¿Cristo es Dios?

Con motivo de la efeméride del 1700 aniversario del Concilio de Nicea, año 325 d.C., vuelvo al estudio del  “El símbolo niceno”. Me sirvo del estudio clásico del texto conciliar, “Símbolo niceno”, de I. Ortiz de Urbina (CSIC, 1947). Es decir, el Hijo, Jesucristo, es de la misma naturaleza que el Padre pero una persona distinta. El Concilio de3 Nicea afirma que Jesús es una persona diferente de la persona del Padre, pero de la misma naturaleza que el Padre. El Concilio de Nicea, además de definir expresamente la doctrina de la Iglesia era una respuesta Arrio que decía: Cristo no es eterno sino una creatura excelsa que está por encima de todas las demás, liberada de toda posibilidad de pecado, pero creatura y, por ello, inferior al Padre en naturaleza y sustancia.  Arrio calificó de sabelianismo la definición de Nicea.    El sabelianismo dice que El Padr4e, el Hijo y el Espíritu Santo no son personas distintas sino distintas formas, modos y maneras de la manifestarse Dios a los humanos. Modernamente, esto tiene importancia porque nadie se responsabiliza de lo que dice, pero la devastación del lenguaje, (Heidegger) que se extiende por todas partes, “nace de una amenaza contra la esencia del hombre” porque el lenguaje es” causa de la verdad del ser” (Heidegger). Pensar como  Nicea es creer que Jesús es Dios y pensar como Arrio es tener a Jesús  como un hombre excepcional pero, al fin y al cabo, sencillamente hombre.

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