Ahora, tiene su propio taller en casa, cose, cocina para sus hijos y recobró visibilidad A Moses, su condición de pobre lo hacía invisible en esta sociedad de mercado

Moses
Moses

Moses es uno de nuestros vecinos en Kibera. Viudo, todos los días se levanta bien temprano, hace de comer para sus niños que van a la escuela y después se va caminando a la fábrica la zona indusrial, que está a 10 km

Hace dos semanas, golpeado por un carro, estuvo tirado en la acera casi tres horas y nadie le prestaba ayuda

Obtuvo un microcrédito y en los almacenes donde fue a por el material para iniciar su propio taller de costura, los empleados tampoco lo veían, se quedaban pasmados cuando comprobaban que disponía del dinero nesesario

Así es, me quedo pensando, este mundo, o mejor este mercado en el que convertimos el mundo, no “ve” a la gente y tiene ojos sólo para el dinero

Pero hay un colirio mejor que el de la ganancia y es el de la dignidad de toda persona. Trabajemos para que sea así

Moses es uno de nuestros vecinos en Kibera, su mujer murió, y vive con sus cuatro hijos. Todos los días se levanta bien temprano, hace de comer para sus niños que van a la escuela y después se va caminando para la zona industrial de la ciudad, unos 20 kilómetros ida y vuelta, y es que lo poco que gana no da para el pasaje en el bus urbano. Le pagan por horas, sin ninguna seguridad social.

Hace dos semanas, a eso de las 9 de la noche, una vecina nos llamó y nos dijo que Moses había sido golpeado por un carro y que estaba tirado en la acera. Fuimos y lo encontramos en malas condiciones, había estado ahí casi por tres horas y nadie le prestaba ayuda. Lo llevamos al hospital y estando con él allá, hasta altas horas de esa noche, comprendí que había que hacer algo por este hombre.

Cuando salió del hospital hablé con él y le pregunté muchas cosas sobre su vida. Su cuerpo herido mostraba las huellas de mucho luchar y sufrir y de mucha esperanza. Me dijo que si tuviera una máquina de coser y algunas telas podría empezar su propio taller y ganaría para sus hijos, y se evitaría esos 20 kilómetros todos los días y, sobretodo, podría estar cerca de sus niños la mayor parte del tiempo.  Con la ayuda de Active África, una fundación de Barcelona, le dimos a Moses un microcrédito para que consiguiera su medio de producción y sus telas. Un seminarista de los nuestros, Firmin, lo acompañó a comprar la máquina y los materiales.

Y algo pasó en esos almacenes que nos dejó impresionados. ¡Los empleados de las tiendas no veían a Moses! Dado que la máquina era para él, era él mismo el que tenía que hablar y comprarla. La empleada que vendía no le “paraba bolas” y ni lo miraba siquiera… y Moses trataba de ganar su atención y poder negociar. Fue entonces que Firmin se vio obligado a intervenir. La empleada podía “ver” a Firmin y este le dijo que por favor se ocupara de la persona que estaba ahí y quería comprar algo, y tuvo que decirle que, aunque no fuera evidente, Moses tenía la plata para comprar la máquina… Cuando la empleada supo que Moses tenía con qué pagar, empezó a “verlo”. El colirio de la ganancia le ayudó a verlo. Y aun así empezó a ofrecerle unas máquinas de segunda. Moses, en cambio, escogió una máquina nueva.

Comprada la máquina, faltaban las telas. En el almacén de las telas, sucedió lo mismo. No “veían” a Moses. El trataba de hablar y lo ignoraban y como única respuesta le dijeron que no tenían lo que él pedía. Otra vez el seminarista les tuvo que explicar que Moses tenía dinero y sólo después de eso, otra vez con ese colirio de la ganancia, lo reconocieron y le bajaron los rollos de tela por las que había preguntado y le cortaron todo lo que pidió. El cajero quedó pasmado al ver que Moses sacaba la billetera.

Moses en su taller
Moses en su taller

Así es, me quedo pensando, este mundo, o mejor este mercado en el que convertimos el mundo, no “ve” a la gente y tiene ojos sólo para el dinero, o como dice el Papa Francisco, “ningunea” a los pobres y los hace desecho. Durante tres horas, tirado en la acera, muchos pasaron y no vieron a Moses, después en los almacenes no lograba que lo atendieran.

Ahora Moses tiene su propio taller en casa, cose, cocina para sus hijos y estos tienen al papá durante el día. Moses cobró visibilidad. Creo que para eso es que estamos en misión, para que todos los seres humanos, sean “vistos”, para que no sea el dinero sino la imagen de Dios que todos llevamos lo que nos haga “notorios”. Por eso la Iglesia hace opción por los pobres y los pone en la mira. Hay un colirio mejor que el de la ganancia y es el de la dignidad de toda persona. Trabajemos para que sea así.

Moses ahora es visible
Moses ahora es visible

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