasaron aún, en Toledo y en Nuestra Santa Madre la Iglesia Tarragona, “Catedral Primada de las Españas”

Catedral Santa Tecla, Tarragona
Catedral Santa Tecla, Tarragona

Con una historia de primacía que cuestiona la de Toledo muy interesante, "La Catedral Basílica Metropolitana de santa Tecla y Primada de España, o de las Españas” de Tarragona, inició su andadura por la fe y por la arquitectura, en el lugar más alto de la ciudad sobre un templo para el culto imperial romano, en la persona de Augusto

Respecto a su estilo arquitectónico hay que reseñar que, con planta basilical de cruz latina, tiene mucho de gótico, de renacentista y del barroco del siglo XVII

Un rosario de capillas conforma su recorrido, del que destacata la Capilla Mayor, presidida por un excepcional y rico retablo gótico, con numerosas escenas escultóricas referentes a la vida y muerte de santa Tecla

El templo catedralicio "primado" tarraconense luce interesantes y bellos vitrales con motivos apocalípticos, y rosetones

En el exterior, las puertas adoctrinan con multitud de esculturas e imágenes sagradas, hasta hacer de las mismas todo un manual catequístico. En el tímpano se reproducen con escalofriantes detalles, escenas del Juicio Final

Por cualquiera de las estancias de estos espacios menudean leyendas populares piadosas, dignas de ser narradas y meditadas, como en el caso de la del "Entierro del gato por las ratas"

De parte importante de la historia de la catedral de Tarragona y de su sede como “Primada de las Españas”, es protagonista nada menos que el Apóstol, por antonomasia, es decir, san Pablo. De su visita a “Tarraco”, capital de la “Hispania Citerior”, y una de las ciudades principales del Imperio Romano en los primeros siglos de la fe cristiana muy pocos dudaron y dudan en la actualidad. En el mismo concilio Vaticano I (a.1869) el titular tarraconense arzobispo Francécs Fleix ocupó en sus sesiones el lugar destinado a los “primados”, y pocos años después, el papa León XIII, al conferirle al templo tarraconense su condición de “basílica”, se refirió repetidamente a la misma como “Sede Primada”.

(La defensa de tal asignación para la catedral de Toledo, resulta ser más o menos legítima pero, por supuesto, más que cuestionada, siendo necesario comenzar tal historia en los tiempos “bárbaros”, pero muy católicos, de los reyes godos, cuyo rey Gundemaro (a. 609-612) , se confabuló con otros conjurados –también católicos- para asesinar a su padre el rey Witerico y, convocando un concilio de obispos el año 610, ser proclamado rey, a quien a su debido tiempo sustituiría después Sisebuto)

Así las cosas, y tal y como era de preveer, es explicable que, por ejemplo, en tiempos recientes, los dos primeros Cardenales de la llamada “Cruzada”, o guerra civil, antes de haber sido nombrados arzobispos de Toledo, primados de las Españas, se vieran obligados a emitir juramento –“prometer solemnemente”- que de por vida habrían de defender tal condición para Tarragona, viéndose protocolariamente obligados a hacer lo mismo al tomar posesión de su sede. Llamar “perjurio” a un acto protocolario, también en este caso, creo que no sería serio… Las “bromas” protocolarias hasta pueden llegar a sorprender a los historiadores, aun cuando a los lectores, si son y se confiesan cristianos y jerárquicos, les chirríen las compuertas del acceso a la fe… Pese a todo, los tiempos “primados”, y de las “primacías” jerárquicas no pasaron aún, en Toledo y en Nuestra Santa Madre la Iglesia, cuyos caminos siguen empedrados de ritos, de ceremonias y de “titulitis”, en ocasiones, de procedencia netamente pagana

“La Catedral Basílica Metropolitana de santa Tecla y Primada de España, o de las Españas” de Tarragona, inició su andadura por la fe y por la arquitectura, exactamente sobre el lugar más alto de la ciudad en el que le había sido erigido un templo para el culto imperial romano, en la persona de Augusto. Recristianizado como lugar sagrado por los visigodos, convertido después en mezquita y posteriormente en templo románico, con sus correspondientes avatares cistercienses, las obras de la actual catedral se iniciaron el año 1171, dándose por concluidas oficialmente, y consagrada en 1331, por su arzobispo Juan de Aragón, hijo del rey Jaime II y Juana de Nápoles, previas suculentas ayudas de los reyes Alfonso el Casto y Pedro el Ceremonioso.

Respecto a su estilo arquitectónico hay que reseñar que, con planta basilical de cruz latina, tiene mucho de gótico, de renacentista y del barroco del siglo XVIII.

En el recorrido que pueda efectuarse por tan sagrado lugar para educar nuestra fe y ampliar nuestra cultura tanto artística como religiosa en general, están en disposición de ser visitadas con detenimiento y enorme e inédita capacidad de sorpresa, el siguiente rosario de capillas:

La de la Virgen María, es el panteón del obispo Pere de Cardona y de sus familiares. La de la Concepción fue sufragada por el canónigo Diego Girón de Rebolledo y en su sepulcro reposan los restos de su familia. La capilla de san Fructuoso y San Joán fue donada por el obispo Joan Teresi Borrull. En la capilla del Santo Sepulcro se conserva un preciado sarcófago romano. La capilla del Santísimo es prolongación del crucero, donada por el obispo Antoni Algisti i Albanell, con preciosa cúpula octogonal. La de santa Bárbara luce un precioso retablo barroco. La de santa Maríade los Sastres fue erigida en 1350 por el obispo Pere de Clasqueri y en la misma se instaló la Cofradía de este gremio de artesanos, con fiestas especiales el día de la Natividad y participación devota de todos los canónigos.

La Capilla Mayor está presidida por un excepcional y rico retablo gótico, con numerosas escenas escultóricas referentes a la vida y muerte de santa Tecla sometida al martirio del fuego, de los leones y serpientes, con realismo escalofriante. La capilla alberga el sepulcro del noble arzobispo Juan de Aragón y familiares. El colosal monumento funerario es de mármol blanco con vetas grises. En un armario cercano se encuentra un armario en el que se guarda como reliquia, un brazo de santa Tecla.

Proseguimos “rezando” el rosario de las capillas de la Metropolitana y Primada Tarraconense, al menos, enumeramos las de san Oleger, san Lluc, santo Tomás, el Rosario, La Presentación, -refugio del gremio de los panaderos-, san Francisco, santa Tecla… Mención especial reclama la capilla de san Miguel y de todos los Ángeles, fundación suculenta del canónigo don Guillem Bottson, en cuyo panteón aparecen grupos de ángeles con sus partituras musicales en las que hasta es posible leer el texto de sus cantos. San Miguel lucha contra el dragón de siete cabezas, y ya sabemos, por los catecismos, quién fue el ganador de la draconiana pelea supra-celestial.

A la imaginación, por cristiana que sea, le queda un largo y escarpado trecho de escalada por recorrer para visitar con cierta detención y provecho espiritual la capilla de santa Úrsula y sus Once Mil Vírgenes, erigida entre los años 1340 y 1344. Once Mil Vírgenes son muchas vírgenes. Y a la fe, mediadamente ilustrada, y a los hagiógrafos, le resulta difícil, muy difícil, contarlas y seguir contándolas en la actualidad…

Puerta

El templo catedralicio “primado” tarraconense luce interesantes y bellos vitrales con motivos apocalípticos, y rosetones. En el exterior, las puertas adoctrinan con multitud de esculturas e imágenes sagradas, hasta hacer de las mismas todo un manual catequístico. En el tímpano se reproducen con escalofriantes detalles, escenas del Juicio Final. Merecen atención aparte la visita a la sacristía, el claustro, la capilla del Corpus, la antigua Sala Capitular, el museo y el sarcófago de Apolo, los tapices, la tumba de Bernat de Olivella y su sempiterna sonrisa al llegarle la muerte…

Por cualquiera de las estancias de estos espacios menudean leyendas populares piadosas, dignas de ser narradas y meditadas, como en el caso de la del “Entierro del gato por las ratas”, cuya narración hagiográfica dejo para otra ocasión…

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