Hablale al Padre

Querido Juan, fuiste el niño con quien más he discutido, fuiste el amigo con quien más he jugado. Te recuerdo siempre, pero eres la persona a quien más veces recuerdo cuando recuerdo mi infancia. Veníamos de jugar, subías las escaleras de tu casa y te quedabas en el corredor, yo subía las de la mía y salía al balcón para seguir charolando, discutiendo y, a veces, insultándonos sin que nadie nos oyera porque nuestros hermanos mayores nos hubieran reñido. Al día siguiente madrugaba, te iba a buscar y salíamos a buscar nidos, a jugar con la nieve. Me alegro de haber discutido contigo cuando éramos niños, de mayor hubiera sido imposible. Podías estar de acuerdo o en desacuerdo y lo decías con toda naturalidad, sin enfadarte, jamás te enfadabas. Seguiré acordándome de ti cuando salga al balcón, cuando pase por tu patio para llegar a mi casa y te diré: Juan, háblale al Padre de tus amigos que aún no hemos llegado al final del camino

Volver arriba