Epifanía

Los antiguos decían que los 12 días que separan la Navidad y la Epifanía son tiempo fuera del tiempo y que las deidades se retiraban del mundo a descansar y los locos, durante la edad media, los aprovechaban para celebrar su fiesta y cuando esta fue perdiendo importancia la fue ganando la de los Santos Inocentes. La de los Reyes Magos se fraguo con la representación de los actos sacramentales allá por la edad media. Esta noche y mañana por la mañana, los ojos de los niños, como membrillos, acribillan el mundo con destellos de luz, rayos de inocencia, montones de deseos indeseados, mundos de cristal y de colores, que suben hasta el cielo. Desde el cielo bajan los ángeles a recoger ideas de un mundo nuevo. Por momentos, el mundo es como nunca fue, pero tal vez como podría haber sido si los hombres no se avergonzaran de ser los niños que llevan dentro. Esta noche, Dios se da vacaciones porque la imaginación de los niños lo desbrida todo. Mañana es la fiesta de la Epifanía: la manifestación de Jesús al mundo entero.

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