El jabalí es una ficción para todos aquellos que sólo han visto los jabalís que han invadido las ciudades durante la primera ola de la pandemia, pero el jabalí come las castañas, el maíz, tumba los centenares y los trigales y arranca las patatas. El lobo también es, como se dijo ayer, una ficción. Cuando el jabalí hace destrozos en las cosechas y el lobo hace verdaderas matanzas en los rebaños, ecologistas y legisladores se lamentan y hacen promesas pensando que solo ellos aman las fieras y los animales. “Para los campesinos, la naturaleza es una madre, fuente de su vida, pero es también un enemigo que hay que mantener a raya porque produce malas hierbas, ortigas y animales que destrozan nuestras cosechas y merman nuestros rebaños. Que todos esos que nunca han manchado las botas de mierda vengan a dar de comer a las fieras para nosotros disfrutar y admirar exclusivamente su belleza”, me dijeron.