¡Depende!

Aquella persona que parece un pobre infeliz negado para la vida puede tener, tal vez envuelto en una oscuridad misteriosa, un interés insociable por conocer los seres humanos, animales y cosas, que tiene enfrente y con los que pasa mucho tiempo observándolos.  Esa conexión con la realidad lo adapta a la vida. En sus conversaciones intercala historias milenarias o hechos de hoy mismo convertidos en historias fantásticas, capta lo intangible y, porque tiene la capacidad de escuchar y el don natural de la palabra e imaginación, inventa lugares y personajes a partir de lo que existe.  Sus pensamientos y ocurrencias, sin olvidar la complejidad que esconden, discurren como el barco sobre el agua. En el mundo rural gallego, no medran los radicalismos porque los otros, las cosechas, los anímales son la verdad. El rural gallego no es intransigente ni excluyente ni sectario porque actúa siguiendo el ritmo de la realidad. Son los políticos, los intelectuales y los religiosos intransigentes y radicales quienes lo califican de oscurantista, tradicionalista, clerical, supersticioso.  Sus “depende” honra la diversidad, evolución, la libertad de la que disfruta y un guiño a la complejidad de lo que ocurre.  

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