"Las sociedades se transforman y el día a día siempre trae nuevos horizontes" Mirando al futuro pero construyendo el presente

La iglesia del futuro
La iglesia del futuro

"Estamos llamados a transformar la sociedad, y esto implica que no nos dejemos abrumar por los inconvenientes que el camino pueda tener"

"Existe, en la actualidad, una tendencia a desprestigiar todo aquello que suponga proponer cambios sensatos y coherentes ¡No interesa! Esto implica fomentar caminos nuevos, y esto no gusta a quienes pueden sentirse cuestionados"

Construir es la tarea que deberíamos tener siempre presente. Pero esto implica tener claro qué se quiere hacer. Promover proyectos nuevos comporta cuestionar y esto, no siempre, gusta.

Mi experiencia, me certifica que conviene no rendirse ante las dificultades, y más cuando el camino realizado se ha basado en los principios de justicia y de cumplimiento de los fines de la organización.

Las organizaciones, sean empresas, fundaciones, instituciones de Iglesia, partidos políticos, asociaciones y otras figuras organizativas deben construir el presente sin rendirse, y lo deben hacer con un profundo respeto a los fines que estén marcados en sus estatutos; pero haciendo que los mismos se adapten a las necesidades sociales de la realidad presente. Las sociedades se transforman y el día a día siempre trae nuevos horizontes.

Las organizaciones tienen, en nuestro tiempo, un gran reto por cuanto deben de mirar al futuro; pero construyendo el presente.

El presente nos lleva, necesariamente, a interrogarnos sobre lo qué estamos haciendo y lo que somos. La parte que corresponde al ser es lo más importante porque “siendo”, somos el reflejo de lo que deseamos que sea la sociedad en la que estamos viviendo. “Siendo”, deberíamos ser capaces de transmitir una fuerza especial para que cada proyecto ayude a construir una sociedad más innovadora, y con mayor respeto hacia los demás.

Construir no es fácil
Construir no es fácil

Existe, en la actualidad, una tendencia a desprestigiar todo aquello que suponga proponer cambios sensatos y coherentes ¡No interesa! Esto implica fomentar caminos nuevos, y esto no gusta a quienes pueden sentirse cuestionados. Las organizaciones que no arriesgan no están construyendo el presente, y tampoco el futuro. Las que no lo hacen entran en una situación de anquilosamiento que las conducen a un camino sin salida. Para tener futuro hay que tomar decisiones que superen todo lo que las pueda frenar, porque esto supone acabar con la Organización.

Hoy, existen muchas organizaciones, ubicadas en el camino sin salida. Les puede parecer que están vivas; pero en realidad no tienen futuro.

Las personas que tienen responsabilidad directiva son los que tienen que ayudar a encontrar el camino con la salida adecuada; para esto hace falta tomar conciencia de que, solamente, asumiendo que se es, es decir “siendo”, se puede tener el coraje de innovar.

Quienes no buscan la continuidad del camino colaboran para que las organizaciones no avancen, y esto frustra muchas esperanzas e ilusiones. El presente se destruye, porque tan solo se piensa en continuar tal y como se está. Esto no ayuda al futuro.

Las Organizaciones harían bien en cuestionarse si construyen el presente, y cómo lo están haciendo.

Hay organizaciones que solamente están interesadas en construir un presente sin futuro. Lo que quieren es hacer valer su visión e imponer su manera de entender la sociedad ¡están llamadas a fracasar! aunque pueda parecer que tienen el control de la situación. Son organizaciones sin ser. No tienen en su constitución el espíritu de construir una sociedad diferente basada en la libertad. Quieren mantener su modo de estar en la misma. No se quieren plantear que “siendo” se puede hacer un camino infinito. Aquí, el hacer es un verbo sin futuro ¡Hay que cuestionarse! No se puede construir una sociedad con Organizaciones que solamente se miran a sí mismas, y cuentan con Directivos que tan solo construyen proyectos que no buscan innovar, y mucho menos renovar los procesos. Se conforman con estar y con sobrevivir; pero nunca proponen cosas diferentes porque esto les incomoda. No aman el riesgo. Para quienes entienden que la sociedad se basa en estos parámetros les resulta muy difícil entender que “siendo” se puede mirar al futuro.

Soñar el futuro
Soñar el futuro

Hoy, sin embargo, necesitamos más que nunca construir el futuro. Sin futuro nunca podremos avanzar; pero para esto precisamos de organizaciones valientes, y que no se dejen arrastrar por las que no desean moverse.

La valentía, basada en los principios de justicia, es lo que debe constituir el fundamento de las Organizaciones que ven en el futuro el único camino a seguir. Construir el futuro precisa contar con Directivos inconformistas que proponen proyectos innovadores. Ser “siendo” entrelaza a quienes quieren renovar las instituciones con la coherencia y con el compromiso.

Coherencia, porque sin ésta es imposible proponer proyectos que supongan un avance social. Compromiso, porque sin el mismo no se pueden realizar los cambios que las Organizaciones precisan.

Hay que plantearse, qué hay que cambiar en las Organizaciones que viven encerradas en sus propias estructuras y en sus proyectos sin presente y, por tanto, sin futuro. Hay que buscar un camino que no tenga límites. Las Organizaciones no pueden quedar encerradas en principios anquilosados, y tampoco en una visión que rompa con el espíritu que las puso en marcha; pero éste debe ser adaptado a al presente para que tenga futuro.

Conviene, tener muy en cuenta que solamente tendrán futuro aquellas Organizaciones que busquen renovarse, las que lo hagan irán ocupando poco a poco más presencia social, haciendo que las otras vayan siendo arrinconadas, y hasta ignoradas. La renovación es hacer que el presente tenga futuro.

No hay que sorprenderse por aquellas que quieran apostar por la búsqueda de un futuro, hay que preocuparse por las que están en una situación estática, sin querer reconocer que para avanzar hay que cambiar.

Cuando me refiero a las Organizaciones estoy asumiendo que éstas pueden ser eclesiásticas, políticas, empresariales, del tercer sector y profesionales.

Convendría, que las Organizaciones no se descuiden, y mucho menos que piensen que haciendo lo que hacen es lo que verdaderamente interesa a la sociedad. Esta visión, de su hacer, origina que se crean que están en posesión de la verdad, y no se dan cuenta que de esta forma se hallan en un camino sin futuro.

La renovación de las Organizaciones no se puede llevar adelante si no se trabaja con confianza y con empeño. Confiar comporta el ir trazando un camino que supere las dificultades que aparecen en la construcción del mismo. El empeño implica constancia y no desanimarse. Hay ser porque “siendo” se transmite esperanza.

Las Organizaciones precisan una gran dosis de esperanza; pero solamente es posible con Directivos verdaderamente implicados con el presente y con el futuro. Ser Directivo es mucho más que dirigir; es, sobre todo, servir. El espíritu de servicio es lo que hace posible que una Organización pueda subsistir. El servicio es futuro, porque conlleva un ejercicio de saber escuchar y saber respetar. El Directivo que sirve construye. Por Directivos de Organizaciones se entiende que son Obispos, Presidentes, Ceos, Gerentes, Patronos de Fundaciones, Secretarios, Consejeros, Profesionales.

Los que quieran construir el futuro tendrán que esforzarse por saber buscar el camino más adecuado para que la Organización, en la que trabajan, tenga un presente.

Estamos llamados a transformar la sociedad, y esto implica que no nos dejemos abrumar por los inconvenientes que el camino pueda tener.

Volver arriba