Noche oscura

“Vivo mi sueño desde aquella cena en la casa de aquel amigo común. Yo me quedé en casa de nuestro amigo pero ella se fue y desde que la perdí en la oscuridad de la noche no ha vuelto nunca sin jamás haberse ido. En mi el sueño es como una vocería de ilusiones que no me dejan oír nada más. Mis ilusiones son una ventana sobre el mar que no es más que una fuga de sombras. Cualquier mensaje que recibo de ella  me hace vibrar como un remolino que el viento fragua en las altas cumbres inaccesibles. Tal vez me tiene escondido entre las cosas que duran en ella, tal vez florezca en ella como un río interior con afables incertezas o tal vez vaya acumulando silencios que no sé cómo interpretar. Confundo la posibilidad con la esperanza que solo se funda en la ilusión. El silencio es la única posibilidad para descifrar el enigma de la oscuridad”. Dio el último sorbo, bajó la vista y se fue sin decirme adiós. “Ten cuidado. Las heridas crecen si las riegas con alcohol”, le grité. Se vino al campo huyendo de la ciudad, pero ella vino con él

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