Cavando la propia tumba

Los ministros que están pesando al presidente como fardo de piedras se irán sin que tenga que echarlos porque, aunque se defienden como gato panza arriba, su pelea no deja de ser “pelea de burro amarrado contra tigre suelto”.  Las cosas hechas de prisa despreciando el parecer de los que realmente saben del asunto o, al menos, sin contar con su conocimiento, no suelen dar buen resultado. A veces ocurre que alguien hace un esfuerzo ímprobo por lograr o sacar adelante algo pensando que será su timbre de gloria y resulta que solo hizo cavar su tumba. La sencillez y a humildad suelen ir aparejadas al sentido común, señal de sabiduría; por el contrario, el atrevimiento suele ser fruto de la ignorancia y conduce a errores monumentales que luego no deja reconocer ni enmendar. A la gente de poco valor se le suben a la cabeza los humos del puesto porque no lo merecen.

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