Día mundial contra el cáncer



Desde hace unos cuantos años la Organización Mundial de la salud y algún otro organismo fijaron en el día 4 de febrero el Día Mundial contra el Cáncer, que este año cayó en sábado. Quizás debido a que el sábado para algunas personas no es día hábil, o sea que algunas personas no están hábiles, -no me atrevo a decir que no son hábiles-, ya empezaron con la campaña cuatro o cinco días antes. Presto mucha atención a esta temática porque fui fumador compulsivo hasta el día 10 de diciembre de 2005 a las 7,20 de la tarde en que dejé de fumar, pero las consecuencias no me dejaron a mí, por lo que el 20 de junio del 2013 fui operado de un cáncer de laringe. Por todo ello soy persona sensibilizada con el tema. Me preocupa, porque, aunque hoy por hoy puedo decir que tuve cáncer, estoy con la mosca detrás de la oreja y además porque me queda como recuerdo un severo EPOC (enfermedad pulmonar oclusiva crónica) que me obliga a depender de una maquinita de oxígeno las 24 horas y a vivir para respirar y no al revés como suele ser habitual.

Bien, pues el miércoles anterior, el día primero de mes empezaron a desfilar por distintas cadenas televisivas personas y personajes, que no es lo mismo, para informar de la situación y hacer una encomiable labor de prevención. Presté mucha atención para capacitarme debidamente e informar a otros fumadores o fumadoras que no dispusiesen de tiempo para informarse ellos directamente. Todo con la esperanza de conseguir que alguno me haga más caso del que yo les hice a quiénes inútilmente me habían aconsejado e incluso implorado que lo dejase.

Lo primero que escuché fue tremendamente alarmante. Se afirmó, estadística en mano, que a corto plazo uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres sufrirán esta undécima plaga muchísimo más mortífera que cualquiera de las 10 bíblicas.

Habló un señor del que anoté su nombre, pero no lo doy aquí por razones que me callo, que fue presentado como gran especialista en la materia. Éste hablador empezó por dar como una de las causas del cáncer el envejecimiento de la población y que ahora la gente dura más tiempo. Yo, que soy más bien cortito pensé: “Claro, y para que no envejezcamos ni duremos tanto tiempo que pongamos en peligro la sufrida hucha de las pensiones del futuro, viene el cáncer, por iniciativa propia u obedeciendo órdenes, a salvarnos”. Me sorprendió porque me resultó novedoso. Luego pasó al capítulo de prevención y aconsejó evitar estas cuatro cosas: El tabaco, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo. Lo reiteró varias veces y siempre en el mismo orden hasta que yo conseguí aprenderlo de memoria.



Por si quedase alguna duda, a las pocas horas apareció la señora que el Príncipe Don Felipe escogió en su día para su esposa y, con el paso del tiempo, para mí Reina, por ser consorte del Rey Don Felipe VI, a los que acato, por simpatía, por imposición constitucional y, consecuentemente, por imperativo legal. La razón de la aparición de su Majestad, la Reina, en las teles en esas fechas fue su condición de Presidenta de honor de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer).

Me fijé y no pude apreciar que estuviese leyendo, lo que me llevó a pensar que había aprendido muy bien el tema para poder cantarlo con mayor dominio y convicción. Debo aclarar, por si alguien más la vio y me contradice o amenaza con denunciarme, jurando y perjurando que no cantó, que “cantar los temas” es una frase hecha relacionada con las oposiciones en plural, no con la oposición en singular. De la oposición en singular se dice: “Le cantó las cuarenta al gobierno, se señor”

Hasta aquí nada que objetar, pero, siendo estas cuatro causas verdad, de lo que no estoy muy seguro, creo que faltan algunas más, y de todos es conocido el dicho de que “una verdad a medias puede ser tomada como mentira”. Para los que tuvimos el privilegio de estudiar una lengua casi muerta para revitalizarla nada menos que en el culto y presumir de cultos, el latín, es este otro dicho muy cadencioso: “Bonum ex intrega causa. Malum ex quocumque defectu”. No lo traduzco para marcar diferencias entre el ultrajado pueblo llano y los que formamos la ultrajadora casta, según pude enterarme desde que Podemos devolvió, por poco tiempo, la sonrisa a este país.

¿Faltaba, entonces, algunas otras causas? A mi pobre modo de ver sí, pero antes de citar una o dos más, permíteme, lector o lectora, -te hablo en singular porque estas cosas no se suelen leer en equipo, y perdona si me paso en las confianzas y debiera tratarte de usted-, hacer una pequeña matización sobre el tabaco. De acuerdo en que en sí mismo es malo el tabaco por la nicotina, el monóxido de carbono que desprende el cigarro al arder como el que desprenden los vehículos en circulación, el alquitrán, y un muy largo etc. pero fumar es peor. Obra en mi poder un estudio científico que prueba que cada cigarrillo lleva cerca de 300 substancias más, adictivas unas y cancerígenas otras. En internet puede encontrase algún otro estudio que habla de seiscientas. Está al alcance de cualquiera que teclee en su buscador: “que contiene un cigarrillo de tabaco”. Las autoridades sanitarias españolas y de otros países también saben, o deberían saber aunque las de más alto rango entren a dedo y sin oposición, estas cosas; pero prefieren perseguir al fumador y hacer la vista gorda con las casi todopoderosas multinacionales tabaqueras. ¿No será esta una causa más, voluntariamente ocultada?

Si el monóxido de carbono desprendido por los cigarrillos es cancerígeno y es similar al que desprenden los vehículos que se mueven con las llamadas energías convencionales, ¿a cuántos cigarrillos podría equipararse un coche circulando por una ciudad durante una hora? Y se me ocurre en este mismo momento, ¿no tendrían que indemnizar también a cancerosos de hoy o de mañana la Wolvagen y demás compañías sin escrúpulos por los trucajes que ocultan el nivel del mortífero veneno emitido al espacio?


Sólo otra preguntita. Desde la empresa térmica de Puentes de García Rodríguez a la aldea donde yo vivo, sin industrias en el entorno, puede haber en línea recta 30 kilómetros, ¿Por qué será que unas gotitas amarillentas, tirando a rojas que dejan pequeños surcos verticales en las recién pintadas paredes da la iglesia de Balmonte, saben a azufre, haciendo creer con fundamento que en determinados momentos llueve azufre producto de una empresa cuya contaminación, por falta de los filtros necesarios, se dice que llega a Londres? Hombre, o mujer, no es que me alegre, pero un cierto escarmiento nos les vendría mal a los ingleses por habernos agasajado, con toda su flema, con el mal de las vacas locas. Claro que tampoco fueron todos.



Para terminar. El lema de la campaña del día contra el cáncer de este 2017 fue: “Nosotros podemos. Yo puedo” No me paro en el nosotros podemos, porque no sé quién es “nosotros”. En cuanto al “Yo puedo”; pues va a ser que en términos generales no. No puedo; porque, centrándonos sólo en el fumar, si a la adicción que produce la nicotina, superior en algunos casos a la causada por la heroína, añadimos las demás substancias adictivas, lo más probable es que yo solo no pueda, hasta que la motivación sea más fuerte que la dependencia de fumar, verbigracia: el miedo a morir en un plazo corto; pero entonces, quizás sea demasiado tarde. Con fuerza de voluntad y alguna ayuda también se puede a tiempo. Lo sé por experiencia, aunque no llegamos a tiempo.


En cuanto al “Nosotros podemos” Sí. También podríamos erradicar el hambre del mundo, pero no es rentable. Parece que es mucho más rentable invertir en máquinas de matar cada día desde más lejos que en investigación científica sanitaria y en medidas correctoras.


También parece que la investigación en este campo non debería depender de cuestaciones en la calle, que coma quien dice, es pedir limosna
, o de festivales en los que los artistas no cobran y algunos asistentes pagando barata la entrada a un espectáculo tranquilizan la conciencia, y vuelven muy contentos porque hicieron una obra benéfica que creen que debiera desgravar en la declaración de renda.

Algo terrible y políticamente incorrecto me martillea en la cabeza: A pesar de los avances, el cáncer mata a muchos, pero muchos viven del cáncer ajeno, hasta que… Uno de cada dos hombres... Una de cada tres mujeres…

Para los que deseen seguir leyendo en gallego



Desde hai uns cantos anos a Organización Mundial da saúde e algún outro organismo fixaron no día 4 de febreiro o Día Mundial contra o Cancro
, que este ano caeu en sábado. Quizais debido a que o sábado pra algunhas persoas non é día hábil, ou sexa que algunhas persoas non están hábiles ese día, -non me atrevo a dicir que non son hábiles-, xa empezaron coa campaña catro ou cinco días antes.
Presto moita atención a esta temática porque fun fumador compulsivo ata o día 10 de decembro de 2005 ás 7,20 da tarde, hora en que acendín o último cigarro, deixei de fumar
, pero as consecuencias non me deixaron a min, polo que o 20 de xuño do 2013 fun operado dun cancro de larinxe. Por todo iso son persoa sensibilizada co tema. Preocúpame, porque, aínda que neste momento podo dicir que tiven cancro, estou coa mosca detrás da orella e ademais porque me queda como recordo un severo EPOC (enfermidade pulmonar oclusiva crónica) que me obriga a depender dunha maquiniña de osíxeno as 24 horas e a vivir pra respirar e non ao revés como adoita ser habitual.

Ben, pois o mércores anterior, o día primeiro de mes empezaron a desfilar por distintas cadeas televisivas persoas e personaxes, que non é o mesmo, pra informar da situación e facer unha encomiable labor de prevención. Prestei moita atención pra capacitarme debidamente e informar a outros fumadores ou fumadoras que non dispuxesen de tempo pra informárese eles directamente. Todo coa esperanza de conseguir que algún me faga máis caso do que eu lles fixen ós e ás quen inutilmente me aconsellaron e ata imploraron que o deixase.

O primeiro que escoitei foi tremendamente alarmante. Afirmouse, estatística en man, que a curto prazo un de cada dous homes e unha de cada tres mulleres sufrirán esta undécima praga moitísimo máis mortífera que calquera das 10 bíblicas.

Falou un señor do que anotei o seu nome, pero non o dou aquí por razóns que tampouco digo, que foi presentado como gran especialista na materia. Este falador empezou por dar como dúas das causas do cancro o envellecemento da poboación e que agora a xente dura máis tempo. Eu, que son máis ben cortiño pensei: “Claro, e pra que non cheguemos a vellos nin duremos tanto tempo que poñamos en perigo a sufrida hucha das pensións do futuro, vén o cancro, por iniciativa propia ou obedecendo ordes, a salvarnos”. Sorprendeume porque me resultou novidoso. Logo pasou ao capítulo da prevención e aconsellou evitar estas catro cosas: O tabaco, o alcohol, a obesidade e o sedentarismo. Reiterouno varias veces e sempre no mesmo orde ata que eu conseguín aprendelo de memoria.



Por se quedase algunha dúbida, ás poucas horas apareceu a señora que o Príncipe Don Felipe escolleu no seu día pra ser a súa esposa e, co paso do tempo, pra ser a miña Raíña por ser consorte do Rei Don Felipe VI, aos que acato, por simpatía, por imposición constitucional e, consecuentemente, por imperativo legal. A razón da aparición da súa Maxestade a Raíña, nas teles nesas datas foi a súa condición de Presidenta de honor da AECC (Asociación Española contra o Cancro).

Fixeime e non puiden apreciar que estivese lendo o que dicía, e saquei en conclusión que aprendera moi ben o tema pra poder cantalo con maior dominio e convicción.
É un pensar meu que no ten por que ser compartido que determinadas asociacións non deberían estar presididas ni honorífica ni realmente por altas xerarquías; porque poden dar a sensación de elitistas y sobre todo porque poden ver minguada a súa capacidade de denuncia.

Ata aquí nada que obxectar, pero, sendo estas catro causas verdade, do que non estou moi seguro, creo que faltan algunhas máis, e de todos é coñecido o dito de que “Unha verdade a medias pode ser tomada como unha mentira”. Pra os que tivemos o privilexio de estudar unha lingua case morta pra revitalizala nada menos que no culto e presumir de cultos, o latín, é estoutro dito moi cadencioso: “Bonum ex intrega causa. Malum ex quocumque defectu”. Non o traduzo pra marcar diferenzas entre o pobo asoballado pobo chan e os que formamos a aldraxante casta, segundo puiden decatarme desde que Podemos lle devolveu, por pouco tempo, o sorriso a este país.

Faltaba, entón, algunhas outras causas? Ao meu pobre modo de ver si, pero antes de citar unha ou dúas máis, permíteme, lector ou lectora, -fáloche en singular porque estas cousas non se adoitan ler en equipo, e perdoa se me paso nas confianzas e debera tratarte de vostede-, facer unha pequena matización sobre o tabaco. De acordo en que en si mesmo é malo o tabaco pola nicotina, o monóxido de carbono que desprende o cigarro ao arder coma o que desprenden os vehículos en circulación, o alcatrán, e un moi longo etc. Obra no meu poder un estudo científico que proba que cada cigarro leva preto de 300 substancias máis, aditivas unhas e canceríxenas outras. En internet pode atopase algún outro estudo que fala de seiscentas. Está ao alcance de calquera que teclee no seu buscador: “que contiene un cigarro de tabaco”. As autoridades sanitarias españolas e doutros países tamén saben, ou deberían saber, aínda que as de máis alto rango entren a dedo e sen oposición, estas cousas; pero prefiren perseguir ao fumador e facer a vista gorda coas case todopoderosas multinacionais tabaqueiras. Non será esta unha causa máis, voluntariamente ocultada?


Se o monóxido de carbono desprendido polos cigarros é canceríxeno e é similar ao que desprenden os vehículos que se moven coas chamadas enerxías convencionais, a cantos cigarros podería equipararse un coche circulando por unha cidade durante unha hora? E ocórreseme neste preciso instante, non terían que indemnizar tamén a cancerosos de hoxe ou de mañá a Wolvagen e demais compañías sen escrúpulos polos trucaxes que ocultan o nivel do mortífero veleno emitido ao espazo?


Só outra preguntiña. Desde a empresa térmica de Pontes de García Rodríguez á aldea onde eu vivo, sen industrias na contorna, pode haber en liña recta 30 quilómetros, Por que será que unhas gotiñas amareladas, tirando a vermellas que deixan uns reguiños verticais nas recentemente pintadas paredes dá a igrexa de Balmonte, saben a xofre, (azufre), facendo crer con fundamento que en determinados momentos chove xofre produto dunha empresa cuxa contaminación, por falta dos filtros necesarios, dise que chega a Londres? Home, ou muller, non é que me alegre, pero un certo escarmento non lles estaría por demais aos ingleses por térennos agasallado eles, con toda a súa pachorra, co mal das vacas tolas. Claro que tampouco foron todos.



Para terminar. O lema da campaña do día contra o cancro deste 2017 foi: “Nós podemos. Eu podo” Non me paro no nós podemos, porque non sei quen é “nós”. En canto ao “Eu podo”; pois vai ser que en térmonos xerais non. Non podo; porque, centrándonos só no fumar, si á adicción que produce a nicotina, superior nalgúns casos á causada pola heroína, engadimos as demais substancias aditivas, o máis probable é que eu só non poida, ata que a motivación sexa máis forte que a dependencia de fumar, verbigracia: o medo a morrer nun prazo curto; pero entón, quizais sexa demasiado tarde. Con forza de vontade e algunha axuda tamén se pode a tempo. Seino por experiencia, aínda que non chegamos a tempo.

En canto ao “Nós podemos” Si. Tamén poderiamos erradicar o fame do mundo, pero non é rendible. Parece que é moito máis rendible investir en máquinas de matar cada día desde máis lonxe que en investigación científica sanitaria e en medidas correctoras.

Tamén parece que a investigación neste campo non debera depender de cuestacións na rúa, que coma quen di é pedir esmola
, ou de festivais nos que os artistas non cobran e algúns asistentes, pagando barata a entrada pra un espectáculo, tranquilizan a conciencia, e volven moi contentos porque fixeron unha obra benéfica que cren que debera desgravar na declaración da renda.

Algo terrible e politicamente incorrecto me barrena nos miolos: Malia os avances, o cancro mata a moitos, pero moitos viven do cancro alleo, ata que… Un de cada dous homes!... Unha de cada tres mulleres!...

Volvendo ás causas, unha vez máis hai unha que parece a nai de todas: o desexo desmedido do vil metal tamén chamado esterco do demo. Certo que o esterco fai falta pra abonar as terras, pero tamén corroe pedra e aceiro. Alguén nos advertiu dos seus perigos xa hai tempo.

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